La Cruz de la Semana Santa es Cristo, nunca T.Q.
En el Viernes Santo adoramos la Cruz, donde está clavada la salvación del mundo. En el Viernes Santo leemos la Pasión según San Juan. En el Viernes Santo conmemoramos la Muerte del Señor clavado en la Cruz y rodeado de dos ladrones.
Todo este dramático espectáculo es el final del proceso de la Pasión y llevar la Cruz, el mismo Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, quien estando ya para morir en la Cruz dejó a su Madre al amparo de San Juan Evangelista, presente en la escena del Calvario. En aquella entrega estamos todos los cristianos representados en el cuarto evangelista y así pasamos vivamente a ser hijos de la Santísima Virgen María.
En este Viernes Santo estamos asistiendo a una Vía Dolorosa por donde nos llevan una pandilla de soberbios y engreidos seguidores de un llamado pseudoteologo, que durante el Viernes de Dolores pasado entró a ser protagonista definitivo de una Nota, suscrita por el obispo de Almería, como responsable de la Comisión Episcopal de la Fe.
Los varios puntos de este escribiente gallego son heterodoxos a más no poder. Él ha sabido hacerse el mártir de una causa perdida, y el halago y la defensa a ultranza de militantes de izquierdas y de gente cultureta del tres al cuarto están dando una barrila que es impropia de quien lo han elevado a los altares civiles y laicistas por méritos propio.
Durante este Viernes Santo estoy rogando por todos los que orquestan, dirigen y tocan los pitos necesarios en una banda para ser oidos más allá de Roma, donde han tenido la osadía de colocar el chiflido más fuerte en defensa del escribiente gallego.
Este señor tiene toda la culpa de encontrarse en la picota. Hacer teología hoy, y siempre, es disponer una humildad suficiente para escribir sobre la ciencia de Dios, tratando de divulgar la cercanía del misterio divino a las personas de hoy. Nunca inventando una nueva religión con minúscula. Nunca considerando que el Magisterio de la Iglesia es un adorno decorativo en el escaparate eclesial. Nunca creyendose un dios en pequeño endiosado por una claque ideologizada que nunca es la traductora fiel del Credo de la Iglesia a los cristianos de hoy.
Cuando acabe el Viernes Santo seguiremos asistiendo a más adhesiones, y más panfletos en defensa de un caballero lejos, muy lejos del sentido de la adoración de la Cruz de un Cristo fracasado matado por sus propios enemigos.
En el fracaso aparente del clavado en la Cruz está la Luz y la Vida. Los signos litúrgicos que celebraremos mañana en la solemne Vigilia Pascual.
Tomás de la Torre Lendínez
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