Tras la JMJ, ¿contra quien irán los de siempre?
Tengo muchas ganas de participar en los actos de la JMJ. Yo estaré, Dios mediante, en el I Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa, a celebrar en Madrid, tal como ya informé en este Blog. Deseo que toda la programación de la JMJ salga tal como lo ha previsto la organización. La ocasión es única y el Papa Benedicto XVI tiene un enorme interés de venir a España y juntarse con los jóvenes del mundo.
Estoy harto de las monsergas de los enemigos de la JMJ, tanto de las que son nacidas en el lado ultra derecho, como en el extremo ultra izquierdo, de la comunidad cristiana. Los primeros están montados sobre una misma equivoca afirmación: la emotividad de las grandes concentraciones de masas juveniles solamente dura lo que una flor a la orilla del camino, cuando sale el sol se agosta y muere. Los segundos atacan por el dinero que cuesta todo el programa de actos de la JMJ. Ahora salen, por peteneras, sugiriendo que el dinero a gastar se debe enviar a Somalia, donde reina la barbarie musulmana y el hambre está en la población.
Ni que el vicesecretario de asuntos económicos de la Conferencia Episcopal salga afirmando que el dinero de la JMJ está amortizado y, además, generará dinero liquido a la sociedad española; ni que el cardenal Rouco hable del valor evangelizador juvenil que supone todo el programa de la JMJ, y él habla de la doble experiencia de haber organizados dos jornadas mundiales con el Beato Juan Pablo II y ahora con Benedicto XVI. No sirve para que reflexionen ambos extremos eclesiales y apoyen un acontecimiento tan singular e irrepetible.
Por esto yo me pregunto hoy: ¿Cuándo acabe la JMJ con que se meterán estas facciones que más parecen estar extramuros de la Iglesia?. ¿Seguirán dando la vara contra la emotividad de las masas juveniles, y anhelarán los tiempos idos de los templos muy latinizados?. ¿Continuarán con la cacería de monseñor Rouco y el obispo Martínez Camino?. ¿Mantendrán la táctica de dividir para vencer: alabando al cardenal de Barcelona, o al cardenal Cañizares, y escupiendo contra la cara del presidente actual de la Conferencia Episcopal?.
Los caminos futuros solamente los conoce el Señor. Pero, sinceramente, ya está bien de tirar en las mismas dianas. A la gente cristiana no se les engaña desde los portales y firmas que todos conocemos. En la red de Internet van quedando muy pocos en los dos extremos eclesiales. Cada vez tienen menos lectores, aunque presuman de los primeros puestos como los fariseos en los banquetes y comilonas que Cristo señalaba como hipocresía pura y dura.
Concluyo: Que llegue pronto la JMJ, deseo que todo salga bien. Y espero a estos profetas de calamidades a que me enseñen sus nuevas dianas donde disparar. Si Dios quiere, aquí estaré para denunciar sus desmanes y desvaríos. Y el daño que esto supone para la única Iglesia de Cristo.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, si les apetece:
Pedir sin insultar: Relígión Digital
Blog del padre Tomás
http://tomas-de.blogspot.com/2011/07/pedir-sin-insultar-religion-digital.html
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7 comentarios
Dios quiera que la JMJ dé mucho fruto, en bien de la juventud y de la Iglesia. Animo a todos a asistir, es un evento único, merece mucho la pena. En las JMJ se palpa la universalidad de la Iglesia como nunca, es una maravilla.
De modo que el "quid de la cuestión o nudo gordiano" está en averiguar, dilucindar o aprehender de todas las maneras posibles, si ese modelo de Iglesia con el que los católicos de base o progresistas sueñan, es posible desde la Tradición y el Magisterio.
A mi juicio de simple aficionado,que no de experto, escudriñando los Evangelios si es posible vertebrar ese modelo de Iglesia comunitario, horizontalista, fraterno,igualitario, en el que el obispo de Roma no ejerza a la vez un poder temporal, ni los cardenales sean "principescos"sino pastores cercanos, sencillos, fraternos, proféticos.
Pero la Tradición de la Iglesia se ha ido, me parece, "contaminando" en esceso con concesiones a usos que no parecen los propios del Evangelio y sí los propios de conveniencias mundanas.
De ahí que el "mosqueo" entre esas comunidades cristianas esté servido.
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