¿Carlos Herrera en Cope?
La encuesta que presentaba el diario El Mundo, en su edición del domingo, sobre quienes son las personas más influyentes, solamente cien, ahora mismo en España, aparece un periodista llamado Carlos Herrera, que en Onda Cero está a diario manteniendo una audiencia que sube como la espuma.
Es el segundo comunicador, en el campo de la radio, más influyente de toda España. Es una persona deseada ser contratada por las grandes empresas de la radio en España. Carlos Herrera hace muy bien de mantenerse donde está, porque está a gusto, y tiene una margen de libertad personal y profesional, que ya quisieran otros colegas del mismo palo de la radiofonía bien hecha para las mañanas españolas.
Herrera es un tipo honesto, divertido, rifado por madres y suegras, un comunicador como la copa de un pino, y un cachondo lo mires por donde lo mires. Pero los Fósforos del Herrera son un incendio a la hora de colocar al líder donde se merece.
Cuando dieron el premio Bravo a la comunicación en la radio, hace unos años, un obispo amigo le comentó a un periodista presente: ¡Cuánto nos gustaría poder fichar a Carlos Herrera para la Cope¡. El otro contestó que no podrán hacerlo, salvo que le dejaran ser él mismo.
Aquí está el secreto de la profesionalidad radiofónica de Carlos Herrera con su empresa actual Onda Cero: lo dejan ser él mismo. Es un profesional feliz de su trabajo y con el equipo que le rodea. Nunca admite que nadie le marque el campo.
Esa libertad profesional la dosifica Carlos Herrera muy bien con ese humor natural, sin estridencias, sin fobias martilleantes, y sin cortapisas en sus opiniones que él dosifica con cuentagotas.
El secreto de sus tertulias mañaneras es que deja hablar a todos, sin monopolizar el micro, sin exclusivismos de monólogo sermonero. Sus compañeros conocen bien sus papeles y saben que sus opiniones nunca serán rebatidas por el conductor del programa, salvo que salten las más elementales normas de cortesía y respeto.
La libertad profesional de Herrera está en que es difícil clasificarle ideológicamente: No defiende el ideario de la Ser; tampoco se encastilla en las manías persecutorias de equis personajes; huye de aparecer como un oficialista de un régimen de un color u otro políticamente hablando.
Tras su paso por la Cope en los años noventa, Carlos conoce muy bien aquella casa de Alfonso XI. Entonces hacía el programa que seguía al de Antonio Herrero, quien nunca terminaba puntual, a las 10 de la mañana. Y Carlos, con humor, comenzaba sus dos horas afirmando: ¡Buenos, días, amigos, aquí los relojes están de adorno¡. Y seguía su guión tal como lo había preparado con su amigo Anacleto Rodríguez Moyano.
Todos los milagros son posibles. En la radio también. ¿Podría entrar algún día no lejano en la Cope?. Es posible. Mi opinión es que no ocurrirá tal cambio de ubicación. Carlos Herrera, parece haber comentado a sus íntimos, el deseo de retirarse a tiempo, antes que el tiempo lo retire a él.
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Tomás de la Torre Lendínez
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