Cajasur y sus mareas

He esperado unos días. He leído lo publicado. He oído lo dicho. No me ha extrañado nada. Lo esperaba, incluso del gobierno andaluz, quien, se tira a la piscina, afirmando que el Cabildo cordobés es el único culpable de la intervención del Banco de España sobre Cajasur.

Un barón rampante de hambre y de ignorancia afirma hasta la multa que les caerá a los canónigos cordobeses por su desobediencia al régimen socialista andaluz. Este mismo escribiente no afirma que a los que metieron el cisco y la mano y lo que fuera en la Caja de Castilla y La Mancha, pasado más de un año de su intervención por el Banco de España, están sin multa y caminando en el atardecer primaveral por las llanas tierras manchegas.

También, he hablado con los trabajadores de Cajasur, con bastantes depositantes, y con economistas. Todos están de acuerdo: se ha hecho lo mejor que se podía hacer: salvar los puestos de trabajo y que lleguen otros y apechuguen con lo que existe.

La Iglesia ha ganado más amigos con su decisión. Como los amigos son un tesoro, la Iglesia cordobesa y andaluza ahora es más rica que antes. Claro en amigos.

Los que están que trinan son los ejecutivos de Unicaja, sus palmeros, y sobre todo, la directiva del partido socialista andaluz, porque desean, después de más de treinta años de querer conquistar la caja cordobesa usando todos los medios posibles, aparecer como los inocentes del drama. Y esto no se lo traga nadie. Y menos los que hemos vivido esa historia de acoso y derribo en primera persona.

El socialismo andaluz es clientelar, es un sistema dictatorial, que ha hecho mangas y capirotes en esta tierra y en sus gentes. Este régimen no admitía que hubiera una caja que se les escapaba de las manos. Y no ha admitido ni admitirá nunca que el paso dado por el patronato de Cajasur haya roto su ilusión de una caja única en Andalucía, exceptuando a la Caja de Granada, a quien se le ha concedido hacer una fusión fría con Caja Murcia y otros más. Es conveniente aclarar que la Caja de Granada está dirigida por un socialista de pro. La de Córdoba era de la Iglesia y a ésta se le ató corto para que no se fusionara con gentes murcianas.

Este es el concepto de libertad de los regímenes socialistas de todas partes: Haz lo que yo diga, no te salgas de la raya, porque la estabulación mental, social y económica es solamente de un partido. A los demás ni agua.

Pues, acabo afirmando que la Iglesia nunca será domesticada por este partido, aunque unos hermanos de ideología han tenido que agradecer lo que la Iglesia cubana ha hecho por los presos en Cuba. Pero claro esto ya es otra historia. Pero la Iglesia es la misma en todo el mundo: el único ámbito de libertad humana, la libertad de los hijos de Dios.

Tomás de la Torre Lendínez