Benedicto XVI: “Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie"
El Papa está sirviendo de ejemplo valiente a todos los ciudadanos. A los cristianos convencidos les confirma en sus raíces de fe. A los tibios les enseña con sus palabras que dejen la vida de una religión a la carta acomodada a sus caprichos.
Al resto les pone las cartas encima de la mesa:
El Papa expresó su preocupación por la “creciente marginación” de la religión, especialmente la cristiana, en algunas partes del mundo, incluso, dijo, en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia.
Llegando a afirmar textualmente:
“Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie, o al menos que se relegue a la esfera meramente privada. Hay quienes esgrimen que la celebración pública de fiestas como la Navidad deberían suprimirse según la discutible convicción de que ésta ofende a los miembros de otras religiones o de ninguna".
¡Que buena descripción de la sociedad española de hoy¡.
El laicismo imperante en España hoy está aquí expresado. Ese laicismo que decreta que el Estado es el dueño de las conciencias de los niños y jóvenes. Ese laicismo que no para de prohibir y prohibir, anulando las libertades humanas desde las más íntimas hasta las públicas, notorias y sociales. Ese laicismo del que presumen los medios de comunicación social que lo venden a espuertas y gratis.
Estas palabras las ha dicho el Papa ante los políticos ingleses y en un marco histórico singular. Algunos estaban mirando el reloj deseando que acabara aquella cascada de verdades como puños. Muchos de ellos pensaban que esas son las ideas que defienden en las logias masónicas desde el siglo XVIII, y desde entonces no han conseguido vencer a la Religión Católica.
Con la sencillez, pero profundidad, y tono suave al hablar, Benedicto XVI ha sembrado en el parlamento inglés unas inquietudes pastorales que no pasarán desapercibidas para quien tiene un criterio recto.
Es un regalo de Dios que la Iglesia esté regida por este sucesor de Pedro: el Papa teólogo, a quien desean matar a disgustos con el monocorde sonsonete de la pederastia, o con esos presuntos terroristas que han sido detenidos por la policía británica.
Ni unos ni otros acabarán con este Papa ni con la Iglesia. Está guiada por el Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad.
Tomás de la Torre Lendínez
Los comentarios están cerrados para esta publicación.