La diferencia esencial entre el obispo Uriarte y el obispo Munilla
Tuve una catequista que siempre decía: “Quien hable como Jesús, usando sus palabras, ejemplos y milagros, hacedles caso siempre”. Conforme iba caminando por la vida me he encontrado a muchas personas buenas, quienes como el Señor, eran portadores de los valores de la Buena Noticia predicada por Él.
Ahora bien, me he topado con agentes de la doblez que, aunque hayan sido pastores de la Iglesia, antes y ahora en la jubilación, las ideas que salen de su boca son contrarias a la doctrina de Jesús de Nazaret.
Hoy traigo dos ejemplos en este sentido: el primero es el actual obispo de San Sebastián monseñor Munilla, de quien he escrito varias veces aquí. Es un señor que habla con palabras de Cristo y es un pastor preocupado por todo el rebaño que la Iglesia le ha asignado.
El otro es su antecesor en el cargo: monseñor Uriarte, quien ya jubilado oficia de agente del nacionalismo vasco más brutal: la única religión con minúscula que siempre ha defendido.
Anoche hablé con un cura de Vitoria, quien me contó el trasfondo de las declaraciones de monseñor Uriarte a la agencia Efe, donde sus amores están demostrados por el mundo negro del terrorismo etarra.
Según mi comunicante, la diferencia entre ambos obispos está en la espiritualidad que cada uno ha recibido, en la manera de vivirla y en la forma de transmitirla a los fieles.
Mientras, monseñor Munilla bebió de las fuentes espirituales del Seminario de Toledo, regido por el magnifico y excelente cardenal don Marcelo González, de donde han salido un montón de obispos repartidos por otras diócesis españolas.
El otro, monseñor Uriarte tiene una espiritualidad genérica, de barniz, de adaptación a las circunstancias cambiantes.
El cura vitoriano lleva razón. Basta con leer la homilía de Monseñor Munilla en la fiesta del patrón, 20 de enero, en San Sebastián, donde las víctimas del terrorismo etarra son el centro de su llamada a la paz y la reconciliación. Y, detrás, leer las declaraciones de monseñor Uriarte a la agencia de noticias que las difundió ayer por todos los medios de comunicación, donde su “adaptación a las circunstancias” le llevan a exhalar amores hacia los asesinos etarras, pretendiendo comparar víctimas y verdugos, que aún no se han disuelto como banda terrorista, ni han pedido perdón a nadie.
Como siempre, quien desee saber lo que dijo monseñor Uriarte haga clic aquí.
Parte de lo que predicó monseñor Munilla está haciendo clic aquí.
Los amigos lectores pueden escribir sus comentarios. Muchas gracias.
Tomás de la Torre Lendínez
23 comentarios
Uriarte estudió en las universidades de Comillas, donde obtuvo la licenciatura en Teología (1963), y Lovaina, por la cual se licenció en Psicología (1974). Fue ordenado sacerdote de la diócesis de Bilbao en 1957. Ha sido profesor de Psicología en las universidades católicas de Salamanca y de Deusto. En el seminario diocesano de Bilbao desempeñó los cargos de director espiritual y rector.
Otra cosa es su conversión al nacionalismo y su edad, los próximos serán 79, también su propensión mediática, pero sus fuentes fueron de primera, otra cosa es que se hace con lo recibido.
Señor Jesús, danos siempre pastores según Tu corazón.
Entre la catolicidad y universalidad verdaderas y el pacato aldeanismo nacionalista radical excluyente falso e infectado gravemente por la criminal herejía marxista.
Unas diferencias muy notables.
La del asesinado y el asesino.
La de la víctima y su verdugo.
La del lobo y la oveja.
En resumen:
La que existe entre el bien y el mal.
Todo está muy claro y no hay más que hablar.
Saludos y buen día del Señor.
Afortunadamente, Mons. Uriarte significa el pasado o el presente que está ya periclitando. Monseñor Munilla, en cambio, es el presente que construye y porta un espléndido futuro para aquellas entrañables tierras españolas.
Opino que es dar comida a quienes nuestra religión los tiene indiferentes.
Lamento no poder decir amén a lo leído.
Monseñor Uriarte: Haga una colecta para comprarse una rueda de molino, porque Dios es Justicia. Saldrá ganando, seguro
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