Los copistas de la esquina de la calle
Cuando Avellaneda sacó su falsa segunda parte del Quijote, don Miguel de Cervantes dijo una sentencia que se ha cumplido siempre: “ Segundas partes, nunca fueron buenas.” En la vida de la Iglesia cuando alguien “copia” descaradamente el asunto pastoral que sea, el fracaso del plagio está asegurado.
Si, además, se pretende ridiculizar al primer autor de la obra equis, entonces se está cayendo en una falta de caridad, y con el código jurídico en la mano se puede acudir al juzgado de guardia más cercano para interponer la correspondiente denuncia contra el ofensor y copista.
En Internet, realmente, la jurisprudencia es poca, los plagios son moneda de curso casi legal, y disponer de pruebas veraces capaces de condenar a alguien es harto difícil.
La libertad de expresión es un inmenso cajón donde caben muchas opciones. Apoyados en la libertad expresiva los tribunales absuelven a gente que hace duplicados con una mala intención provocando la inestabilidad en las personas dueñas de la obra equis.
La mejor postura es no dar importancia a los duplicados, que nunca son buenos en las palabras cervantinas, y caminar hacia adelante marcando un rumbo fijo sin mirar para atrás, ni a ningún lado, con ira.
Los duplicadores copistas se crecen y alzan la voz y el tono, conformando una hilera de seguidores que producen una sonora algarabía en las calles digitales, algo impropio de gente metida dentro de las filas eclesiales.
Sensatez a dosis industriales es lo que necesitan los señores plagiados. Equilibrio a punta de pala es lo que deben mantener los señores copiados. Paz exterior e interior es lo que han de mostrar los dueños del original. Todos estos no deben dar más madera a los duplicadores, a quienes ignorarlos es la mejor de las soluciones posibles.
Con el paso del tiempo, los copistas sentirán el olor de que su producto puede ser denunciado en cualquier momento ante un juzgado porque están pisando muchas rayas de las leyes. A lo mejor cierran la oficina de duplicación, o se quedan sin clientes que les compre el producto plagiado.
Mientras llega ese momento, yo llevo rezando por la solución pacífica de esta situación duplicada durante bastante tiempo. No puedo hacer otra cosa. Espero que el Señor escuche mi voz, y la de otros amigos, para que esta superposición duplicadora abandone su falsaria conducta y podamos vivir en paz en esta tierra cibernética.
Tomás de la Torre Lendínez
————————————————–
Lean, por favor:
El Papa orará por la paz en Asís en octubre
Blog del padre Tomás
http://hal2.blogcindario.com/2011/04/00057-el-papa-orara-por-la-paz-en-asis.html
—————————————————
5 comentarios
No son criticables (ni censurables) los plagios (o las repeticiones) cuando estos son adecuados
(convenientes, oportunos y útiles) y no reportan rentabilidad ni beneficio alguno para quien los utiliza o reproduce.
(el aprendizaje de un tema o una lección constituye el interés máximo de cualquier niño...)
: )
De un instituto secular se sabe que ha copiado muchos aspectos de otra institución laical. Pero la institución plagiada no se ha quejado formalmente y en público; sólo en privado. En la actualidad, el instituto secular atraviesa serios problemas. Ya te imaginarás a qué caso aludo.
También se sabe que una congregación religiosa del siglo XX copió no pocos elementos de la ínclita Compañía de Jesús...
Saludos.
Lo que no puedo dejar pasar es lo de Cervantes. Muchas de las frases e ideas que consideramos antiquísimas son, nada más, del siglo XIX, el siglo en que la Humanidad se reeducó a sí misma a lo grande. Esta frase:
“Segundas partes, nunca fueron buenas.”
yo la conocía como:
“Nunca segundas partes fueron buenas.”
En ambos casos los elementos de la frase tienen un orden raro y es posible que esa disposición indique que es una frase de otra época, del tiempo de Cervantes y del propio Cervantes. Yo no sabía que fuese una frase cervantina. El caso es que, si lo es, hay una contradicción porque Cervantes escribió una segunda parte del Quijote y fue muy buena. Eso contradice su frase, si lo es. En esa segunda parte del Quijote mete la falsa segunda parte de Avellaneda y hace que El Quijote la lea y decida, oh fatalidad, viajar a Cataluña donde se vuelve cuerdo mientras el pueblo de Cataluña sigue requiriendo el Quijote de la Primera Parte, el loco literario de atar, el Quijote convertido en el espectáculo de sí mismo. Cervantes tenía mucha mano para mezclar lo literario con lo literario y hacerlo pasar como cosa vivida y la falsa segunda parte no le hizo echarse atrás. Es una habilidad cervantina extraordinaria para los que se dedican a lo literario. O sea que Cervantes no se paraba en frases y sentencias tópicas, leamos el prólogo del Quijote para entenderlo, sino que hacía cosas con las frases y les daba giros muy curiosos. Es una habilidad que no tiene mucha gente.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.