El corazón valiente y humilde de Benedicto XVI
Siempre he admirado a quienes tienen un camino claro en la Iglesia del Señor y lo siguen sin mirar atrás y sin cobardías nacidas de dentro o desde fuera de uno mismo. Estos casos ya se dan pocos. Ahora está de moda la cobardía que acorrala desde fuera y, desde dentro, se justifica con una pausa por prudencia mal entendida y expresada.
Lo mismo. Siempre he admirado a quien en la Iglesia tiene su propio pensamiento y no está como lobo esperando una presa para atacarla y robarla y engullirla entre las fauces.
Un ejemplo de valentía demostrada y de tener su propio pensamiento, aunque, cuando llega la Cuaresma, y un director de Ejercicios Espirituales le imparte esas jornadas espirituales, sabe reconocer el bien recibido para su alma, es el Papa Benedicto XVI, quien ha escrito una carta al padre carmelita, que hasta el sábado dirigió la tanda de Ejercicios al Santo Padre y a la Curia Romana, llena de bondad, agradecimiento, valentia y humildad.
Aquí está el texto completo:
“Reverendo Padre
François Marie Lethel O.C.D.
Prelado Secretario de la Academia Pontificia de Teología
De corazón quiero expresarle mi más profunda gratitud por el precioso servicio que usted nos ha ofrecido, a mí y a mis colaboradores de la Curia Romana, predicando, en estos días pasados, los Ejercicios Espirituales. También gracias al esfuerzo por usted realizado en esta circunstancia, hemos podido entrar en el Tiempo Cuaresmal, como la Madre Iglesia, siguiendo la divina Palabra, nos pide: estando más atentos a la voz del Señor.
Motivo de especial reconocimiento es el itinerario que usted, Reverendo Padre, nos ha hecho recorrer a través de las meditaciones: un camino espiritual inspirado en el testimonio de mi Venerable predecesor Juan Pablo II, cuya próxima beatificación sugirió el tema de la santidad, para profundizar mediante el encuentro con las figuras vivas de algunos Santos y Santas, como estrellas luminosas que giran alrededor del Sol que es Cristo, Luz del mundo.
Con este planteamiento, usted se ha ajustado muy bien al programa de catequesis desarrollado por mí estos años durante las Audiencias Generales, con el propósito de conocer mejor y amar a la Iglesia, así como esta se muestra en la vida, en las obras y en las enseñanzas de los Santos: a partir de los Apóstoles y a través del gran grupo formado por los Padres y por los otros escritores antiguos, por los teólogos y por los místicos de la edad medieval, especialmente el nutrido grupo de mujeres, hasta llegar a la serie de Doctores de la Iglesia, que estoy a punto de terminar.
Esta línea de reflexión y de contemplación sobre el misterio de Cristo reflejado, por decir de alguna manera, en la existencia de sus más fieles imitadores, constituye un elemento fundamental que heredé del Papa Juan Pablo II y que he continuado con plena convicción y con gran alegría.
Sé bien, querido hermano, que mi agradecimiento usted lo entiende como dirigido también a la Orden Carmelitana de la que forma parte. Aprecio y comparto este sentimiento y lo extiendo a la más amplia dimensión eclesial, ya que este curso de Ejercicios nos ha hecho sentir más que nunca a la Iglesia como comunión de los santos.
A la Iglesia, inspirada por la acción del Espíritu Santo, y a su madre, la Beata Virgen María, vaya nuestro agradecimiento. Nuestra Señora y San José, Esposo y Patrón de la Iglesia universal, que hoy celebramos y al cual usted ha dedicado la meditación de esta mañana, le den la abundancia de los dones celestiales, en prenda de los cuales le imparto la Bendición Apostólica, que voluntariamente extiendo a sus seres queridos.
Desde el Vaticano, 19 marzo 2011
BENEDICTUS PP XVI”
Ahora justifico más mi postura. La valentía la da sentirnos templos del Espiritu Santo. La cobardía la alimenta el miedo y las intenciones torcidas. El latrocinio intelectual lo alimenta la pobreza mental y la inseguridad e inmadurez personal.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, por favor: Ciclo de conferencias dedicado al autor de “El Señor de los Anillos”, en Granada
Blog del padre Tomás
1 comentario
Gracias padre,
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