¿Qué temen Onda Cero y Cope de esRadio?

Como el pez que no sabe salir de su pecera de agua turbia y cree que abriendo cierrando la boca se salvará de una muerte segura, así boquean algunos intentando salvar una forma de hacer periodismo que está muerta y bien muerta: el periodismo de las buenas intenciones y las medias verdades.

Ahora existe internet, que levanta los faldones del mantel y nos deja ver cómo los tahures conchabados se se hacen las señales para desplumar al oyente poco avisado. Pero ahora los oyentes estamos bien avisados, y sabemos de qué va la partida. Quién pone le dinero, quién pone los locutores y para qué.

Cuando al final ya sólo queden los restos de la que otrora fue una gram empresa informativa, veremos a Nacho Villa agachado en el suelo, buscando algo.

Llegará Alfonso Coronel de Palma y, justo antes de apagar la luz y cerrar la puerta, le preguntará:

- ¿Qué buscas Nacho?

Y Nacho Villa le respondará:

- Mis matices.

Se habrán perdido en el maremagnum del desplome y nadie se acordará de ellos. Nadie excepto Nacho Villa, que seguirá buscándolos infructuosamente, y el encargado de apagar la luz y cerrar la puerta, que los usará como explicación del hundimiento (Der Untergang).

Es una historia vieja, que se repite sin cesar, una y otra vez. Se lanza a alguien contra una quimera y se le entrega suficiente soga como para ahorcarse él mismo (enough rope to shoot yourself in the foot). Fracasada la empresa y muerto el héroe, una vez cubierto el expediente (hicimos lo que teníamos que hacer), los responsables del desaguisado ya pueden dedicarse a otra cosa menos peligrosa.

Éso es lo que hicieron con John Kerry para no "quemar" a Barack Hussein al Husseini O. contra George W. Bush.

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Éso es lo que están haciendo con Nacho Villa.

Lo peor de todo es que, si alguien les dejara, tanto Kerry como Villa volverían a hacer lo mismo tantas cuantas veces les dejaran.

En fin.

ADVENIAT REGNVM TVVM

No entiendo ¿A qué se refiere el camaleónico Nacho Villa con radios piratas?

Es interesante lo que dice Nacho Villa sobre la normalidad del periodismo. Es un asunto importante porque es una de las cosas que se estableció en la Transición como una de las normas democráticas de la sociedad española. El periodismo se ganó una preponderancia con prepotencia que no tenía antes, el caso es que nada importante ocurre en España sin contar con una dimensión periodística que lo refuerza. Por supuesto la normalidad canónica se llamó "El País" pero había muchos periodistas con otros modelos y con ganas de participar de la normalidad. En esa situación del periodismo se ha movido Federico Jiménez Losantos con diversas estrategias que serían largas de exponer en este blog pero están muy claras, en cierto sentido Losantos ha sido la postura más constante de una parte del periodismo español, situada a la derecha, que ha tenido que soportar la normalidad dominante y, una de dos, o se ha endurecido por la presión contraria o ha terminado por aceptar un modesto lugar a la sombra de la normalidad. Hay una épica del periodismo español moderno en torno a este asunto que empezó en la Transición y Losantos ya estaba por allí. Losantos es el que más ha luchado contra esa normalidad porque siempre encontró elementos que, según Losantos, demostraban la falsedad y el control político de esa normalidad, incluyendo la artificiosidad económica de los grupos mediáticos favorecidos por el poder político. Cuando la Cope contrató a Losantos y, más adelante, le dió la dirección de los dos programas más importantes de la emisora ya se sabía de las disputas entre Losantos y la normalidad dominante del periodismo.

Es estupendo que Nacho Villa reconozca la importancia de la normalidad en el periodismo, eso acaba con su idea de que "la Cope sigue siendo la Cope". Lo cierto es que la Cope se va hacia la normalidad y no porque vaya a sustituir a la Cadena Ser o a Canal Sur o a TV3 sino porque va a ocupar el puesto, más bien tranquilizador, que la normalidad general le asigna. Lo que hace Nacho Villa es lo normal y está muy bien que lo diga. También Ferrari es un paradigma de normalidad resignada; aunque los criterios de la normalidad fuesen disparates (los temas habituales del periodismo progre) nunca son tan exitosos como cuando aparece esta clase de gente, tipo González Ferrari, y los acepta como normales. Éllos se arrogan la única posibilidad de ser los verdaderamente normales dentro de cualquier normalidad disparatada. Es una idea interesante, una especie de segunda normalidad dentro de la primera. ¿Cuáles serán las nuevas aventuras de la Cope dentro de la normalidad aceptada?. Es un relato apasionante que me perderé.

La extraña situación de Losantos en el periodismo había llegado a sacar de la normalidad a los ministros socialistas, el Alcalde Ruiz Gallardón y don Mariano Rajoy II, en el sentido de que las normas de la Transición requieren que la normalidad es una cosa formada por el periodismo y estos personajes no aparecían en la Cope como si el periodismo los considerase anormales. Los ministros socialistas son efigies obligadas de "El País" y Ruiz Gallardón es favorito de PRISA, don Mariano está en camino de reconciliarse con PRISA o eso dice. La Cope también admite ahora a estos personajes, la Cope es normal y eso es lo mejor que uno puede ser aunque la normalidad te la dicten desde fuera los que saben ser normales.

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NOTA: Nacho Villa nos muestra su verdadero rostro de periodista espantosamente reprimido en la antigua Cope. Eso de ser periodista en España, según los criterios de normalidad de "El País", significa que uno puede decir lo que le da la gana y vale como si fuese bueno. Con esto de ser un periodista cualquiera, Nacho Villa se olvida de que Ruiz-Gallardón le puso una querella a Losantos, ¿tenía Losantos que llevarle a su programa?, Losantos ha dicho cosas más duras de otros políticos pero Ruiz Gallardón es el que se querelló. Además el viceGallardón, un tal Cobo, ha insultado a Esperanza Aguirre con las palabras habituales de los columnistas de "El País" (según "El País" y sus jueces de normalidad, la presidenta autonómica Esperanza Aguirre es una anormalidad política, a diferencia de Fidel Castro, Hugo Chávez o el mismo ZP, un engendro vivo de la normalidad) y Ruiz Gallardón pide clemencia para Cobo y que busquemos el significado profundo de sus palabras, ahora no hay motivo de querella. Por otro lado don Mariano II ha traicionado la línea política que simulaba en la Cope de Losantos y ahora está en otras cosas y otros apaños a ver si dura cuatro años más, ¿espera don Mariano que todo el mundo debe guardar fidelidad eterna a sus bandazos y fracasos por sobrevivir en política?. En cuanto a que todo el Consejo de Ministros que va a firmar y votar la ley del superaborto de ZP sean amables invitados en la Cope, es algo que nos da una buena idea de la importancia de ser normal. Yo lo veo muy normal, incluso en La Sexta, no está claro si salen mucho en Intereconomía pero de eso no se queja Nacho Villa, será que no le importa si Intereconomía le quita oyentes ansiosos de escuchar a los ministros y ministras de ZP. Nacho Villa no es más que otro monigote normal del periodismo, y hay miles de esos.

Comentaba ayer en mi blog (lamento la autocita):
Tanto Javier González Ferrari que dijo que el número de emisoras piratas en España es mayor que el de las legales, y pidió al gobierno central y a los ejecutivos autonómicos que no sigan ignorando el daño que la piratería está causando en el sector y actúen, como Nacho Villa que opina que las administraciones tienen que actuar eficazmente contra estas radios que ponen en peligro la viabilidad de los medios legales y los puestos de trabajo, tienen razón. Pero no han hablado hasta que ha aparecido esRadio, de la nada, con medios escasos, con sólo una emisora propia y que por su miedo entiendo que está funcionando muy bien.

Insisto, su queja es legítima y acertada, pero más les valdría (sobre todo a Nacho Villa) mejorar su producto para que esRadio no la escuche (con las dificultades que entraña) ni la familia de Jimenez Losantos.

Cuánta razón tienes "post copem". Suscribo tus palabras sobre la normalidad "institucional".

La verdad es que Nacho Villa no me gusta nada me parece un error de la COPE poner a ese parsonaje, pero no caeré en hacerle porpaganda a esRadio, todos sabemos que Federico anda desde hace tiempo obsesionado y pasado de vueltas y en cuanto a César Vidal, me parece un lobo vestido con piel de cordero, sólo tenéis que ver su blog, donde destapa sus fobias, especialmente contra Santo Tomás Moro (se nota que le escuece tan insigne testimonio de fortaleza cristiana) al que trata de inquisidor y asesino; en cambio se dedica a poner por las nubes al bestia de Calvino. Pero nada, por lo que se ve hay que defenderlos desde foros que se dicen católicos, vaya país...

Pues muy bien. Que empiecen a cerrar las emisoras locales de Popular TV que emiten completamente al margen de cualquier regulación legal. La paja en el ojo ajeno ... Y si no que se lo digan a los tripulantes del Alakrana.

Me gusta más la fórmula Federico/César, porque realizan una crítica independiente, no parlamentaria, siguiendo su criterio de cómo debe ser la política, y efectuada en libertad, aunque la clase política pueda hacerles el vacío no yendo a sus tertulias ni contestando a sus invitaciones (mejor así, porque cuando un político no quiere a un periodista, esto es un certificado de autenticidad y valentía para el periodista)

en mi casa se escucha y se ve Es-radio."La Verdad os hará libres".Ni Federico es un ateo terrorífico,ni Vidal es un "lobo con piel de cordero".La Cope se va al "carayo",que dicen por Galicia,(perdón por la espresión);sin ánimo de ser maleducada,pero es tan cierto que cae.Están arrodillándose a los pies de los caballos...¡Qué pena!

Nacho Villa y la Cope están en contra de EsRadio y de los oyentes de todas las cadenas de radio. Los oyentes son consumidores que quieren y no pueden elegir libremente. Por lo tanto, Nacho Villa y la COPE están en contra de la libertad de elegir.

No piden privatizar las telecomunicaciones, piden conservar unos privilegios. No piden someterse al mercado (la ley de los consumidores), sino someterse al poder político.