Un santo viene en tranvía
Quien conozca la provincia de Jaén sabe que existe una rivalidad, a lo largo de los dos últimos siglos, entre la ciudad de Linares y la capital de la provincia que es Jaén. Este pulso se ha manifestado de varias formas: en la educación, en la sanidad, en la industria, el comercio, los toros, el fútbol….
Ahora, la Junta de Andalucía está costeando un sistema tranviario en Jaén. Unas obras inútiles y faraónicas en el sentido común de la mayoría de los vecinos. Bien, pues, para contentar a la fábrica vasco linarense de Caf-Santana y darle vida a sus trabajadores les prometieron los políticos socialístas que se encargarían los vagones del tranvía en Linares.
Esto no ha ocurrido. Cuando ha llegado el momento han dado en concurso público la construcción del tranvía de la capital de Jaén a la empresa extranjera Alstom.
Los políticos y la ciudadanía de Linares están bramando desde que el pasado viernes se conoció la decisión.
Mientras, desde Roma se anuncia al obispo de Jaén que Manuel Lozano Garrido, Lolo, nacido en Linares en 1920, y fallecido en la misma ciudad en 1971, será beatificado en su pueblo, donde siempre vivió, el 12 de junio de este año de gracia de 2010.
Una comisión diocesana está trabajando para que esta fecha sea singular en toda la tierra del Santo Reino de Jaén.
Y nosotros nos alegramos de este acontecimiento, ya que igual que Lolo estuvo mucho tiempo en silla de ruedas hasta su muerte, ahora llegará a los altares en ese tranvía llamado deseo que las gentes de su pueblo han perdido poder fabricarlo y alimentar la vida de la factoría linarense.
Son las paradojas de la vida. Dios sigue escribiendo, como Lolo, en línea recta los renglones torcidos que los seres humanos, y de forma singular, los políticos dejan en los pasillos de los despachos, y que cuando llegan los concursos públicos optan por otra vía, nunca mejor dicho ya que se trata de un tranvía inútil para los vecinos de Jaén.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
Yo tengo muy buenos amigos de Linares y a buen seguro que están muy contentos y orgullosos, como lo estará mi amiga Áurea que estará celebrando la noticia en vivo y en directo, en el Cielo, con el Señor.
Ésta es la diferencia principal que tenemos con vascos y catalanes: una "pela" de ellos no sale de su tierra para engordar las arcas de otros; la riqueza se la quedan ellos y así son todavía más ricos y más fuertes.
Nosotros no. Nosotros ni a los de Villaconejos. A los italianos, que son los mismos que nos compran el aceite de oliva a precio de saldo, lo refinan y lo venden por el mundo a precio de oro, y que conste que no tengo nada en contra de ellos, estamos en una economía de libre mercado y las cosas son así.
Pero, si nuestros políticos no miran por su tierra y su gente, ¿quién va a mirar? Así nos va...
Nosotros vamos... ¿adónde?
Que cada uno piense como quiera, pues librepensantes nos hizo Dios.
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