Un religioso sumiso al zapaterismo
Hoy, fiesta de la presentación del Señor en el templo de Jerusalén, la Iglesia celebra el día de la vida religiosa. Es el día de la entrega en los votos de pobreza, castidad y obediencia de unas personas, hombres y mujeres, que vieron en un momento que Dios los llamaba a la consagración de sus vidas para siempre en el instituto religioso que fuera dedicándose a tiempo completo a su misión.
La mayoría de los religiosos son los de la enseñanza, poseedores de grandes edificios dedicados a la educación de muchos jóvenes de la actual sociedad española. Las diversas escuelas cristianas tienen unos contratos concertados con la administración que subvenciona económicamente el sostenimiento de esta enseñanza privada.
La escasez vocacional en la vida religiosa dedicada a la enseñanza, supone que los colegios estén hoy en manos de profesores laicos, quienes, con la mirada cercana de algún fraile o monja jubilados, intentan ser fieles a los carismas fundacionales de la congregación correspondiente. En unos casos se consiguen los frutos esperados, pero en otros no es tanto.
Uno de los religiosos de la enseñanza más famosos en los últimos años es Manuel de Castro, salesiano, quien ahora ha dejado su cargo en manos del Juan Antonio Ojeda, perteneciente a La Salle.
Manuel de Castro ha concedido una entrevista a Religión Digital. Quien desee leerla puede pinchar aquí:
El gobierno ante tan sumiso religioso salesiano le ha premiado con la máxima distinción consistente en una medalla dentro del mundo de la enseñanza.
Mientras, tanto el gobierno como la oposición, que son lo mismo que lo mismo da, están muy contentos porque se ha afianzado la doctrinaria asignatura obligatoria de Educación para la Ciudadanía y creen que los padres objetores se cansarán de esperar en los tribunales.
El ministro de educación, entre tanto, les dice a los obispos, en la revista 21rs, que no se preocupen por la asignatura de Religión y Ciudadanía, y que tanto el gobierno como la oposición firmarán un pacto por la educación que será la gran solución del tema educativo en España para muchos siglos y los siglos.
La información de InfoCatólica sobre EpC en un instituto de Córdoba es de traca, aunque ha sido desmentida por el mismo director del centro educativo. Aquí todos a callar porque en educación estamos en las mejores manos: en los que se pliegan al gobierno y su programa por un plato de lentejas. Así nos va.
Tomás de la Torre Lendínez
7 comentarios
El suicidio también es pecado.....
Tengo para mí que "el estado de cosas" que venimos padeciendo de veinte años para acá se debe a los autodenominados "colegios católicos"· Tales colegios son los que más han favorecido el desentrañamiento de la religión y la fe católica en los alumnos, en las aulas y en las distintas comunidades. Tales colegios muy frecuentemente se han "vendido" por cuatro pesetas o por pingües subvenciones [Judas, a su lado, hizo un pésimo negocio]. Y buena parte de los religiosos que los tutelaban se han desentendido de su misión y han querido mimetizarse hasta tal punto con el mundo que ha llegado el mundo y se los ha comido por las patitas. No queda ni rastro de su carisma fundacional.
Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre: los colegios católicos son sólo nominalmente católicos pero en ellos no existe ya la transmisión de la fe. Son, fundamentalmente, un problema para el anuncio del Evangelio. Instalados en paradigmas visiblemente anti-evangélicos no alcanzan a vocear al mundo la "alegre noticia". Lo más, cuatro vaguedades y fórmulas buenistas pero sin que se note mucho lo que somos. Que no se note; sobre todo que no se note que somos católicos.
En este trabajo de demolición, Manuel de Castro, más que sumisión, lo que ha mostrado ha sido un rabioso entusiasmo por destrozarlo todo.
La calidad del profesorado suele ser mediocre; pero eso sí, se apuntan a todas las modas de los pedabobos de temporada.
En cuanto a la religión, los colegios de la FERE (Escuelas Católicas, creo que se llaman ahora a sí mismos, hace falta tener cara) son la mejor vacuna para que un niño no vuelva a aparecer por la Iglesia durante el resto de su vida, como la experiencia demuestra. Les inoculan una versión secularizada, superficial y progre del catolicismo, y éste jamás podrá afectarles.
Y, en lo que se refiere al Sr. de Castro, es un individuo que no me merece más que desprecio, como cualquier traidor colaboracionista.
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