Visión personal sobre la Guerra Civil
Cuando se cumplieron 25 años de paz, 1964, siendo estudiante, en un concurso literario convocado por el Diario Ideal, de Granada, periódico donde aún escribo semanalmente, obtuve un premio y la publicación de un artículo sobre aquella efeméride. Al cumplirse los cincuenta años de la terminación de la Guerra Civil, dejé una huella importante en las páginas del Boletín Oficial del Obispado de Jaén, que entonces dirigía.
Ahora se han cumplido 75 años del inicio de la Guerra Civil. He deseado dejar esta entrada en el Blog, una vez que ayer tarde me empapé el programa de Lágrimas en la lluvia, en Intereconomía TV, dirigido por el maestro Juan Manuel de Prada, quien lo dedicó a la ley de memoria histórica. Una de las ideas fuertes del debate fue: el odio a la fe católica, que ha vuelto a levantar, toda la ingeniería social orquestada desde el gobierno socialista, con semejante engendro legal e histórico.
Desde siempre he interpretado la Guerra Civil como una cascada de causas que confluyeron en una II República Española, revolucionaria y bolchevique desde la raíz y hasta sus frutos.
No había pasado un mes de la implantación republicana y las iglesias y conventos de Madrid y otros sitios de España ardieron por los cuatro costados. La constitución y la legislación republicana eran anticatólicas desde la fecha a la firma. La lista de mártires de la fe comienza muy pronto y llega hasta la terminación de la contienda.
La Iglesia Católica, llegada la paz, envió a todos los obispados a recolectar datos, personas y nombres de los muertos vilmente por defender la fe en Cristo y ser miembros de la comunidad cristiana. Los primeros datos son publicados durante la primavera de 1940 en los diversos Boletines Oficiales diocesanos.
Sobre esos datos y su propia exploración de campo, el actual arzobispo emérito de Mérida.Badajoz, don Antonio Montero, hizo su tesis doctoral y publicó en la BAC su conocida Historia de la persecución religiosa en España, 1936-39. Esta obra es un raro de biblioteca, y una fuente inapreciable para los estudios posteriores que han visto la luz, de manera singular los referentes a diócesis concretas o a congregaciones religiosas determinadas, en cuyo seno tuvieron mártires numerosos.
La Iglesia, desde el Beato Juan Pablo II y Benedicto XVI, ha elevado a los altares a centenares de testigos fuertes que dieron su vida por defender la fe en el escenario de la barbarie que inundó España en la década de los años treinta. Aún existen en la cola muchos mártires esperando que los estudios y los procesos lentos en estos casos concedan el gran premio de ser elevados a los altares.
Cuando salió la ley de memoria histórica y fui comprobando sus fines concretos, muchos de los cuales están escritos en este Blog, sentí cómo se volvía a suscitar odios cainitas entre los españoles, y cómo un iluminado ilustre iba desenterrando tumbas buscando fantasmas familiares imposibles de encontrar. El odio a la fe volvía al escenario de la convivencia de los pueblos y las tierras españolas.
Comparto con el maestro Prada que, cuando se produzca un cambio de gobierno en España, toda la locura legislativa sobre la memoria histórica no será abolida, con lo que el futuro es negro, aunque espero que nunca nos lleve de nuevo a la mantaza fratricida que tuvo lugar hace ahora 75 años. Dios lo quiera.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, si les apetece:
Ruego al apóstol Santiago que aparezca el Códice
Blog del padre Tomás
http://tomas-de.blogspot.com/2011/07/ruego-al-apostol-santiago-que-aparezca.html
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7 comentarios
Tomemos ejemplo.
Saludos y Bendiciones.
Se lo tendremos que pedir al Apóstol Santiago, "astro brillante de España".
Padre Tomás, en realidad hay muchas locuras legislativas que no serán abolidas si hay cambio hacia un Gobierno pepero. La de la "memoria histórica" no es la única, me temo.
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