¿Firmé un papel parecido al del Papa?
Aquellos años locos como el febrerillo que vamos a comenzar nos traían papeles de todo tipo. En la Granada de mis estudios universitarios llegaban panfletos que firmábamos sin darle más importancia. Seguramente yo firmé el mismo documento que Benedicto XVI, siendo un estudiante de Teología en la Facultad de Cartuja.
La noticia se puede leer pulsando aquí mismo.
He estado recordando en mis archivos de la memoria personal, y es muy probable que yo fuera uno de los firmantes. ¿Pasa algo con esto?. Absolutamente nada. Es la prueba de que aquellos años eclesiales eran volcánicos. Muchos se quemaron en ellos y otros estamos aquí. Benedicto XVI está donde Dios le ha colocado.
Pero rasgarse las vestiduras por esto, sospechando que el Papa es un enemigo del celibato sacerdotal es ser unos ingenuos y no conocer a la persona de Benedicto XVI. Y tomar esta noticia como prueba de la necesidad de abolir el celibato de los sacerdotes dentro de la Santa Iglesia Católica Romana es desear justificar conductas personales de unos con un papelucho, aunque estuviera firmado por quienes dicen que está firmado.
Yo propongo al dueño de ese papelucho, del que hacíamos copia en una multicopista manual de carne de membrillo, que lo entregue a un gabinete científico para que lo analicen con las técnicas propias de hoy para demostrar su autenticidad histórica, la veracidad de las firmas, la composición química de la tinta, el granulado del papel, y todo lo que sea posible. Seguramente el chasco resultante sería clamoroso.
Mientras, al paso de los años, yo le doy a ese papelucho el mismo valor que las firmas que te ponen, en las mesas situadas al efecto en plena calle, pidiendo que te adhieras a tal campaña contra la caza de ballenas, focas o asuntos similares.
Por lo tanto, concluyo, el efecto que algunos portales desean darle a esta noticia es de ilusos. La Iglesia no se tambalea con noticias como la ese papelucho, eso es lo que desearían los de siempre, que viven presos de sus propios fantasmas personales.
Tomás de la Torre Lendínez
13 comentarios
Si todo el mundo reconoce que el celibato no es un tema doctrinal, ¿qué malo hay que alguien cambie de opinión sobre el tema?
Según leo en prensa el documento fue firmado por Karl Rhaner, y Walter Kasper entre otros (casi ná) y enviado a la Conferencia Episcopal Alemana de la época, que por lo que sea no lo hizo público.
Ahora el documento ha visto la luz publicado por el diario "Süddeutsche zeitung" supuestamente gracias a un sacerdote antiguo colaborador de Rhaner.
http://www.firmaporlamisa.22web.net/
Saludos.
Porque el hecho de no ser prohibicion dada por Cristo, no quiere decir que, por necesidad deba ser cambiado. Pero es lo que tienen los que no comulgan con Cristo ni la Iglesia, que o es como ellos dicen, o se llevan el scatergories.
Portar un crucifijo podría ser motivo de despido laboral a partir de la nueva Ley de Libertad Religiosa
Para que triunfe el mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada. Eso debió pensar el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al diseñar toda una batería de propuestas tendentes a demoler el andamiaje sobre el que se edificó la cultura y la moral españolas durante siglos. Ajeno ya a cualquier propósito de mejora de la crisis, el ejecutivo central sólo obedece al firme propósito de destruir la fe católica para el establecimiento de un humanismo laico que corrompa el alma humana y convierta a las personas en objetos susceptibles de ser manipulados en nombre del Estado.
La última de las aportaciones de la logia gubernativa contra la influencia católica en España ha sido la Ley de Libertad Religiosa, cuya aprobación está prevista para antes del verano. Con esta ley, a cuyo borrador ha tenido acceso AD, el Gobierno prentende herir de muerte a la institución católica en España, en beneficio de otras creencias ajenas a nuestro acervo histórico y a nuestro universo afectivo.
Se pretende de entrada regular la presencia de simbología católica en los espacios públicos. Así, cualquier español podrá ser detenido si exhibe un crucifijo en una institución dependiente del Estado. Asimismo, será motivo de despido laboral la tenencia de objetos católicos, tales como medallas, postales, rosarios… De la Ley de libertad religiosa no se librará ni el propio Rey, quien no podrá dar su tradicional discurso navideño junto a ningún símbolo que se identifique con la festividad.
El disparate es aún mayor al definirse con la nueva ley los derechos de musulmanes y judíos, quienes podrán tomarse libres las jornadas de viernes y sábado. El empresario que se oponga a ello por motivos estrictamente económicos podría ser severamente sancionado.
El Gobierno pretende también definir la naturaleza de las festividades religiosas. A este respecto, fuentes de la Conferencia Episcopal creen que la ley será el primer paso para terminar prohibiendo el carácter público de los edificios religiosos y de la propia religión católica. En este sentido y de acuerdo con la nueva norma, la festividad de la Inmaculada (8 de diciembre) desaparecería de nuestro calendario festivo.
La Ley de Libertad Religiosa pretende también el reforzamiento del papel de los líderes de las distintas confesiones “en la promoción de la cultura de la paz y la cohesión social” (SIC).
Pero el punto más polémico y delirante de la nueva ley será el poder que se arroga el Estado para supervisar hasta los sermones pronunciados en los oficios católicos. Es decir, si se considera que las prédicas de un sacerdote no concuerdan con el ideal laico del gobierno, se abre la posibilidad de entablar acciones legales contra el sacerdote ‘díscolo’. Ni Stalin se atrevió a tanto.
Incluso algunos altos cargos del gobierno defienden la imposición a los curas de un manual de principios doctrinarios que deberán ser defendidos en los pulpitos, tales como la ideología de género, la democracia, la libertad (según la entiende el Gobierno), el pacifismo e incluso algunos supuestos abortivos y eugenésicos.
Por último la Ley de libertad religiosa pondrá fin a los funerales católicos de Estado y revisará el concordato español con la Santa Sede.
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