Los curas chantajeados
Este domingo las lecturas de la Palabra de Dios que se proclaman en la Eucaristía hablan de llamada. Del Señor a Samuel. Y de Jesús a los primeros discípulos. Los sacerdotes hemos sido llamados por Dios a entregar nuestras vidas por la evangelización de esta sociedad y por los valores del Reino de Dios hasta el último suspiro de nuestras vidas. Con nuestras luces y sombras los sacerdotes vivimos esta entrega.
Así lo han hecho tres sacerdotes hasta que se vieron metidos en un chantaje, de quienes no puedo, por expreso deseo de ellos, ni mostrar sus nombres, ni sus localidades diocesanas. Son tres correos electrónicos que han coincido en el espacio y en el tiempo sin pretenderlo ninguno de los tres.
Cada uno a su manera cuenta la misma situación: son curas que viven perseguidos por el chantaje monetario, psicológico, físico y hasta el de la propia vida.
En uno de los casos el dinero, que ha entregado a la familia que lo chantajea, lo ha sumido en el estado de una pobreza absoluta, teniendo que alimentarse en un comedor social. Su obispo conoce el problema. Lo ha cambiado a diversos cargos, pero la persecución continúa. Ahora todo está en manos de la policía.
El segundo compañero está preparando las maletas para largarse de España a tierras de misión. Su obispo lo apoya. Pero es una pena que un hombre que está enfermo siendo dependiente de la insulina diaria, salga al extranjero, además, con 74 años.
Para el tercero, el futuro tampoco es de alegría. El chantaje es tan sutil que posiblemente salte a la opinión pública más pronto que tarde. Ha estado ingresado en una casa de reposo mental durante largo tiempo. Ahora pretende comenzar en el nuevo cargo pastoral a donde ha llegado a primeros de diciembre.
Las tres situaciones tienen el mismo denominador común: el afán apostólico de solucionar casos de pobreza en familias que van pidiendo y pidiendo a una persona que no sabe decir un no rotundo en el momento oportuno caiga quien caiga.
Son hombres pusilánimes, buenas personas, faltos de carácter, que tienen el agua al cuello a pesar de querer, por el amor a los necesitados, imagen y semejanza de Dios, solventar, siguiendo un silencio poco resultante, situaciones de pobreza en gente hábil para el chantaje aprovechándose de la buena voluntad del donante.
Hoy, tras pedirles permiso, coloco sus situaciones en este post. Lo único que, me dice uno de ellos, ruega es que recemos por él para que la gangrena que sufre se le solucione pronto.
Ruego, a los amigos lectores, una oración por estos curas chantajeados. Estas situaciones deben servir al resto de pastores que estamos con las manos en el arado: huyamos de los chantajes como de la peste, de lo contrario moriremos víctimas de esa misma enfermedad contagiosa.
Tomás de la Torre Lendínez
16 comentarios
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Los tres casos están en manos de la policía.
Bloguer.
Y en el caso de que padezcan una debilidad muy grave de carácter, bueno, no se trataría propiamente de un chantaje sino de un atropello intimidatorio.
En cuyo caso me parecería que tales sacerdotes no darían el perfil para estar al frente de una parroquia.
Dios Padre Misericordioso, piedad para con ellos y todos los sacerdotes a quienes tanto debemos. Por la dolorosa Pasión de tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristio y en su Santísimo Nombre te rogamos Padre. Compasión. Amen
Para poderse producir un chantaje, es NECESARIO conocer algún dato altamente COMPROMETEDOR o acusador de una persona; y que esta NO DESEE SEA CONOCIDO de nadie, por poderla notablemente perjudicar en su dignidad, en sus afectos o en su honor.
Sin datos COMPROMETEDORES o acusadores no hay ni existe posible chantaje alguno.
El chantaje o extorsión es un claro delito en el ordenamiento jurídico español:
" Código Penal. CAPÍTULO III. DE LA EXTORSIÓN. Artículo 243.
El que, con ánimo de lucro, obligare a otro, con violencia o intimidación, a realizar u omitir un acto o negocio jurídico en perjuicio de su patrimonio o del de un tercero, será castigado con la pena de prisión de uno a cinco años, sin perjuicio de las que pudieran imponerse por los actos de violencia física realizados ".
Estos sacerdotes deben acudir inmediatamente a su superior y poner la pretendida o conseguida extorsión en conocimiento de la autoridad policial correspondiente.
Como muy bien indica el Blogeer, en estos casos no debe existir ninguna buena voluntad posible y se debe actuar con la máxima energía, y decir un NO ROTUNDO y determinante en el momento oportuno, y caiga quien caiga.
Rezamos por estos sacerdotes, para que recuperen su acaso disminuida integridad moral, su fortaleza y su entereza varonil de hombres de Dios; y no sean NUNCA blandos ni pusilánimes.
Saludos y buen Domingo del señor.
Padre Tomás, creo que todos sus lectores le agradeceríamos una explicaicón más detallada de las conductas que han conducido a los chantajes, más que nada para que nadie más caiga en esa situación.
Tal vez en un país un poco civilizado eso sea cierto, pero me temo que en España hay demasiada gente dispuesta a tragarse cualquier tontería que venga medianamente bien presentada. Y si encima se trata de meterse con un cura, hay gente dispuesta a creerse absolutamente cualquier cosa, bien presentada o no.
Tal y como están algunos temas actualmente, en que se hace más caso a los malos que a los buenos, se puede entender la postura de desaliento de esos pobres curas.
Que la Virgen los ayude.
Don Tomás, no puede según su conciencia y honor dar ningún dato de nada ni de nadie, salvo que existan flagrantes delitos criminales de por medio.
Y naturalmente no sea además, un SECRETO del santo y sagrado Sacramento de la Confesión.
Nos pasa como a los Médicos que nos obliga siempre el secreto profesional de nuestro juramento hipocrático, mientras ajercemos nuestro arte.
A lo peor, ( como indica muy acertadamente el comentarista " yomismo " ) es que a estos sacerdotes les han amenazado con revelar una falsa y mentirosa pederastia o algo degradante parecido; y andan asustados, temerosos y confundidos, pues son personas púsilanimes, de mucha bondad y de escaso carácter.
Hay mucho canalla suelto.
Como indica Don Tomás, lo mejor es decir No sin contemplaciones, y acudir inmediatamente a denunciarlo al Sr. Juez de Guardia.
El chantaje o extorsión es un claro delito penal castigado por las leyes.
Recemos por ellos como dice el Blogeer. La oración hace milagros.
Que Dios y su Santa Madre, les ayuden siempre y puedan además elegir el mejor camino y la adecuada y correcta solución.
La verdad siempre vence. Una conciencia tranquila no debe temer a NADIE.
" La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio ".
Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
No sabemos de qué modo han sido chantajeados esos pobres sacerdotes, pero no hay por qué suponer que ha sido bajo la amenaza de revelar algo malo que hayan podido hacer. Seguramente, no han hecho nada malo. El padre Tomás, de hecho, ha señalado que pretendían ayudar a gente necesitada. En fin, tremendo. Dios guarde a esos curas.
Un inocente sufre,un culpable le importa un pito.Pido por ellos,porque reciban la fuerza del Señor y que Dios confunda a sus detractores.
Es bíblico saber decidir cuándo debemos de elegir el dar prioridad a nuestro interés antes que continuar con la ayuda que prestábamos. Si intentar ayudar se convierte en un algo negativo para quienes ayudan es legítimo abandonar la acción emprendida.
Hace unos años, un sacerdote optó por reconducir su conducta. Otra persona no lo aceptó y lo amenazó con chantaje, él no se plegó y continuó con su decisión. Un día le dieron a la feligresía, en la puerta de la iglesia, un vídeo.
Este párroco llevaba poco tiempo en la parroquia y había movilizado mucho movimiento en su corto tiempo al frente de ella. Le arruinaron su vida.
Se marchó a las misiones, adquirió una enfermedad y falleció. Era muy joven.
Estos hechos lamentables demuestran la intransigencia de la sociedad con las decisiones de los demás. Reclamamos comprensión y derechos para nosotros, luego pisoteamos los de los demás.
Cometer un error no es grave, sí lo es no rectificar. Lo mejor es denunciar los hechos y que la justicia proceda con quienes les complican la vida.
Ahora bien, si el problema es una fe vacilante, pues a lo dicho : mejor dejar el cargo a otro más pertrechado.
Si la mejor defensa es el ataque, la mejor defensa de nuestros sacerdotes es un pueblo que les respalda ante cualquier circunstancia.
Y luego de eso, perdonar. Todo hombre tiene defectos y los sacerdotes no tienen por qué ser la excepción. Si en algo nos fallan, perdonarlos setenta veces siete. Sólo así estas extorsiones dejarán de ser un negocio.
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