El iconoclasta Jairo del Agua
Estamos de acuerdo que es necesario purificar la piedad popular en torno a la veneración de los santos patrones de nuestros pueblos. Es necesario educar a los cristianos para que la religiosidad esté centrada en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que actúa por las criaturas: la Virgen Santísima y los santos canonizados por la Iglesia de manera oficial y pública.
Pero de esta urgencia pastoral, llegar a afirmar que en la Iglesia sobran todas las mediaciones de los santos antiguos o nuevos, viejos o actuales, va un trecho que lo recorre Jairo del Agua, el iconoclasta, el señor que no se da cuenta que está fuera de la Iglesia, o si se da cuenta, y lo hace adrede tiene doble pecado.
Su artículo con un título multicolor y casi herético: El baile de los paraguas - (O cómo usar sacacorchos para forzar al “dios botellón"), colgado en Religión Digital, dinamita por los aires la fe de la Iglesia Católica en el culto a los santos.
Comienza con un sueño muy entretenido, pero dirigido a fulminar la fe popular hacia el culto a los santos. Se le descubre el juego desde el inicio de su perorata, donde mezcla al sacerdote como si fuera un hechicero de una tribu. No se da cuenta o lo hace a caso hecho: ataca el culto a los santos y a la misma Virgen Santísima.
Lo dice así: “Una gran mayoría de católicos va a rezar con paraguas, con el paraguas del santo o virgen de su devoción.”
Abiertamente se declara enemigo de la oración de petición a los santos mediadores ante el Señor. Afirma que solamente se les debe imitar, pero nunca pedir. Lo afirma de la siguiente manera: “ ¡Los santos no pueden hacer nada por nosotros! Solo pueden mostrarnos su vida y el camino que siguieron.¡”
Semejante barbaridad choca de frente con la práctica de la Iglesia Católica que busca siempre uno o dos milagros, realizados por la mediación del candidato a ser elevado a los altares, antes de que oficialmente el Papa declare la heroicidad de las virtudes de la persona que vivió con gran ejemplaridad en su vida terrena cristiana.
El autor ya embalado afirma:
“El culto a los santos, tal como lo practicamos hoy, es una de las estafas que hacemos a la religión auténtica”.
Claramente, Jairo del Agua es un hereje de estos días, a quien es conveniente que le paren los pies cuanto antes, porque con un lenguaje semipoético mete unos bombazos a los lectores que los hace pedazos en su fe cristiana.
Para saber más hagan clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
13 comentarios
En cualquier caso, me uno a la petición de que alguien con autoridad deje en evidencia el carácter no católico de estas barbaridades.
PAX CHRISTI,
Creo que este señor se ha acercado más a la postura protestante que a la católica.
Caería bien que desde los púlpitos se predicara con más frecuencia sobre la Comunión de los Santos.
Mi única duda es si ejerce algún tipo de actividad eclesial. Es decir, lo verdaderamente grave es que fuera catequista o diera clases de preparación para el matrimonio en alguna parroquia de Madrid.
Alguien debería de investigar ese tema. En caso de que hiciera algo, habría que escribir ipso facto al cardenal Rouco para que ordenara su retirada de cualquiera de esas tareas. Yo me comprometo a hacerlo.
Por la "ilustración" religiosa y el elitismo puritano que parece seguir, este Jairo vende billetes para ir al cielo sin las mediaciones que la gente normal utilizamos, y que la Iglesia reconoce como válidas.
Las bienaventuranzas, la piedad, los dones del Espíritu Santo seguramente ya han caducado en sus esquemas "jairopáticos".
!Que pésimo guía para los creyentes católicos es este capullo!
Los enemigos de la Iglesia (y éste si no lo es, bien que lo parece) suelen atacar en nuestros flancos débiles. Porque ser malo no implica ser tonto. Entonces es acertada la petición de Sergi de que es necesaria más predicación sobre el tema.
Y si este personaje actúa desde una parroquia, lo cual dado el calamitoso estado de la Iglesia no sería de extrañar, pues a proceder a la saludable y necesaria limpieza.
Símbolo de los Apóstoles.
" Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna ".
Amén.
***
Está muy claro, que creemos en La Comunión de los santos. Mal que le pese a este necio.
Hacia allí conduce el liberalismo teológico progre. Y el portal que lo alberga.
Dios se apiade de todos.
Ayer, día 1 de Noviembre, leí un artículo del tal Jairo, en el cual decía que la eternidad del infierno es un cuento.
Me parece muy triste que porque él así lo piense, se crea en el derecho de hacer errar el camino a otros.
En mi caso, solo me ha servido para reavivar más mi fe en Dios y rezar por quienes, consciente o inconscientemente añaden, quitan o transforman el Evangelio a su gusto, para así hacerse una religión a la carta.
Padre, ¡ánimo!, no se canse nunca de guiarnos, pues unas ovejas a cargo de pastores dormidos, pueden ser atacadas por lobos.
Me alegro de que usted permanezca despierto.
Yo suelo pedir la intercesión de los santos, porque ellos están cerca de Dios.
Rezo a Dios para que sus sacerdotes no se cansen nunca de administrarnos los sacramentos.
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