Un cura ha perdido a su padre

Esta mañana ha sido enterrado, Francisco, padre del sacerdote Julio Segurado Cobos, compañero de la misma parroquia, donde servimos a la Iglesia del Señor. En el pueblo de origen, hos hemos reunido en un bello templo clásico todos los familiares, amigos, vecinos y compañeros sacerdotes del hijo que ha perdido a su padre.

En lugar preferente estaba la familia del finado: esposa, hijos y nietos. La Eucaristía la ha presidido el hijo, acompañado por bastantes sacerdotes de la diócesis. En la homilía, Julio, ha recordado las virtudes esenciales de su padre y el resto de su familia. En un momento la emoción y el dolor filial le ha hecho llorar, pero tras un sorbo de agua, ha continuado la ceremonia hasta el final, entre lágrimas salidas de un corazón partido por la pérdida de un padre.

Al final de la ceremonia, el vicario episcopal presente, ha dado el pésame por la muerte de Francisco a todos los familiares, en nombre del obispo diocesano que se encuentra de visita por la ruta paulina.

En esta peregrinación se encontraba Julio, cuando le avisaron que su padre había muerto en la noche del lunes al martes. Gracias a Dios, ha podido llegar hasta el cuerpo yerto del padre, tras una larga aventura de aeropuertos y automóviles.

Cuando un hijo cura tiene que presidir el entierro de su padre es uno de los momentos de la vida de un presbítero, donde se demuestra el amor filial y fraternal, junto a la fe compartida en la resurrección de entre los muertos, según lo confesamos en el Credo de la Iglesia Católica. Los feligreses del pueblo, mas los de las parroquias donde el cura ha estado sirviendo antes se han hecho presentes de forma numerosa.

Aquí deseamos constar nuestro sentimiento por la pérdida de Francisco, y rogamos a los lectores una oración por el eterno descanso de su alma. Muchas gracias.

Tomás de la Torre Lendínez