No estamos en un "invierno eclesial"

En el tiempo cuaresmal el primer acto de justicia es reconocer nuestro propio mal, afirmó ayer el Papa Benedicto XVI.

Desde hace unos meses estoy oyendo y leyendo que estamos en un “invierno eclesial", término elegido para designar un estado de ánimo personal que se desea elevar a categoria general, creando un ambiente de “depresión psicológica” ante el tiempo presente y el inmediato futuro de la Iglesia de Cristo.

Siguiendo con la afirmación del Papa, si el inventor del término “invierno eclesial” está atravesando su propio “invierno personal” faltándole motivos para creer, razones para esperar y ejemplos para imitar, entonces, es que el inventor del término debe analizar su propia conciencia personal y tomarse un año sabático o irse un mes a practicar los santos Ejercicios Espirituales de San Ignacio.

En la Iglesia no existen las estaciones del año, salvo que se programe un concierto con Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi. En la Iglesia no hay ni primaveras, ni veranos, ni otoños, ni inviernos. La Iglesia de Cristo es siempre la misma ayer, hoy y mañana.

Somos los cristianos quienes pasamos, como San Juan de la Cruz, por noches oscuras y por días claros como la luz. Somos los cristianos quienes vivimos en las tinieblas del pecado o en la luz de la gracia de Dios.

Por esto, los inventores del término “invierno eclesial” está teniendo éxito entre la gente que está como él: atravesando un oscuro túnel, donde desearía que al salir de él la Iglesia fuera tal como su imaginación se la imagina, donde el circulo fuera cuadrado y demás oscuros deseos se cumplieran.

Los cristianos normales, las personas de a pie, no entran en estas situaciones de buscar términos como “invierno eclesial". Cuando un laico está en una noche oscura acude al Señor y reconoce su propio pecado recibiendo el sacramento de la penitencia. Y sale y vive en la luz de la gracia de Dios tan alegre y feliz.

Ahora, cuando desde un drama personal, desde una personalidad bifurcada, desde una partición psquíca, alguien inventa el término “invierno eclesial” y pretende universalizarlo al resto de la Iglesia, está cometiendo una injusticia, una mentira y además debería ir ante el médico cuanto antes.

Les envío este claro mensaje a todos los que están bajo el paraguas del término “invierno eclesial": que se pongan en paz con ellos mismos, con los hermanos y con Dios.

Y seguro que dejarán de embobar a la gente con dramas personales que se resuelven ante Cristo buen pastor y muchos más en estos días de la Cuaresma de 2010.

Tomás de la Torre Lendínez

8 comentarios

  
Lux mundi
Me sorprende que sólo lleve unos meses oyendo el término pues ya tiene una cierta historia. El "inventor" si se puede llamar así fue Karl Rahner y por supuesto su significado y alcanza dista mucho del que se le suele dar en conversaciones fáciles y corrillos.
18/02/10 10:13 AM
  
Norberto
En un invierno, quizá no, pero tampoco en una reluciente primavera, con una ventaja, eso sí, las máscaras han caído y lo oculto, está, claramente a la vista de todos: se acabó el baile de disfraces.
18/02/10 10:14 AM
  
john
D. Tomás:

Discrepo. Tenga en cuenta que después del invierno llega la primavera. Qué pasa, que la Iglesia vive su mejor momento? que los seminarios están llenos a rebosar? y las iglesias también? Los carnavales ya se han acabado: hay que quitarse la careta y afrontar la realidad.
18/02/10 12:13 PM
  
canis lupus
Pues sí, amigos , estamos en pleno invierno y es absurdo negarlo. Hay que ser muy ciego para negarlo...o llevar mucha ropa de abrigo encima para no notarlo.

Qué manía con igualar todas las épocas de la Iglesia, cuando las ha habido mejores, peores y regulares, lo que es una evidencia. Y, desde el punto de vista histórico, esta es la época en la que la Iglesia ha alcanzado su nadir. Su hora más oscura. En la que la persecución arrecia (pero no ha hecho más que empezar).

La Iglesia es expresión de fe, pero también es expresión cultural de un tiempo histórico. Y la civilización en la que nació la Iglesia y a la que ella misma dio aliento, está agonizando.

Negarlo es de una ceguera digna de ser reseñada por los siglos de los siglos. Amén.
18/02/10 6:12 PM
  
luis
la depresión es mala, el optimismo conformista también. Negar que la Iglesia atraviesa etapas críticas, que la Barca es removida por las tempestades del mundo, es una peligrosa negación.
18/02/10 6:18 PM
  
guillermo
En mi condición de neoconverso- de condicionado, como cosa precaria, no como título que conlleve privilegio alguno en la observación- se me ocurren varias cosas .La primera es comentar que el principal adversario por lo que leo en las distintas comunicaciones católicas , la mayoría por internet , es la división , "divide y vencerás".Realmente produce alarma,y desánimo , la "polilla" no sólo ni principalmente nos ataca en el mundo o la carne .Curiosamente cuando los apartados- los anglicanos, muchos de ellos- vuelven , con todas las consecuencias, nos encuentran divididos , ahora el escándalo está en nuestro tejado .Por otro lado la decadencia o no de la Iglesia es vista desde nuestra perspectiva , que no tiene porqué coincidir con la de Dios .Seguramente no tienen nada que ver .Dios está entero en cada hombre de fé y también Sus designios para toda la Iglesia .Tiene razón nuestro Papa al decir - más o menos , cito de memoria- que de teología sólo saben los santos .Y haberlos haylos , y muchos .Al hablar de otras épocas me parece que habría que matizar para no caer en tópicas , muchos de los cuales no vienen precisamente de nuestros amigos .Por ejemplo , ¿podemos aceptar sin más , en lo religioso , tanto en el fervor como en la doctrina , en lo cultural , en la capacidad constructora de civilización , la Edad Media como "la época oscura " ? Por otro lado le idea de crisis es un concepto poco claro .No soy ningún optimista antropológico , tal vez si se me permite, creo que merece la pena tener fé y tener confianza, esperanza .La esperanza es un don de Dios , pero podemos pedirle al Señor que nos la aumente .Por otro lado creo que la mucha tristeza no es de Dios .Por último - este comentario se está haciendo demasiado largo, me disculpáis - me sorprende ver la dificultad , por no decir la negación, con que los cristianos tenemos para ver en nuestro mundo, el de ahora, lo mucho que hay de frutos del mensaje de Cristo en la tierra, imposibles de reconocer sin él .La Iglesia los ha hecho posibles , pero son otros los que lo venden .Ahí estan las ideas mismas de laicidad , de la libertad y la dignidad como sagrados tesoros de todo hombre , por encima de toda ley o estado , al alcance de toda condición o legítima diferencia ; la responsabilidad individual frente a la del grupo : el hombre se salva , se gana o se pierde de uno en uno , y tantas cosas que vosotros sabéis mejor que yo .Hay un reproche muy duro del Papa Juan xxiii después de la II Guerra mundial dirigido al pesimismo ( ¿ fatalismo? )de algunos cristianos de aquellos dificilísimos tiempos , incapaces de advertir, según él, la muchas cualidades del hombre moderno .Y eso hace daño a la Iglesia .De una manera muy concreta la Iglesia, el cristianismo ha hecho, en lo mejor, a ese hombre , para luego cegarse en verlo , dejando que otros vendan , a su manera , eso como suyo, como dice la expresión popular, hemos dejado que nos bailen la novia " .Y nada más, espero no haberme alejado demasiado del tema con estas divagaciones .Gracias .
"
19/02/10 1:05 AM
  
José María
Pues se le parece mucho, o, a lo peor, es que hasta 1960 se estaba en verano.
Pero en esto pasa como en los aparatos modernos, todo depende del "sensor" con que se mire
19/02/10 1:10 AM
  
descongelado
Todos los días encuentro nuevos temas con los que rellenar mi ignorancia y doy gracias por éllo a la informática. Añado a la lista lo de la climatología eclesiástica. Yo de eso no sé nada. Dejando aparte la grandísima disputa eclesiológica que subyace a muchas discusiones diré que yo no me fío mucho de las explicaciones historicistas o temporales. "Estamos atravesando una etapa de esto o de lo otro", incluso "estamos en una crisis económica". Esas cosas tienen el problema de que son demasiado simples aunque suelen funcionar muy bien aplicadas al pasado o al presente. Esto del "invierno eclesial" se muestra ligado a algún desequilibrio personal, no sé, no hay enlaces para enterarse bien. Yo recuerdo el "fatalismo felipista" por el cual Felipe González, un enorme y largo fraude, se autoconvencía de que las cosas eran como él se las inventaba. Él contaba con el polanquismo de los buenos tiempos para dar cuerpo a sus figuraciones. Según el fatalismo felipista no se podía hacer nada contra el nacionalismo vasco que apoyaba el terrorismo, no se les podía encausar, no se les podían negar suvenciones, y mientras tanto Felipe González pactaba con sus amigos del PNV ; también había una crisis mundial que le impedía arreglar la economía como a él le gustaría y lo único posible en España era crear diversas modalidades de PER o vidas suvencionadas por el Estado que regirían, para siempre, los socialistas. Fue marcharse Felipe González y se vió que el fatalismo felipista era una mentira autojustificativa de sus intereses.

En esto de la Iglesia, cabría preguntarse quién está disfrutando del invierno y si no se trata de otro fatalismo interesado del que presumen quienes se benefician y lo promueven. Hubo una generación sesentayochista a la que se entregaron las esperanzas de la Iglesia, y ahora hay un invierno de fatalidad. A lo mejor una cosa tiene que ver con la otra. A ver si algún día alguien es responsable de algo y dejamos en paz el clima climático, que decía aquel ministro de ZP. Otra vez el rollo del cambio climático.
19/02/10 5:57 AM

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