Santo Tomás y la Inmaculada Concepción
Como los lectores de este blog saben ya perfectamente, desde hace tiempo he comenzado con algunos sacerdotes un canal en la plataforma YouTube llamado «La Sacristía de La Vendée». En la tercera temporada, que hemos comenzado hace unos meses, nos hemos propuesto ampliar la oferta de programas con contenidos que complementen el principal, que es nuestra Tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria.
Desde hace tiempo tenía el proyecto de complementar este blog con un espacio dentro de nuestro canal en el que pudiera desarrollar temas semejantes, o a veces exactamente los mismos, a los que trato aquí. No es una sustitución, sino un medio más inmediato para poder afrontar cuestiones complejas que requerirían mucha extensión para poder ser presentados de manera conveniente. Escribir con precisión es un trabajo muy exigente y largo, y a veces me ha sucedido tener que dejar pasar algunas cosas que me parecen importantes por no poderles dedicar el tiempo necesario.
Mi idea es seguir escribiendo aquí cuando pueda, porque siempre será más respetuoso con el tiempo de los lectores, dado que es más rápido leer una argumentación que escucharla. Aunque en los tiempos actuales también muchos prefieren escuchar, por lo que es posible que siempre que publique algo aquí después lo comente por extenso en el programa.
De momento, quiero compartir el último programa que he emitido con la ayuda del P. Rodrigo Menéndez Piñar. En él hemos examinado la doctrina de Santo Tomás sobre la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. Es un lugar común poner en cuestión algunos puntos actualmente “incómodos” con la excusa de que Santo Tomás habría negado esta verdad que posteriormente la Iglesia ha definido como Dogma de fe.
Teniendo esta problemática de fondo, hemos intentado explicar cuál es exactamente la postura del Doctor Angélico. La conclusión es que aunque, por motivos que se exponen claramente durante el programa, Santo Tomás afirma que la Virgen contrajo el Pecado Original, esa postura, en el marco del conocimiento que actualmente tenemos de la biología, no es contraria con el Dogma que celebramos solemnemente en la fiesta litúrgica de este 8 de diciembre. Más aún, la precisa enseñanza del Aquinate nos permite comprender de forma más perfecta cuál es el sentido último de este excelso privilegio mariano, en relación con la obra redentora de Cristo.
Comparto aquí el vídeo que, como otros de nuestros programas, puede encontrarse en nuestro canal. Advierto que es un vídeo bastante denso por el contenido, pero aquellos a los que les guste la teología creo que lo encontrarán interesante.
Actualización:
Visto que en algunos comentarios se pone en cuestión la afirmación que hago como tesis defendida en el vídeo, a la vez que insisto en la necesidad de verlo antes de juzgar, me permitiré citar a dos grandes tomistas en mi ayuda. Lo hago, no vaya a ser que los sencillos piensen que he perdido la cabeza por mi afecto a Santo Tomás y mi postura sea una extravagancia única.
En primer lugar, citaré a Mariano Spada. En su Esame critico sulla dottrina dell’Angelico Dottore S. Tommaso di Aquino circa il Peccato Originale relativamente alla Beatissima Vergine Maria, culmina su argumentación con la siguiente afirmación:
«Quien es versado en las obras de Santo Tomás bien conoce cuál modestia usó él hacia todos los autores, sin excluir a los gentiles, cuyas sentencias siendo oscuras, o dudosas, siempre interpretaba a favor de la verdad y de las decisiones de la Iglesia y de los Sumos Pontífices. Supuesto que aunque la doctrina del Angélico sea dudosa sobre la cuestión de la que se trata, es según su espíritu deber interpretarla en conformidad con el sentimiento común de los fieles que forman la Iglesia. Todo lo cual me da derecho a concluir que sostener que Santo Tomás haya enseñado que María incurrió en el alma en la culpa de origen es contrario a la doctrina expresa del Angélico y no es conforme a sus principios y ajeno a su espíritu.»
Como sabrán los que hayan dedicado algún tiempo a estudiar el desarrollo de la definición dogmática, su postura fue importantísima y aparece siempre reseñada. Para el Beato Pio IX, la supuesta oposición de Santo Tomás a la Inmaculada suponía un verdadero problema. Ya hemos dicho que son muchísimos los doctores antiguos que se oponían, pero Pío IX había tenido una auténtica “conversión tomista” al ser elegido Romano Pontífice y tenía un enorme cariño hacia el Angélico. Se afirma que la explicación de Spada de que la definición dogmática no sería contradictoria con la enseñanza de Santo Tomás allanó el camino de forma definitiva para que el dogma pudiera proclamarse. Incluso hay quien afirma que Spada tuvo que ver con la redacción textual de la Bula. Lo que sí es público y notorio es que Pío IX lo hizo Maestro del Sacro Palacio (lo que entonces equivalía a ser el “teólogo de cabecera” del Papa) en 1867.
El segundo texto es de Manuel Cuervo, en un artículo que citamos en el vídeo, titulado «Por qué Santo Tomás no afirmó la Inmaculada». En este artículo, después de haber comentado la postura de Scoto sobre la Inmaculada, no tan contundente como algunos piensan, dice:
«Los fundamentos ya estaban puestos por Santo Tomás, al cual hubiera bastado solamente que la Iglesia Romana celebrara la fiesta de la Concepción, para hacer él lo mismo que hizo Escoto, con toda la amplitud y fuerza de su argumentación teológica, explicando por medio de ella del modo más perfecto, no sólo la concepción inmaculada de María, sino también su redención por Jesucristo, en armonía con las demás verdades de la fe. Pero esta aprobación todavía se hará esperar más de medio siglo después de su muerte.»
Más aún, resumiendo su postura al final del artículo, afirma:
«Por todo lo cual Santo Tomás no debe ser considerado como un adversario de la Inmaculada, sino, por el contrario, como el gran teólogo de la misma, aun cuando en sus expresiones materiales no la haya afirmado. Pero tampoco se puede decir que la negó en el sentido propio y verdadero de la palabra, porque la afirmó en sus principios, a la luz de los cuales todas aquellas expresiones deben entenderse, no teniendo entonces más que un sentido provisorio y efímero, no real y permanente. Lo que es muy distinto de una negación propiamente dicha.»
Por tanto, no tengo ningún problema en que algunos juzguen que mis palabras son atrevidas o carguen contra mí, mientras tenga de aliados a estos grandes tomistas, junto a otros muchos que defendieron exactamente la misma postura.
27 comentarios
La postura que sostiene que la Virgen contrajo el pecado original, sitúese en el marco en que se sitúe y sosténgase por las pretendidas razones por las que se sostenga, es en sí misma contraria al dogma que proclama su inmaculada concepción.
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FJD: Hacer un comentario sin escuchar la explicación que usted comenta (algo deducible de la absoluta ausencia de cualquier referencia a los argumentos) sólo le deja en muy mal lugar a usted.
En cuanto a lo que dice al final (minuto 83), Jesucristo no contrajo el pecado original, directamente, por no ser concebido por vía de generación natural (cf. S. Th., III, q. 15, a. 1, ad 2).
También vale aclarar, aunque es un detalle que no afecta directamente a la cuestión, que Alejandro de Hales es anterior a santo Tomás y a san Buenaventura.
Que el Señor lo bendiga.
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FJD: Celebro que después de meter la pata haya dedicado un tiempo a ver el vídeo. Es una lástima que no lo haya entendido plenamente. En efecto, si se considera la animación simultánea a la concepción queda eliminado el problema de que el alma de la Virgen tuviera que contraer el Pecado Original para asegurar la dignidad de Cristo como Redentor. En el mismo instante de su concepción, al recibir la gracia de la Redención en el alma que se infunde en el cuerpo embrionario, la Virgen hubiera quedado redimida sin haber contraído el pecado ni en cuanto al débito (aquí hay un error, como hago notar en otro comentario: donde dice "ni" debe decir "salvo"), porque no habría un instante en el que la carne concebida y no animada de la Virgen tuviera la infección del Pecado sin ser Redimida. La gracia podría, efectivamente, preservarla de toda mancha de Pecado Original desde el mismo instante de su Concepción, según la exigencia de la doctrina del Angélico y según manifiesta el Dogma. Entendida de esta manera, y no soy el único que lo hace, la doctrina del Angélico no es contraria con el texto del Dogma.
Visto, además que usted no es el único que, con mala intención, quiere malinterpretar mis palabras, añadiré al artículo la opinión de alguien que tuvo mucho que ver con la definición del Dogma y que defiende lo mismo que yo.
En cuanto a Cristo, es posible que nos hayamos explicado de forma imprecisa, porque no era el tema central. Yo digo que la humanidad de Cristo fue santificada por la Unión Hipostática. Lo digo porque cuando se habla de la Virgen la cuestión es la de la Santificación. Esa Santificación en la Virgen tiene el efecto de la preservación de la culpa original, pero en Cristo, como usted indica, ese efecto no es necesario. No obstante sí son necesarios el resto de los efectos de la Santificación, que no se dan por el mero hecho de que en Cristo no estuviera la potencia seminal de Adán. Lo que sí comentamos es que en el caso de Cristo Santo Tomás tiene que precisar que la animación se da en el mismo momento de la concepción virginal, lo que nos devuelve otra vez a una cuestión biológica, y a nuestra tesis de que tal cuestión es central en la comprensión de la doctrina tomista.
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RD: Le felicito por su comentario.
Observe además que el articulista sostiene no sólo esa opinión que usted denuncia, sino que ademas sostiene que es gracias a la enseñanza del Aquinate contraria a la Inmaculada Concepción, por la que se consigue "comprender de forma más perfecta cuál es el sentido último de este excelso privilegio mariano, en relación con la obra redentora de Cristo".
Es decir, le está hurtando a Duns Scoto y a los franciscanos, la gloria de haber comprendido mejor que nadie la Inmaculada Concepción, para otorgarsela a quienes combatieron dicho dogma.
Y en el colmo, haciendo un juicio de valor e intenciones, presupone que no hemos visualizado su video, porque "yo he venido a hablar de mi vídeo".
Y toda esta jarana, en el día de la Inmaculada, que es cuando siempre este tipo de artículos aparecen, donde se pretende justificar lo injustificable, en este caso la teología por la biología.
Vamos bien.
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FJD: No entro en juicios de valor sobre los argumentos de Scoto, pero sí afirmo que la enseñanza de Santo Tomás, si se entiende bien, ayuda a comprender mejor el Dogma. Esto no quita nada del mérito que el Sutil pudiera tener, aunque usted esté demasiado cegado como para verlo.
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FJD: El objetivo del vídeo no es explicar la doctrina de Scoto sobre la Inmaculada, sino la de Santo Tomás. Haber estudiado los textos de Scoto con detenimiento es del todo superfluo para el objetivo del vídeo. Son muchos los que opinan que la doctrina de Scoto no llega a solucionar los problemas que tienen la práctica totalidad de los doctores antiguos, pero yo sólo reproduzco esa opinión sin valorarla, porque no he podido estudiar la cuestión con suficiente profundidad. No obstante, si usted se dedicara a estudiarla, quizá vea con sorpresa que Scoto considera que la afirmación de que la Virgen Santísima estuvo en gracia en el primer instante de su concepción es meramente "probabile". Y bueno, aquí me voy a permitir ser malvado en respuesta a la acusación de fallar en lo esencial que usted me hace: si yo quisiera resolver las cuestiones con sentencias tan simples como "Si Santo Tomás erró, pues erró. No pasa nada.", me habría dedicado a estudiar teología franciscana.
FJD: Me va a permitir no transcribir su comentario para no molestar a los demás lectores con sus imprecisiones. En el vídeo explicamos, sin entrar en demasiados detalles, la cuestión de la diferencia entre débito y culpa. En el vídeo dejamos claro que Santo Tomás parece decir que la Virgen contrajo el Pecado Original sólo en cuanto al débito, lo cual no es incompatible con la fórmula del Dogma, porque no incurrió en la culpa por la preservación. El problema es el cuando. Insisto: la biología del momento por la que se pensaba que la animación sucedía después temporalmente de la concepción impedía decir que la Virgen fue santificada en su Concepción, por lo que forzosamente habrá que decirse que fue después. En cuanto a los textos que niegan que la santificación fuera en la animación, Spada y otros los tienen por interpolaciones, algo muy difícil de saber. Yo me fío de su criterio de que no se conjugan con el resto de la enseñanza de Santo Tomás.
La conclusión que señalo está tomada, como puede verse en la actualización del artículo, de lo que dicen tanto el P. Spada como el P. Cuervo. Si usted quiere las razones por extenso, en los lugares citados las tiene expuestas de modo abundante. Yo no voy a perder más el tiempo en sus problemas semánticos.
Me faltaba explicar su falta de precisión. En el texto de la Quodlibetal que usted cita Santo Tomás no habla de su postura, sino de la de "aliqui". No es justo atribuir que fuera sin más la suya propia.
"Como hemos indicado más arriba, el Príncipe de la teología católica, Santo Tomás de Aquino, figura en la lista de los que negaron el privilegio de María por no saberlo armonizar con el dogma de la redención universal de Cristo. Quizá Dios lo permitió así para recordar al mundo entero que, en materia de fe y de costumbres, la luz definitiva no la pueden dar los teólogos (aunque se trate del más grande de todos ellos), sino que ha de venir de la Iglesia de Cristo, asistida directamente por el Espíritu Santo con el carisma maravilloso de la infalibilidad.
[...].
Su equivocación, sin embargo, prestó un gran servicio para encontrar la verdadera teología de la Inmaculada, cerrando la puerta falsa por donde no se podía pasar (una Inmaculada no redimida); y la puerta que él cerró continúa cerrada todavía después de la definición dogmática de la Inmaculada redimida con la redención preservativa".
Y respecto de los que defienden a ultranza a los inmaculistas, no hay que olvidar que la cuestión teológica está en cómo se defiende (pues, así sin más, uno de los primeros "inmaculistas" fue el heresiarca Pelagio...). De allí el "gran servicio", como dice el P. Royo Marín, que prestó santo Tomás, Doctor Común de la Iglesia, respecto de ese dogma. (Y, claro, respecto de toda la sagrada teología, cuyo servicio parece insuperable).
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FJD: Me alegra que usted siga investigando sobre el tema y así se acerque a la verdad. Ahora sólo le falta ver que Santo Tomás ya defendía, como enseña el P. Spada, la redención preservativa, y que ese "no saberlo armonizar..." es precisamente lo que nosotros explicamos en el vídeo.
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FJD: Sí, para usted es muy posible que todo esto sea estéril.
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FJD: Es el último comentario que le paso. Su frase inicial "sosténgase por las pretendidas razones por las que se sostenga", demuestra que usted no había visto el vídeo, dado que si lo hubiera visto no diría "pretendidas razones", sino que hablaría de las razones que damos, y no de otras. Ahora sólo tengo duda de que no lo ha visto, porque sigue empeñado en presentar contraargumentos que no lo son, porque no atacan ninguna de las razones que hemos dado.
La mala intención es evidente. Porque si después de haberle advertido de que no está atendiendo a las razones del vídeo sigue insistiendo en que lo que dice Santo Tomás es contradictorio con el enunciado del Dogma, es que o no ha atendido a las razones o tiene mala intención al atender a ellas. Ambas requieren mala voluntad de su parte. De lo contrario, los argumentos que usted presentaría irían contra lo dicho en el vídeo y no contra la redacción que sólo es aparentemente contradictoria (una vez más, si se atiende a la explicación).
Usted no ha presentado ni una sola objeción a lo dicho en el vídeo. Sólo se ha emperrado en la conclusión. Pues, lo siento, pero yo no voy a perder más tiempo en explicarle lo evidente.
La única objeción a algo es en relación al Pecado Original en Cristo, que sólo tangencialmente tiene que ver con lo expuesto.
Sigo celebrando el hecho de que usted considere mi enseñanza algo tan importante como para haberse puesto a buscar citas para intentar rebatirla (por más que sus citas estén sacadas de contexto). Al menos con eso me doy por satisfecho y, aunque siga usted equivocado (o sea demasiado soberbio como para reconocer que se equivoca), estoy seguro que el estudio le habrá aprovechado.
De nada.
PS: Ojo, no quiere decir que no se pueda disentir de lo que digo, sino que si se quiere disentir de la forma que usted ha hecho, es exigible que presente razones. Eso sí, si pretende demostrar un vídeo de una hora y media en un párrafo, permítame que lo ignore.
Si quiere, puede utilizar YouTube, grabar una respuesta desmontando mis argumentos (que no son míos), y yo lo escucharé encantado.
FJD: Debate es cuando se dan argumentos desde las dos partes. Cuando sólo una parte da argumentos, mejor no perder el tiempo.
No obstante, después de leer el aburrido anónimo que me comparte (y que no publico porque es de mala educación escribir anónimos), veo que lo único en lo que he de corregirme es en una de las respuestas a los comentarios, hecha con el móvil en un momento inoportuno, donde digo que se podría entender que la Virgen no contrajo el P.O. en cuanto al débito. Esto es erróneo y un lapsus evidente, dado que en el vídeo está explicado hasta la saciedad por qué es necesario admitir que la Virgen sí tenía el débito para poder ser redimida. Pero bueno, es normal que alguien que escribe anónimos tampoco tenga buena voluntad a la hora de leer a los demás, y que si diez veces se dice una cosa bien y en otra, por error, se dice mal, entonces ese tal utilice esa como argumento en contra. Allá usted, pero tenga vergüenza y llámese mejor "peckamista", que le sentará mejor que decirse "tomista".
Para los que quieran ver el vídeo y quedarse con lo que sí explicamos acerca del débito, aparte de las otras veces en las que este tema se toca la más clara está en el minuto 68.
También en la Suma teológica se puede defender la afirmación de santo Tomás de Aquino en conformidad a la verdad católica.
En efecto, santo Tomás, el mejor teólogo de la historia, sabe con precisión total que las verdades de la fe son los principios de la teología, por lo cual, son verdades sin más, "simpliciter", evidentes (a la luz de la fe) y que no necesitan demostración; como lo son los principios de la razón (v.gr.: principio de no contradicción, identidad, etc) para la filosofía y las demás ciencias de la sola razón.
Ahora bien, entre esas verdades de la fe, no se encuentra el que la Virgen María sí nació con pecado original. Por lo tanto, es imposible que santo Tomás lo hubiera afirmado sin más, simpliciter. Luego, si lo afirmó, tenía que ser secundum quid, según algo. Y, en efecto, así lo afirma santo Tomás en la Suma (STh III, q. 27, a. 2). Pues, según el modo de santificación del que se habla, como afirma el Aquinate allí (quia sanctificatio de qua loquimur) no es posible que la Virgen no tuviera el pecado original. De hecho, establecido esto, sigue siendo verdad lo que dice el Aquino, y, por lo tanto, no hay error en esto. Lo que sucede es que, según este modo de santificación, es verdad que la Virgen María tuvo el pecado original, pero según el modo de santificación que proclama el dogma, no lo es. Y esto, en efecto, abrió la posibilidad a proclamar el dogma.
De hecho, lo que enseña el Aquino sigue siendo fundamental enseñar, porque ya me ha tocado ver que hay católicos que, con toda buena intención, han querido proclamar a la Virgen María como la "no redimida", porque nació sin pecado original y, por lo tanto (supuestamente), no necesitaría la redención de Cristo. Esto, en efecto, se evita con la doctrina de santo Tomás, el cual enseña con claridad que a todos es necesario la redención de Cristo y que, por lo tanto, si la Virgen María fue concebida sin pecado, no pudo ser más que por previsión de los méritos de la pasión y muerte de Jesucristo, es decir, santificada no por limpieza del pecado sino por prevención del pecado.
En cualquier caso, todo verdadero tomista debe estar más pronto a salvar la proposición del Aquino en la medida de lo posible antes que a condenarla, y se aleja del espíritu católico (que es el Espíritu Santo) y, por lo tanto, del espíritu tomista, quién pretenda lo contrario.
A veces se habla de que hay que superar a santo Tomás, pero será imposible con tanto orgullo y vanidad, lejos de la profunda humildad y caridad de santo Tomás quién, incluso a los paganos, trataba de salvar sus proposiciones lo más posible que se pudiera en conformidad a la verdad. Santo Tomás no fue el gran genio y doctor que fue por su inteligencia o por su formación cultural, sino por su profunda humildad y santidad.
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FJD: Totalmente de acuerdo. Lo que nosotros añadimos en el vídeo como "cuestión biológica" es el hecho de que Santo Tomás se enfrenta además al problema de la diferencia temporal entre concepción y animación. Esto hace que Santo Tomás, incluso en el mismo texto, se refiera a la cuestión de la santificación "antes de la animación", no "en la concepción". Por eso el P. Spada, acertadamente, señala como incoherente al sistema tomista un texto (que él considera interpolado) donde Santo Tomás niega la santificación en la misma animación.
S. Joaquin y Santa Ana no tuvieron relación carnal para concebir a Maria.
Cuando Adan y Eva fueron creados por Dios, tenían la facultad de procrear sin mantener relaciones carnales.
Cuando Cristo vuelva el dia de la Parusía los que hayan obedecido a Dios serán llevados al Paraíso terrenal y se tendrán que reproducir como Dios tenía previsto con Adán y Eva antes de la caída en el pecado original.
Conclusión: el pecado original se transmite por el acto sexual.
Feliz Navidad.
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FJD: Aquí hablamos de doctrina tomista.
El pecado original sí se transmite por el acto sexual, pero ni Santo Tomás ni la Iglesia enseñan que la Virgen fuera Inmaculada por no haber sido concebida de manera natural, sino por haber sido preservada de la culpa del Pecado Original por la gracia.
Lo que no veo claro es el papel de la doctrina de la animación retardada en todo esto. Claro, la concepción en Santo Tomás es distinta de la animación, pero la bula "Ineffabilis Deus" aclara que por "concepción" entiende precisamente la animación:
"Antigua por cierto es la piedad de los fieles cristianos para con la santísima Madre Virgen María, que sienten que su alma, en el primer instante de su creación e infusión en el cuerpo, fue preservada inmune de la mancha del pecado original, por singular gracia y privilegio de Dios, en atención a los méritos de su hijo Jesucristo, redentor del género humano, y que, en este sentido, veneran y celebran con solemne ceremonia la fiesta de su Concepción.”
Si la carne de la Virgen, entonces, hubiese sido animada en la misma concepción, como Santo Tomás lo reconoce para Nuestro Señor Jesucristo ¿entonces la Virgen no habría contraído tampoco el débito del pecado original?
Porque al final eso es lo que tenemos que afirmar hoy día, cuando ya no aceptamos la "animación retardada", que en el caso de la Virgen, como en el de todo ser humano en general, la concepción y la animación se dan en el mismo instante.
Por otra parte, Santo Tomás afirma que la Virgen fue santificada y liberada del pecado original después de su animación, y es claro que para él ese "después" es temporal, incluso dice que no sabemos en qué momento entre la concepción y el nacimiento ocurrió esa santificación.
Según esto ¿fue liberada, después de la animación, del débito, o de la culpa?
Lo segundo va directamente contra el dogma definido, porque implica que el alma de la Virgen estuvo al menos un instante de tiempo bajo la culpa del pecado original, y además el mismo Santo Tomás aclara que la culpa sólo puede darse en el alma espiritual.
Lo primero no lo entiendo ¿liberar del débito mismo? ¿Para qué, si alcanza con que sea un débito que nunca se satisface, por así decir? Además, sin el débito no hay necesidad ni posibilidad tampoco de redención.
Claro, queda el recurso a la distinción entre los instantes temporales y los instantes naturales o lógicos, que permitiría que no haya transcurrido tiempo alguno entre la animación de la Virgen y su santificación.
Ese recurso todos aceptan que no lo usa Santo Tomás, y la discusión es acerca de lo que dijo Santo Tomás.
Pero además, si entiendo bien, este recurso implica que en ningún instante temporal la Virgen estuvo bajo la culpa del pecado original, porque según eso, el instante en que la Virgen fue santificada no fue temporalmente distinto del instante en que contrajo el pecado original (lo cual además ya plantea problemas, parece, con el principio de no contradicción).
Y eso, que en ningún instante temporal la Virgen estuvo bajo la culpa del pecado original, contradice lo que Santo Tomás dijo explícitamente, por ejemplo, en la Suma Teológica, IIIa, q. 27, a. 2, c.:
“La santificación de la Virgen María antes de su animación no es admisible por dos motivos. Primero, porque la santificación de que hablamos no es otra cosa que la limpieza del pecado original, puesto que la santidad es la limpieza perfecta, según dice Dionisio en el c.12 del De Div. Nom.. Ahora bien, la culpa no puede limpiarse más que por medio de la gracia, cuyo sujeto es solamente la criatura racional. Y, por tanto, la Virgen María no fue santificada antes de la infusión del alma racional. Segundo, porque al ser exclusivamente sujeto de la culpa el alma racional, antes de la infusión de la misma, la prole concebida no está sometida a la culpa. Y así, de cualquier manera en que la Virgen María hubiera sido santificada antes de la animación, jamás hubiese incurrido en la mancha de la culpa original y, en consecuencia, tampoco hubiera necesitado de la redención y de la salvación, que viene por Cristo”
Aquí Santo Tomás habla de la culpa del pecado original, y dice que la Virgen no pudo ser santificada antes de su animación, porque la santificación consiste en quitar la culpa, y la culpa sólo puede tenerse luego de la animación, y porque sin culpa no hay redención, y la Virgen tuvo que ser redimida por Cristo, pero una santificación antes de la animación habría hecho imposible la culpa, pues el sujeto de ella sólo puede ser el alma racional, y ésta no existe antes de unirse al cuerpo.
Todo esto implica que la Virgen, según Santo Tomás, incurrió en la culpa del pecado original después de su animación, y luego de ello fue liberada de esa culpa por la gracia.
Obviamente, eso no fue un invento de Santo Tomás, sino que era la opinión común en su tiempo, y encima la Iglesia de Roma no era muy favorable a la fiesta litúrgica. Luego el Espíritu Santo hizo ver otra cosa a la Iglesia, y bendito sea Dios.
Santo Tomás de Aquino es el más grande teólogo y filósofo que tiene la Iglesia Católica, hasta el día de hoy, pero no es infalible, y bendito sea Dios, también.
Seguro que a mí me gustaría poder decir que Santo Tomás no negó la Inmaculada Concepción, pero es que hasta ahora no encontrado claros los argumentos de los que eso sostienen.
Saludos cordiales.
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FJD: La Virgen María siempre habría contraído el débito del Pecado Original para salvaguardar, como enseña Santo Tomás, la diginidad redentora de Cristo. La cuestión de la animación que nosotros señalamos es en referencia al trato que Santo Tomás da al asunto. No se pregunta si la Virgen fue santificada "en su concepción", porque tal cosa resultaría absurda siendo que el sujeto de la gracia es el compuesto de cuerpo y alma.
En cuanto a la cita de la q. 27, a. 2 que usted presenta, fíjese que Santo Tomás utiliza "incurrisset", es decir, pretérito imperfecto de subjuntivo, lo que implica una hipótesis. Si la Virgen hubiera sido santificada antes de la animación, la única forma de hacerlo habría sido haber eliminado la infección de la carne y, con ella, el débito del pecado original: que significa precisamente eliminar la necesidad (en el orden de las causas) de sufrir la culpa en acto del pecado. El P. Spada hace un análisis del verbo "contrahere" (que se usa en el ad 2 de ese artículo) en Santo Tomás para demostrar que se refiere a la relación entre la causa y el efecto. El débito hay que entenderlo de esa manera: al sufrir la carne de María la infección, su alma debía contraer la culpa al unirse al cuerpo. Ahí es donde entraría la preservación de, precisamente, contraer en acto esa culpa si es que se pudiera entender la aplicación de esa gracia en el mismo instante de su concepción. Así, como coinciden los tomistas que interpretan a Santo Tomás como favorable a la Inmaculada, se podría hablar de una cuestión de orden no temporal: La Virgen contraería primero el débito por el hecho de que su carne portaba la infección, pero sería preservada, en el mismo instante de su Concepción, de sufrir en acto la culpa del pecado por la gracia de Jesucristo. Pero para poder decir esto era necesario librarse del desfase temporal entre concepción y animación.
En resumen: nadie sostiene que Santo Tomás defendiera la verdad de la Inmaculada Concepción, sino que su doctrina explica perfectamente lo que implica ese dogma, de manera más clara que lo hacían los que en su tiempo sí afirmaban la Inmaculada Concepción. Sin embargo, al plantear la cuestión en los términos de "antes de la animación", era imposible que afirmara algo distinto a lo que afirma, más todavía teniendo en cuenta la cuestión litúrgica que pesa tanto en sus planteamientos. Lo que Spada sí afirma es que se puede defender como doctrina del Angélico que María no ha incurrido en acto en la culpa del Pecado Original en su alma, pero sí la "ha contraído en débito, en necesidad, en potencia la culpa original, aunque ha sido preservada por la Omnipotencia Divina".
Si estuviese diciendo aquí el Aquinate que eso es así solamente para una cierta hipótesis sobre la santificación entre otras hipótesis posibles, no podría haber concluido de ahí que “la santificación de la Virgen María antes de su animación no es admisible”, así, sin más.
Es decir, en vez de decir “la santificación de la Virgen María antes de su animación no es admisible, porque la santificación de la que hablamos, etc.”, debería haber dicho “La santificación de la Virgen María antes de la animación, si se la entiende como limpieza del pecado original, no es admisible”, y luego debería haber explicado según qué otra hipótesis acerca de la santificación sí sería admisible.
Saludos cordiales.
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FJD: La santificación no es sólo la limpieza del Pecado Original. Por ejemplo, la humanidad de Cristo fue santificada (ahí Santo Tomás no tiene problema al hablar del mismo instante de su Concepción, porque en Cristo sí defiende la animación en la Concepción), pero no fue necesario que fuera preservada del Pecado Original, porque su carne no estaba infectada.
Cuando el P. Spada dice esto ¿lo dice respecto de lo que Santo Tomás de hecho afirmó o de lo que debería haber afirmado según sus principios más auténticos?
Porque en el citado texto de la Suma Santo Tomás implica claramente, si no afirma explícitamente, que el alma de la Virgen estuvo bajo la culpa del pecado original, y además, no hace distinción alguna allí entre débito y culpa, cosa que sin duda hubiese hecho, y corriendo, si su doctrina fáctica, digamos, fuese la que dice el P. Spada.
De hecho Santo Tomás conoce esa distinción entre el débito y el hecho como se ve por lo que dice de los que al fin de los tiempos no van a morir sino que van a ser transformados, como dice San Pablo, y él explica que la consecuencia del pecado original no es necesariamente la muerte fáctica, sino el débito de morir.
Sería intolerable para un Santo Tomás que tuviese en su mente la doctrina que le atribuye el P. Spada escribir frases como éstas que escribe en el citado texto de la Suma Teológica:
"...de cualquier manera en que la Virgen María hubiera sido santificada antes de la animación, jamás hubiese incurrido en la mancha de la culpa original y, en consecuencia, tampoco hubiera necesitado de la redención y de la salvación, que viene por Cristo,"
Es cierto que en esta frase se pone como hipótesis la santificación antes de la animación, pero el acento no está allí, sino en lo que se sigue de esa hipótesis: que jamás habría incurrido la Virgen en la mancha de la culpa original, y ése es el punto inaceptable para Santo Tomás,. porque en consecuencia, tampoco hubiera necesitado la Virgen de la redención de Cristo.
Eso quiere decir, que cualquier otra hipótesis de la que se derivase esa consecuencia, que jamás habría incurrido la Virgen en la mancha de la culpa original, habría sido también rechazada por Santo Tomás, porque es esa consecuencia misma la que le parece inaceptable, por lo dicho.
Dice también ahí mismo:
"la Virgen María sí contrajo el pecado original, aunque fue purificada del mismo antes de nacer del seno materno."
Todo eso, repito, sin hacer allí ninguna distinción entre débito y hecho actual, cosa que una mente santa, piadosa, mariana, y exactísima como la de Santo Tomás no habría hecho ni bajo amenaza de muerte si su doctrina hubiese sido la que le atribuye el P. Spada.
Por eso, no se trata de lo que Santo Tomás no afirmó, sino de lo que sí afirmó, y lo que sí afirmó parece ser claramente que el alma de la Virgen estuvo bajo la culpa del pecado original.
Otra cosa, sin duda, es que sea posible una comprensión tomista de la Inmaculada Concepción. Bueno fuera que no, y sin duda, que ésa es la mejor comprensión posible de ese dogma.
"La santificación no es sólo la limpieza del Pecado Original. Por ejemplo, la humanidad de Cristo fue santificada (ahí Santo Tomás no tiene problema al hablar del mismo instante de su Concepción, porque en Cristo sí defiende la animación en la Concepción), pero no fue necesario que fuera preservada del Pecado Original, porque su carne no estaba infectada."
Pero ésa no es " la santificación de que hablamos", que dice Santo Tomás, y que es " la limpieza del pecado original" (cuerpo del artículo), precisamente, porque no se está hablando de Cristo, sino de la Virgen, y en el caso de la Virgen se plantea un problema que no se plantea en el caso de Cristo, porque la universalidad de la Redención obviamente que no abarca al mismo Cristo como sí abarca a la Virgen.
Saludos cordiales.
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FJD: Lo que dice el P. Spada es fácil de entender leyendo su opúsculo que, por otro lado, es esencial en el desarrollo del dogma. Es muy fácil de encontrar en pdf.
Dice lo que afirmó Santo Tomás teniendo en cuenta, una vez más (y no sé cuántas veces se ha repetido ya), que él no habla de la santificación en la Concepción, porque sería absurdo teniendo en cuenta la animación después de la concepción.
El P. Spada explica, lo he dicho en mi anterior comentario, que el contraer implica relación con la causa, y la causa por la que la Virgen debería haber contraído el PO (es decir, el mismo débito del pecado) la tenía en cuanto su carne estaba infectada.
Y no. El texto citado ni implica ni afirma que la Virgen incurriera en acto en la culpa original: dice que si la Virgen hubiera sido santificada antes de la animación (es decir, como enseñaban algunos, siendo su carne creada ex nihilo, pues sería la única forma de que eso se diera), jamás habría contraído la culpa original: es decir, no tendría el débito, es decir, la causa por la que debería haber contraído la culpa si no hubiera sido preservada. Santo Tomás no contempla la preservación en ese momento porque, como se ha dicho, sería absurdo, pero nada obsta en su doctrina, e incluso puede deducirse de la misma, que la santificación y preservación se hubiera producido en la animación.
Porque, como se ve por la doctrina del Aquino, si le hubieran preguntado: «Además de Cristo, ¿algún hijo de Adán pudo haber sido concebido sin pecado original?» Santo Tomás hubiera respondido que sí, porque Dios, que es omnipotente y omnisciente, en previsión de los méritos de Cristo, podría preservar a alguno del pecado original. Y esto se ve claro porque en la cuestión de la que hablamos santo Tomás no da ningún argumento de imposibilidad ontológica de ser concebido sin pecado, lo cual sería un argumento universal poderosísimo para zanjar la cuestión; y no lo da no porque al mayor genio de la teología no se le ocurrió, sino porque no existe.
Y, de hecho, si además tenemos en cuenta el tiempo de santo Tomás, afirmar la concepción inmaculada de la Virgen sería imprudente, salvo mejor argumento; porque recordemos que santo Tomás contaba con los escritos de los santos padres, los cuales ninguno explícitamente afirma la inmaculada concepción, y además la opinión de los doctores de su tiempo, sobre todo san Bernardo, el santo y doctor mariano que afirmó que la Virgen sí fue concebida en pecado. Por eso, aunque seguramente al Aquino se le ocurrió un argumento que podría afirmar la inmaculada concepción, con todo, dado las circustancias, lo más prudente es aferrarse a la opinión segura.
Además, todavía no estaba en auge esta cuestión, por lo que santo Tomás no dedicó más que un artículo en la Suma, y en este aspecto, aunque sabe el Aquino que aferrarse a la opinión segura no lo exime necesariamente de afirmar algo erroneo, sin embargo, la prudencia obliga a hacerlo.
Alguno todavía podrá decir: «¿Y por qué Dios permitió esta afirmación en santo Tomás de Aquino? ¿No fue para mostrar que ni los doctores de la Iglesia están exentos de error?» A lo que podemos responder que, aunque efectivamente nada nos obliga a creer que los doctores de la Iglesia están exentos de error, tampoco nada nos obliga a creer que sí tienen algún error, y que si Dios permitió esta afirmación problemática en santo Tomás, es para que, en el futuro, los hijos de Tomás tengan la oportunidad de mostrar su ingenio y caridad defendiendo a su padre de los ataques infundados hacia el Santo Doctor que se suscitarían con esta cuestión.
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FJD: Lo que afirmamos los que interpretamos la enseñanza de Santo Tomás tal como él solía interpretar las enseñanzas de otros maestros, es que Santo Tomás enseña que María contrajo el Pecado Original sólo en cuanto al débito, mas no según la culpa en acto en el alma. Ahora, si se le hubiera preguntado eso a Santo Tomás: «Además de Cristo, ¿algún hijo de Adán pudo haber sido concebido sin pecado original?», él, que no era franciscano, hubiera dicho que en una concepción natural sería imposible, y en Cristo fue posible porque la suya no fue una concepción natural. Lo hubiera dicho porque en una concepción natural necesariamente el alma habría de ser infundida tras la concepción (una vez más, el problema biológico que venimos señalando) y dado que la santificación ha de aplicarse sobre el compuesto de cuerpo y alma, la carne concebida necesariamente debería estar infectada por el Pecado Original en su concepción, porque la concepción (según la biología que él conocía) es solo de la carne.
Santo Tomás no tiembla a la hora de decir que Dios no puede hacer ciertas cosas. Por ejemplo, será condenado post mortem por el obispo Tempier en 1277 entre otras cosas por decir que Dios no puede crear ángeles iguales en especie pero múltiples en número.
En cuanto al último párrafo, totalmente de acuerdo.
Pero es que Santo Tomás no pone “débito”, pone “culpa”. El mismo Garrigou – Lagrange reconoce que esa distinción falta en ese pasaje de Santo Tomás:
“se echa de menos, evidentemente, la distinción explícita entre el “debitum incurrendi” y el hecho de incurrir en la mancha original” (La Madre del Redentor, p. 56).
Y lo que dice Santo Tomás es que si la Virgen no hubiese incurrido en la culpa del pecado original, no habría necesitado de la Redención de Cristo, la cual entonces ya no sería universal, lo cual es inaceptable.
Si alguien dice que si llueve nos vamos a mojar, y que es inaceptable que nos mojemos, la lluvia y consiguiente mojadura son condicionales, pero la inaceptabilidad de la mojadura no tiene nada de condicional o hipotético, es absoluta y “simpliciter”.
A la universalidad de la Redención la perjudicaría igualmente el hecho de que la Virgen no necesitase ser redimida por la razón que fuese y por la hipótesis que fuese.
Y repito, si tuviese en su mente esa distinción ente débito y culpa aplicada a este tema ¿por qué él, el Maestro de las distinciones, no la explicitó allí mismo?
¿Por qué pone, de las dos ramas de esa distinción, el débito de incurrir la culpa y la culpa, justamente la que en su opinión, según esa hipótesis, no corresponde, a saber, la culpa?
Porque si después se me dice que “aunque
seguramente al Aquino se le ocurrió un argumento que podría afirmar la inmaculada concepción, con todo, dado las circunstancias, lo más prudente es aferrarse a la opinión segura.”
entonces estamos de acuerdo, se aferró a la opinión que entonces era la más segura, que es la que negaba la Inmaculada Concepción.
Porque además, ahí mismo Santo Tomás dice (ad 2um):
“En cambio, la Virgen María sí contrajo el pecado original, aunque fue purificada del mismo antes de nacer del seno materno.”
Si lo que contrajo, entonces, fue solamente el débito de la culpa, y no la culpa misma ¿entonces fue purificada del débito? ¿Para qué? ¿La “redención preventiva” consiste en liberar del débito de incurrir en la culpa o en evitar que se incurra en la culpa a pesar del débito?
¿Hay que entender que en esa frase la primera vez “pecado original” significa solamente el débito, y la segunda vez la culpa misma?
En ese caso, se trataría de la purificación de una culpa que en realidad no se había contraído, sólo que diciendo, según el significado normal de las palabras, que sí se la contrajo…
“Cuando dice en el artículo de la Suma «si nunquam anima beatae virginis fuisset contagio originalis peccati inquinata, hoc derogaret dignitati Christi, secundum quam est universalis omnium salvator» hay que entenderle según el modo de santificación del que santo Tomás habla, en el cual la Virgen María no sería santificada por preservación por los méritos de Cristo, y eso sí derogaría la dignidad de Cristo.”
Aquí hay que elegir: o Santo Tomás llegó a tener en mente la “redención preventiva”, antes que Escoto, o no.
Si la tuvo en mente ¿por qué no la utilizó en esa cuestión de la Suma? La frase citada habría debido ser: “si el alma de la Virgen bienaventurada no hubiese estado nunca bajo el contagio del pecado original, esto derogaría la dignidad de Cristo, a no ser que eso se hubiese debido a haber sido preservada de incurrir en esa mancha en atención a los méritos futuros de su Hijo”.
Y asunto arreglado.
Si no la tuvo en mente, entonces no veía otra redención posible que la curativa, quiero decir, la que consiste en liberar a alguien del pecado original en el que ya ha incurrido, y entonces, para él, o la Virgen no necesitó de Redención, o estuvo al menos un instante bajo el pecado original sin más.
¿Diremos que la tuvo en mente pero que por prudencia ante el estado de la teología en su tiempo y por respeto a la Iglesia de Roma se mantuvo en la tesis que negaba la Inmaculada Concepción? Pues bien, entonces efectivamente la negó.
¿Diremos que él sostenía en realidad la tesis de la redención preventiva, y la distinción entre el débito y la culpa aplicada a este tema, pero que para evitar problemas con la Iglesia de su tiempo escribió de tal modo que pareciese que negaba la Inmaculada Concepción, dejando sólo a los muy doctos (y del futuro, encima) la posibilidad de entrever su pensamiento auténtico?
Ése no es Santo Tomás.
¿O diremos que para Santo Tomás la plenitud de gracia de la Virgen era un tema menor sobre el cual no había daño en pronunciarse de modo impreciso?
El solo enunciado ya espanta. Además, ¡qué “menor” era ya en esa época ese tema sobre el cual se habían pronunciado expresamente, siguiendo a San Bernardo, nada menos, los grandes doctores escolásticos!
“si Dios permitió esta afirmación problemática en santo Tomás, es para que, en el futuro, los hijos de Tomás tengan la oportunidad de mostrar su ingenio y caridad defendiendo a su padre de los ataques infundados hacia el Santo Doctor que se suscitarían con esta cuestión.”
Los hijos de Santo Tomás tienen que gastar su ingenio, caridad y vida ante todo en la búsqueda y defensa de la verdad, como su padre. Nada más lejos del tomismo que el espíritu de cofradía mal entendido. Santo Tomás podía firmar al pie del famoso dicho atribuido a Aristóteles respecto de Platón: “Amicus Plato, sed magis amica veritas”.
En definitiva, no digo que Santo Tomás negó la Inmaculada Concepción porque sostuvo que la carne de la Virgen, todavía sin el alma espiritual, según las ideas biológicas de su tiempo, no era sujeto apto ni para el pecado ni para la gracia. Eso es cierto y decir eso nada más no es negar la Inmaculada Concepción.
Máxime cuando la bula “Ineffabilis Deus” entiende por “concepción” la creación-infusión del alma espiritual, sin entrar en el tema de en qué momento eso sucede.
Digo que Santo Tomás negó la Inmaculada Concepción porque sostuvo que el alma de la Virgen estuvo al menos un instante bajo la culpa del pecado original, sin lo cual, dice él, la Redención de Cristo no sería universal.
Saludos cordiales.
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FJD: El problema de empeñarse en escribir tanto es que parece que dedica poco tiempo a leer lo que los demás escribimos. Y eso es poco tomista.
Es la tercera vez que repito que cuando, en el texto que usted cita, Santo Tomás habla de "culpa original", no dice que la contrajera, sino que jamás la hubiera contraído si... Eso es precisamente negar el débito, que es lo que dañaría la Redención de Cristo.
Ya que ponemos ejemplos, le pongo uno: Imagínese que usted tiene que tomar un vuelo para llegar a una conferencia, y entonces usted llega al vuelo por los pelos. Entonces podrá decir: "menos mal que he llegado a tiempo al vuelo, porque si no jamás habría llegado a tiempo a la conferencia". ¿Significa eso que usted llegará de hecho a tiempo a la conferencia? No, porque podría tener mala suerte y meterse en un atasco de camino a la conferencia y llegar igualmente tarde.
Si la Virgen hubiera sido redimida antes de la animación, entonces la única forma de hacerlo sería crear ex nihilo una carne no infectada (o hacer que fuera concebida virginalmente, algo que no se afirma de la Virgen). Al hacerlo, la Virgen jamás habría contraído la culpa en acto del Pecado Original, de ninguna forma, sin necesidad de ser santificada para ello. Eso es excluir el débito. Pero si fue concebida de forma normal y su carne portaba la infección, entonces sí habría contraído la culpa en acto... peeeerooo fue redimida justo en el instante de su animación, por lo que la gracia la preservó de la culpa en acto. Esa es la forma de leer el texto tomista del P. Spada, y usted puede suponer otra lectura, pero ambas son perfectamente posibles. ¿Por qué leer entonces la que sí afirmaría la culpa en el alma de la Virgen, cuando Santo Tomás no lo afirma en otro momento? Sólo cabe la voluntad de hacerle afirmar algo que no afirma.
Y sí, el P. Spada demuestra solventemente que Santo Tomás no tiene problema alguno en afirmar la redención preventiva.
Entonces, sigue la pregunta, ¿por qué Santo Tomás no afirma entonces la Inmaculada Concepción? Lo hemos dicho ya una decena de veces: porque entendiendo la animación como un momento temporalmente posterior a la concepción de la Virgen es imposible sin negar las leyes fundamentales de la gracia y la Redención.
Y no, usted no puede encontrar un solo texto en el que Santo Tomás afirme con claridad que el alma de la Virgen incurriera en acto en la culpa del Pecado Original. Salvo que retuerza su interpretación, como usted viene haciendo en sus extensísimos comentarios.
Sólo quiero aportar una precisión terminológica relativa a la Bula, por si os puede ser de utilidad para la reflexión.
Cuando en lenguaje escolástico hablamos de “concepción”, éste no es un término unívoco. Existe la concepción activa (el acto generativo de los progenitores), pero también la concepción pasiva (su efecto o resultado). Esta última se subdivide en concepción pasiva imperfecta, inadecuada o incoada (el proceso formativo, evolutivo y organizativo del cigoto y embrión, efecto del acto generativo activo de los padres) y la concepción pasiva perfecta, adecuada o consumada (infusión del alma, efecto de Dios, que crea e infunde dicha alma simultáneamente).
Teniendo, pues, claras dichas distinciones, conviene considerar que, cuando la bula “Ineffabilis Deus” dice “…en el primer instante de su concepción…” (...in primo instanti suae conceptionis...), ésta se está refiriendo, no a la concepción activa, ni siquiera a la concepción pasiva incoada, sino a la concepción pasiva perfecta o consumada, o sea, a la animación, independientemente de si ésta coincide o no, en el tiempo, con la concepción activa. Por esta razón, después de la proclamación del dogma, muchos tomistas, hasta hace muy poco, siguieron defendiendo la animación retardada -o, al menos, la consideraban una cuestión libre-, porque ésta no es contradicha, ni directa ni indirectamente, por la proclamación pontificia. El caso del cardenal Zeferino González es un caso aparte, porque él dependía de las ideas preformistas de Cangiamila.
Pienso, pues, que puede ser útil la lectura de estos pasajes de Garrigou-Lagrange, quien afirma lo siguiente en su obra “La Madre del Salvador y nuestra vida interior". Aquí comenta la Bula en cuestión:
“…preservada de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción, es decir, de su concepción pasiva y consumada, cuando su alma fue creada y unida al cuerpo, pues que sólo entonces existe persona humana, y la definición se refiere a este privilegio otorgado a la persona misma de María” (p. 42).
Más adelante, también dice Garrigou hablando de santo Tomás:
"¿Fue santificada la bienaventurada Virgen, antes de la animación, en la concepción de su cuerpo? Pues según él [santo Tomás] y otros muchos teólogos, la concepción (inicial) del cuerpo se distingue de la animación o creación del alma, posterior en mes poco más o menos, y que hoy se llama concepción pasiva consumada” (p. 54).
Y Gregorio Alastruey dice lo siguiente en su “Tratado de la Virgen Santísima”, comentando también la Bula:
“No se trata aquí [en el caso de la concepción de la Virgen María] de la concepción pasiva incoada, sino de la concepción pasiva adecuada; por tanto, cuando se dice que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original en el primer instante de su concepción, se entiende del primer instante de la animación, o, lo que es igual, del instante mismo en que la Santísima Virgen empezó a ser persona humana, o sustancia compuesta de cuerpo animal y alma racional” (p. 148).
Perdón si me he extendido demasiado.
De nuevo, gracias, enhorabuena y que Dios os bendiga.
In Christo.
“Si A, entonces B. Pero no B. Por tanto, no A.”
“Si la Virgen hubiese sido santificada antes de su concepción, nunca habría contraído la culpa del pecado original. Pero esto último es imposible. Luego, la Virgen no fue santificada antes de la concepción”.
En cambio:
“Si no llego a tiempo al vuelo, no llego a la conferencia. Pero he llegado al tiempo al vuelo. Luego, llego a tiempo a la conferencia”.
eso es:
“Si no A, entonces no B. Pero A. Por tanto, B”
Esto no es válido, a diferencia del razonamiento de Santo Tomás, que sí lo es (otra cosa es que todas sus premisas sean verdaderas, de hecho, la Menor: “Es imposible que la Virgen nunca haya contraído la culpa original”) no lo es.
En su razonamiento, Santo Tomás no pretende deducir que llegará a tiempo a la conferencia, es decir, que María estuvo bajo la culpa del pecado original, sino que ésa es una de sus premisas, concretamente, la Menor, como dije.
Sobre la base de esa premisa deduce la conclusión: la Virgen no fue santificada antes de la animación.
Su razonamiento, en términos del ejemplo, es:
“Si no llego a tiempo al vuelo, no llego a la conferencia. Pero es imposible que yo no llegue a tiempo a la conferencia. Por tanto, llego a tiempo al vuelo.”
Que es lógicamente válido, pero tiene una premisa falsa: “Es imposible que yo no llegue a tiempo a la conferencia.”
En cuanto al débito, sigue sin aparecer y sin tener porqué aparecer en el razonamiento de Santo Tomás, que en ese caso habría debido ser:
“Si la Virgen fue santificada antes de su animación, no incurrió en el débito del pecado original. Pero esto es imposible. Por tanto, la Virgen no fue santificada antes de su animación”.
Aquí no solamente hay validez lógica, sino que además las premisas son verdaderas y la conclusión por tanto también.
Sólo que no es eso lo que pone Santo Tomás en ese artículo, como ya he señalado.
Saludos cordiales.
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FJD: No borro el comentario porque usted es compañero bloguero, pero cuando he visto que ha manipulado intencionadamente mi razonamiento en el tercer párrafo, he dejado de leer. Puede seguir comentando lo que quiera pero, sinceramente, me sorprende su falta de respeto por los demás.
Pero si Ud. entiende que no debe aclarar dónde está mi error de interpretación, ahí nos quedamos.
Sobre las intenciones no me corresponde pronunciarme y no pienso hacerlo. Ni sobre la persona del interlocutor en general.
Agrego que el primer silogismo debe ser corregido para más claridad, simplemente:
“Si la Virgen hubiese sido santificada antes de su animación, nunca habría contraído la culpa del pecado original. Pero esto último es imposible. Luego, la Virgen no fue santificada antes de la animación”.
Saludos cordiales.
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FJD:
Es fácil. Yo jamás he usado este razonamiento que usted me atribuye:
“Si no llego a tiempo al vuelo, no llego a la conferencia. Pero he llegado al tiempo al vuelo. Luego, llego a tiempo a la conferencia”.
Mi razonamiento es: "si no llegas a tiempo al vuelo, jamás habrías llegado a tiempo a la conferencia, pero que llegues al tiempo al vuelo no implica que llegues a tiempo a la conferencia (porque hay otros motivos por los que podrías no llegar)".
Y eso, aplicado al texto tomista implica que el que se diga que si la Virgen hubiera sido redimida antes de la animación jamás habría incurrido en la culpa original, no quiere decir que, al no haber sido redimida antes de la animación sí ha incurrido en la culpa original, dado que puede haber otro motivo (la redención en la animación y no antes) que la preservaran de lo que debería haber sido (la redimieran del débito, preservándola de la culpa).
Entonces, si cita mis argumentos, hágalo bien. Es la mínima muestra de respeto exigible en una discusión.
Sin duda. En ese caso, la forma habría sido “Si A entonces No B. Pero No A. Por tanto, B”, que obviamente no es válida.
Pero ése no es el argumento de Santo Tomás. El argumento de Santo Tomás, repito, es:
“Si la Virgen fue santificada antes de su animación, no incurrió nunca en la culpa del pecado original. Pero esto último es imposible. Por tanto, la Virgen no fue santificada antes de su animación”.
O sea, un “Modus Tollens”:
“SI A, entonces B. Pero No B. Por tanto, No A”.
O si se quiere más exacto, una variante del “Modus Tollens”:
“Si A, entonces No B. Pero B (es decir, No No B: “no es verdad que la Virgen no haya incurrido nunca en la culpa del pecado original). Por tanto, No A.”
En ningún momento Santo Tomás intenta deducir que la Virgen estuvo bajo la culpa original, ni yo digo que lo haga. Eso para Santo Tomás, en ese pasaje, es una premisa, un punto de partida, algo incuestionable, dada, según la forma en que él lo entiende, la universalidad de la Redención de Cristo.
La conclusión a la que apunta es otra, es la respuesta a lo que pregunta en este artículo: No, la Virgen no fue santificada antes de la animación.
Podría haber llegado a la misma conclusión partiendo de otras premisas diferentes:
“Si la Virgen fue santificada antes de su animación, no contrajo nunca el débito del pecado original. Pero la Virgen estuvo bajo el débito del pecado original. Por tanto, la Virgen no fue santificada antes de su animación”,
y entonces parece que sí, tanto el razonamiento habría sido válido como las premisas verdaderas y también, claro la conclusión. Pero no lo hizo.
Saludos cordiales.
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FJD: Lo que usted pervierte ahora es la argumentación de Santo Tomás, que es casi peor que lo que hacía antes. Casi prefiero que manipule mis palabras que las del Angélico.
Vuelva a leer las palabras reales de Santo Tomás que usted citaba antes muy bien, y no las cambie a su antojo. Santo Tomás no dice en ningún sitio que sea imposible que la Virgen no haya incurrido en la culpa original, sino que "resulta inaceptable que Cristo no sea el Salvador de todos los hombres". Lo imposible es que la Virgen no haya sido Redimida por Cristo, no que no haya incurrido en la culpa original. Y todo eso es perfectamente compatible con el Dogma.
Le advierto que de sus palabras se deduce que no ha entendido lo que Santo Tomás explica y me permito el atrevimiento de sugerirle que dedique tiempo a estudiar el tema más en profundidad. Yo ya se lo he intentado explicar de diversas formas y me considero incapaz de hacérselo entender.
"de cualquier manera en que la Virgen María hubiera sido santificada antes de la animación, jamás hubiese incurrido en la mancha de la culpa original y, en consecuencia, tampoco hubiera necesitado de la redención y de la salvación, que viene por Cristo. (...) Pero resulta inaceptable que Cristo no sea el Salvador de todos los hombres", etc.
Lo cual sólo puede entenderse así:
1) Si la Virgen fue santificada antes de su animación, no incurrió en la mancha de la culpa original.
2) Si la Virgen no incurrió en la mancha de la culpa original, no necesitó la redención de Cristo.
3) Es inaceptable que la Virgen no haya necesitado la redención de Cristo.
4) Por tanto, es inaceptable que la Virgen no haya incurrido en la mancha de la culpa original.
5) Por tanto, la Virgen no fue santificada antes de su animación.
Sinceramente gustaría ver otra reconstrucción lógica de ese argumento de Santo Tomás que no implicase la premisa 4), sin recurrir, claro, a una noción de "débito" que el Santo no menciona en el texto, precisamente por aquello de no manipular los textos de Santo Tomás.
Saludos cordiales.
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FJD: Le vuelvo a insistir en que está cometiendo un error de principiante proyectando sus preconcepciones sobre un texto que no dice lo que usted dice. Manipula y deforma el texto del Angélico.
Usted dice "no incurrió", pero el texto dice "jamás hubiera incurrido". El indicativo y el subjuntivo expresan cosas totalmente distintas, y mucho más en latín. Es inaceptable que quiera usted pasar por razonamiento de Santo Tomás lo que es un razonamiento de usted. Le rogaría que no me hiciera perder más tiempo. Está usted repitiendo lo mismo, como hace desde el inicio, sin considerar nada de lo que le he dicho.
"Si la Virgen hubiese sido santificada antes de su animación, jamás habría incurrido en la culpa del pecado original. Y si no hubiese incurrido en la culpa del pecado original, no habría necesitado la Redención de Jesucristo. Pero la Virgen necesitó la Redención de Jesucristo. Por tanto no es verdad que la Virgen no haya incurrido en la culpa del pecado original, y por tanto, no es verdad que haya sido santificada antes de su animación:"
Y es que nadie me la ha mostrado todavía otra forma de plantear la secuencia lógica del razonamiento de Santo Tomás en ese pasaje.
Saludos cordiales.
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FJD: Se la he presentado ya cuatro veces. Pero usted está demasiado ciego. Mal asunto para leer a Santo Tomás, cuya doctrina sigue pervirtiendo haciendo pasar como suyas cosas que él no afirma.
FJD:
¿A poner la razón al servicio de la verdad revelada para confusión de estúpidos y malvados? Sorpréndase usted, pero en la Iglesia todavía quedamos algunos que nos dedicamos a eso.
Y mis saludos a los demás padres de la Sacristía de la Vendée
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