¿Misericordia represiva?
Como seguidor de la actualidad peruana, después de los años que he pasado por allá, me he interesado por el periplo limeño de dos ensayistas argentinos, comprometidos en la lucha contra el marxismo cultural y su principal manifestación: la ideología de género. Estos ensayistas, Agustín Laje y Nicolás Márquez, han publicado un libro al respecto, El Libro Negro de la Nueva Izquierda, en el que desarrollan la tesis de que la ideología de género es fruto de la estrategia de la nueva izquierda, sobre todo desde la Escuela de Frankfurt, para perpetuar el conflicto social necesario para las pretensiones revolucionarias marxistas, en un contexto en el que el obrero y la injusticia económica ya no es la principal fuerza subversiva.
No vamos a tratar ahora de este tema, que será abordado seguramente en otra ocasión, sino que me gustaría rescatar una de las sugerencias que estos autores han remarcado en sus debates y entrevistas estos días pasados. Insisten ambos en la necesidad de leer a los autores del marxismo cultural, especialmente de la primera generación de la Escuela de Frankfurt, para entender el verdadero trasfondo que se esconde detrás de la perniciosa ideología de género. Una de las lecturas recomendadas era la del famoso ensayo «Repressive tolerance» de Herbert Marcuse, traducido al español con el título «La tolerancia represiva»[1].
La tolerancia represiva
Por lo general soy bastante reacio ante la idea de perder tiempo leyendo autores que de antemano sé que no me van a proporcionar ninguna idea útil para acercarme a la verdad, y soy consciente que Marcuse, llamado «el padre de la nueva izquierda», es uno de esos autores. Sin embargo, me alegro de haber hecho caso de la sugerencia de los dos autores argentinos, porque el ensayo que ahora les comento es fundamental para entender mucho de lo que está pasando hoy en día.
Al inicio de su ensayo, Marcuse presenta la que será su conclusión:
La realización de la tolerancia exigiría intolerancia frente a las prácticas, credos y opiniones políticas dominantes- así como también la extensión de la tolerancia a prácticas, credos y opiniones políticas que se desprecian o se reprimen. En otras palabras: la idea de la tolerancia aparece de nuevo como lo que era en su origen, al comienzo de la época moderna: una meta partidista, un concepto subversivo y liberador, y en cuanto tal, praxis. Y viceversa, lo que hoy se anuncia bajo el nombre de tolerancia sirve, en muchas de sus más eficientes manifestaciones, a los intereses de la represión.
Conviene traducir los términos empleados desde el contexto de 1965 en el que fueron escritos. Cuando Marcuse se refiere a «las opiniones políticas dominantes», se está refiriendo a la situación política useña de los 60, es decir, un entorno político fundamentalmente conservador en el que se vivían explosiones revolucionarias empujadas, fundamentalmente, por las sugerencias de los ideólogos de la nueva izquierda. Es decir, «las opiniones políticas que se desprecian o se reprimen» serían tales movimientos ideológicos, algunos de ellos basados en ciertas reclamaciones justas, pero con un fondo fundamentalmente revolucionario.
Desde ese contexto se critica la idea de la tolerancia o, más bien, de una «tolerancia pura». El título del libro que recoge este ensayo es, precisamente, A Critique of Pure Tolerance (Una crítica de la tolerancia pura). Esa tolerancia pura, es decir, igual para todas las opiniones políticas, sería en realidad algo contrarrevolucionario, al servicio de los intereses represivos del poder conservador. No alcanzaría la realización de la «tolerancia liberadora», que sería auténtica praxis revolucionaria en el sentido neo-marxista.
Se puede ver, entonces, cómo Marcuse propone redefinir el concepto de tolerancia, de tal forma que reclamar tolerancia consista, en realidad, en usar de tolerancia para todas las opiniones y prácticas subversivas, mientras que se rechace con total intolerancia cualquier opinión conservadora o tradicional. Esta actitud no podría ser calificada sin más de intolerante, sino que sería la actitud adecuada para lograr el avance de la verdadera democracia, ya que si los movimientos revolucionarios aceptaran los valores democráticos presentes se convertirían, en realidad, en aliados del sistema. Marcuse lo expresa así:
Según un principio dialéctico, el conjunto determina la verdad —no en el sentido de que el todo esté antes o por encima de sus partes, sino de modo que su estructura y su función determinan cualquier condición y relación particular. Así, en una sociedad represiva incluso los movimientos progresistas amenazan con transformarse en su contrario en la misma medida en que adoptan las reglas del juego.
Es decir, los comportamientos antidemocráticos de los grupos revolucionarios serían la manera como se podría «corregir» la deficiente sociedad opresiva del momento en una verdadera democracia progresista. Por supuesto, mientras tanto se exigiría a los grupos «conservadores» una obediencia inmaculada a las reglas de una democracia que va siendo modelada progresivamente por las tácticas revolucionarias. Es la elaboración sistemática de la llamada «ley del embudo», tan incansablemente denunciada por mi amigo Elentir. Marcuse la formula de forma magistral:
Entretanto, debería resultar claro que el ejercicio de los derechos cívicos por los que no los tienen exige como condición previa que se retiren esos mismos derechos a quienes impiden su ejercicio, y que la liberación de los condenados de este mundo exige la opresión no sólo de sus viejos, sino también de sus nuevos amos.
La misericordia represiva
El caso es que leyendo este ensayo he realizado el ejercicio mental de traducir los términos políticos empleados (tolerancia, opiniones políticas, democracia, sociedad, etc.) por términos eclesiales. Y se me ocurre que lo que la palabra talismán «tolerancia» supone para la democracia liberal podría ser comparable con lo que supone la palabra «misericordia» para la Iglesia actual. Pero, si los autores de la nueva izquierda proponen el uso torticero de la tolerancia como herramienta revolucionaria, ¿no podría estar sucediendo algo parecido con un cierto uso eclesial de la misericordia?
Traduciendo de la manera propuesta ciertas frases del ensayo de Marcuse, y teniendo en cuenta la diferencia de época en la que han sido escritas (lo mismo que en la sociedad, en la Iglesia ahora los grupos reprimidos no son, precisamente, los revolucionarios), los resultados son bastante sugerentes. Juzguen ustedes mismos:
La realización de la misericordia exige inmisericordia frente a las prácticas, creencias y opiniones teológicas tradicionales — así como también la extensión de la misericordia a prácticas, creencias y opiniones teológicas que han sido despreciadas o reprimidas.
La misericordia liberadora significaría, pues, inmisericordia frente a los movimientos de tradicionales y resignación frente a los modernistas.
Que la misericordia sea retirada a los movimientos retrógrados antes de que puedan volverse activos y el que también se ejerza inmisericordia frente al pensamiento, la opinión y la palabra (inmisericordia sobre todo frente a los conservadores y a los tradicionales) — tales ideas anticristianas corresponden al desarrollo efectivo de la sociedad cristiana, que ha destruido la base para una misericordia omnímoda. Las condiciones bajo las cuales la misericordia puede volver a ser una fuerza liberadora y humanizadora están aún por crearse. Si la misericordia sirve en primer término a la protección y conservación de una sociedad tradicional, si se dedica a neutralizar la oposición y a inmunizar al hombre frente a otras y mas progresistas formas de vida cristiana, entonces la misericordia se ha pervertido.
Los parecidos son terroríficos. ¿No les parece?
Nota: Al margen de las series monográficas sobre un tema (que tienen la etiqueta común “quaerere veritatem"), realizaré entradas de opinión como ésta.
[1] Herbert MARCUSE, «Repressive Tolerance», en: A Critique of Pure Tolerance, Boston: Beacon Press, 1965, pp. 81-117.
33 comentarios
Y a esta restricción de la misericordia se la llama "primavera de la misericordia", en perfecta coherencia dialéctica.
La escuela de Frankfurt es fundamental porque al huir de la Alemania nazi se fueron a EE.UU. y se pusieron bajo el ala de Rockefeller and Co. (Universidad de Columbia, por ejemplo) lo cual explica también porqué estas Fundaciones, incluyendo también la Ford, tradicional aliada de la Rockefeller, son las principales promotoras de la "perspectiva de género".
El solo pensar que Marcuse trabajó como agente de la OOS, precursora de la CIA, en el programa de "desnazificación europeo", es muy sugerente.
Saludos cordiales.
«El caso es que leyendo este ensayo he realizado el ejercicio mental de traducir los términos políticos empleados (tolerancia, opiniones políticas, democracia, sociedad, etc.) por términos eclesiales. Y se me ocurre que lo que la palabra talismán «tolerancia» supone para la democracia liberal podría ser comparable con lo que supone la palabra «misericordia» para la Iglesia actual.»
Es impactante el paralelismo.
En numerosos posts he advertido contra la influencia del marxismo cultural en el progresismo católico, sea de derechas o de izquierdas. Me parece sumamente interesante este post, al respecto. En especial, refleja bien el más que posible sustrato ideológico de una mutación de la teología de la liberación que he expresado así en el post (164) "Progresismo eclesial":
«La Teología de la Liberación ha mutado, se ha transformado en teología de la anomia. Ahora no consiste talmente en liberar de la opresión ejercida por las clases poderosas, sino en liberar de la ley moral al pueblo herido y frágil, víctima de la dureza de la ley, inaccesible sólo con gracia en rebajas. Deja de entenderse el pueblo como clase obrera, sino como el colectivo de los heridos, de los frágiles»
En este sentido, esta misericordia inmisericorde que ud dice puede ser el instrumento de una teología de la anomia que revolucione la sociedad según los postulados que menciona ud en este post:
«Traduciendo de la manera propuesta ciertas frases del ensayo de Marcuse, y teniendo en cuenta la diferencia de época en la que han sido escritas (lo mismo que en la sociedad, en la Iglesia ahora los grupos reprimidos no son, precisamente, los revolucionarios), los resultados son bastante sugerentes. Juzguen ustedes mismos:
La realización de la misericordia exige inmisericordia frente a las prácticas, creencias y opiniones teológicas tradicionales — así como también la extensión de la misericordia a prácticas, creencias y opiniones teológicas que han sido despreciadas o reprimidas.»
El fin supremo del Comunismo: IGUALDAD
El fin supremo de los de Centro (centro Izquierda, centro Derecha, Moderados, etc): JUSTICIA SOCIAL=FRATERNIDAD
LIBERTÉ ÉGALITÉ FRATERNITÉ
TODOS HIJOS DEL MISMO PAPÁ (El diablo) Y LA MISMA MAMÁ (La Revolución Francesa), en donde por cierto, nació esto de lo que el Padre Francisco José bien habla y que a hecho este paralelismo:
MUERTE AL INTOLERANTE
Ese Leviatan MUTA según convenga, pero es el mismo mal siempre.
Excelente post Padre.
Gracias Infocatólica
En primer lugar lo referente al pretendido marxismo cultural como base de la ideología de género. Desde hace un tiempo se comete el error de aglutinar en una especie de saca todas las formas de destradicionalización de los comportamientos sociales con lo que se comete el doble error de homogeneizarlos por un lado y (más grave a mi juicio) dotarlos de un origen común). Juzgar la escuela de Frankfurt como origen intelectual de comportamientos sociales habituales en cualquier país desarrollado es un artificio que probablemente sólo existe en la cabeza de algunos intelectuales. Las causas son numerosas y probablemente no todas perniciosas. La gente cambia, las sociedades también cambian y lo que ayer era inviable hoy no lo es. No percibo que el marxismo cultural ni Gramsci sobrevuelen comportamientos que se enfrenten a la moral tradicional.
Por otro lado no son homogéneos los cambios ni en su alcance ni en sus consecuencias morales. Poner en el mismo nivel el aborto y la tolerancia con la libertad de pensamiento de la gente es injusto, inconveniente y desde luego irreal por dar un ejemplo.
La resistencia al cambio de ciertos sectores es comparable al empuje de los otros que pelean por el cambio. El análisis del artículo sobre la tolerancia-intolerancia suena a pataleta. Desde luego que es así de la misma forma que visto desde el otro lado también se percibe así. Desde siglos atrás lo conservador limitó las fuerzas que proponían cambios cuando no las cercenó antes de su nacimiento. Es obvio que ambos bandos deben jugar al límite de las reglas; no hacerlo es una derrota anticipada, más cuando sólo se recogen quejas desoladas.
Por lo que respecta al segundo punto, no entiendo que exista una biyección entre tolerancia y misericordia ni que se pueda aplicar este sistema anterior a la Iglesia. Lo conservador tiene voz, tiene voto y está presente. En multitud de foros esto se niega y sin embargo, lo que a simple vista se ve es el mismo mensaje de Cristo y una doctrina que después de varios años de papado actual ha cambiado lo mismo que con los papas inmediatamente anteriores, es decir, nada.
Espero tranquilizar a los lectores, ni hay tanto parecido ni probablemente es tan terrorífico.
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FJD: Creo que reconocer que los autores de la escuela de Frankfurt han planteado un método que se ha aplicado a rajatabla para transformar la cultura occidental no es un error, es un acto de justicia. Desde el punto de vista de la diferencia tomista entre virtudes intelectuales y morales, esos tipos han sido auténticos genios, aunque perversos moralmente. Los autores neomarxistas de entonces, como los de ahora, suelen proponer con varias décadas de antelación deconstrucciones de la naturaleza humana que en el momento en que son propuestos suenan aberrantes a la sociedad, pero que son pacíficamente aceptados después. Y ahí entran muchas cosas, entre ellas los postulados y consecuencias de la ideología de género.
Por otro lado, la tolerancia como práctica política cristiana se ha visto siempre como la permisión de un mal en orden al bien común. Ha sido el sistema moderno de democracia liberal el que ha situado la tolerancia en el grado de virtud máxima de gobierno y comportamiento social, planteando el concepto de tolerancia absoluta. Lo sorprendente del marxismo cultural es que no niega ese concepto, sino que lo redefine para imponer un concepto de tolerancia parcial, únicamente hacia el lado subversivo. Es decir, lo absurdo es hablar de tolerancia cuando se está queriendo decir que sólo son tolerables las opiniones de mi bando, mientras que las otras deben ser reprimidas.
Precisamente sería propio del planteamiento cristiano tradicional que hay cosas simplemente intolerables, lo que elimina la hipocresía descarada que sí tiene el planteamiento neomarxista.
Bueno, pues sustituya en todo el razonamiento "tolerancia" por "misericordia" y resultará que el paralelismo no resultará terrorífico únicamente a los que están de acuerdo con que se apliquen a la reforma eclesial las mismas tácticas subversivas aplicadas por el neomarxismo a la sociedad.
¡Ay madre, cuánta perversidad!
¡Cuánta hipocresía refinadísima!
Reconozco que leyendo este artículo, me oprimía una sensación como de falta de aliento.
Porque la mente nos espeta, sin anestesia, que eso es rigurosa verdad, porque resume infinidad de información y de experiencias terriblemente coincidentes.
Pero el corazón se resiste a aceptar que Dios haya permitido caer a ciertas y tantísimas almas, algunas intelectualmente brillantes, en tales abismos de degradación moral y de retorcimiento sofístico.
Creo que Marcuse es un digno discípulo de Maquiavello, del cual ha actualizado su diabólico mensaje.
Y sí, la realidad eclesiástica está calcada -lamentablemente- de la realidad política, cuando debería ser a la inversa.
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FJD: Pues esa es la sensación que tenía yo leyendo a Marcuse. Y efectivamente, la cosa duele especialmente cuando estas cosas se ven en la Iglesia (con todo, nótese que yo no afirmo nada categóricamente: cada uno juzgue como le parezca), pero es igualmente sorprendente cómo la sociedad ha llegado a un punto de atontamiento como para aceptar pacíficamente que un señor de cincuenta años pueda, de la noche a la mañana, decir que en realidad es una niña de seis. Y que no lo metan en un psiquiátrico, sino que lo pongan como modelo de progreso social.
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrernos.
Me hubiera gustado reflexionar algo más, pero a estas horas ya doy para poco. Un saludo
Los argentinos tenemos desde hace décadas una lucha encarnizada.
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FJD: Gracias por la aclaración. Y yo que pensaba que el Santo Padre lo que ejercía era misericordia. ¡Qué cosas!
Y recordemos que el lema de la Revolución era "Libertad, igualdad, fraternidad...o muerte". Muy tolerante, como vemos. Para mí, el cuadro que quintaesencia lo que nos quiere decir el padre FJ Delgado es Libertad o Muerte, de Regnault, donde se ve al ángel caído, Lucifer, adorado por los revolucionarios franceses y republicanos actuales (véase el discurso de Macron la noche de su victoria electoral, junto a la masónica pirámide del Louvre,hablando del Espíritu de la Luz) dando a elegir entre la libertad masónica (nótese la plomada y elgorro frigio) o la muerte.
Muchas gracias
Veo que no soy el único que 'alucinó' con la puesta en escena y las palabras de Macron en el Louvre; el que sabe de que va la fiesta... ¡Ve lo evidente!
El libro de R. Wurmbrand, que es buenísimo, lo leí hace algún tiempo con el título de "La otra cara de Karl Marx ¿Es Marx un satanista?"; lo dejo indicado por si alguien le interesa y en algún país se editó con otro nombre.
Un saludo
me parece que es mas que puro marxismo, quien está detrás es el de siempre: Satanás. El "odio amoroso", otra contradicción, es odiar al "victimario" por amor a las "victimas":
Se presenta un grupo como víctima, por ejemplo los homosexuales y se dice que otro grupo es victimario, entre muchos ejemplos: los heterosexuales. Siempre se omite que muchos homosexuales son víctimas principalmente de otros homosexuales, de quienes los pervirtieron siendo niños y de quienes les mienten diciendo que es algo normal sabiendo que, las estadísticas médicas indican que muy probablemente se contagiarán de sida, hepatitis, etc. y morián jóvenes. Así que es falso que existe un conflicto homosexual-heterosexual.
Cuando identificas la existencia de odio puedes estar segura que está presente el Diablo, sin importar a quienes odies, porque siempre creerás que estás odiando a "los malos" y esa generalización se aplica a grupos o personas totalmente diferentes, hay personas que consideran lícito odiar a la Iglesia Católica, musulmanes, judíos, liberales, conservadores, fascistas, comunistas, a los conquistadores de América, a los heterosexuales, homosexuales, Franco, Stalin....
Cuando se usa el "victimismo" (presentar a un grupo como víctima), casi con plena seguridad Lucifer anda cerca, porque el odio anda buscando anidar en los corazones.
Rexjs: ¿De dónde sacas que la Revolución Francesa lleva con exclusividad al marxismo y no dio origen a otras corrientes? Admito que Hegel lleve al marxismo o al nacionalsocialismo, que también, pero ¿Kant?
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FJD: No quisiera alentar esa línea de debate, pero la realidad política actual en casi todos los países llamados "democráticos" es la aplicación directa de las estrategias de la escuela de Frankfurt. Y Macron es un ejemplo clarísimo de esto.
Eso es lo que muchos hubieran preferido, un papa débil ("misericordioso" en el sentido de buenecito y poca cosa) Pero tenemos un papa fuerte, con dotes de mando, inocente como paloma pero astuto como serpiente. Con la fuerza, la inteligencia suficiente y el apoyo del pueblo cristiano para, con su autoridad llevar a cabo sus reformas, tan necesarias en la Iglesia. Mal que le pesen a algunos.
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FJD: Me va usted a perdonar, pero el único que ha hablado del Papa aquí es usted. Yo no lo menciono en todo mi artículo. Ahora, si usted lo ve tan claro, es que ha encontrado algún parecido entre los planteamientos de la escuela neomarxista y el uso pontificio actual del término "misericordia". Si eso es así, respeto su juicio, aunque no diré si lo comparto o no, por prudencia.
Lo que sí le puedo decir es que de sus palabras se deduce una aprobación de un de la misericordia como el descrito en los textos que he "traducido", llegando, por lo que usted opina, a trasladar esa aprobación al "pueblo cristiano". Bueno, pues si lo que usted está diciendo (ojo, no es ni por un momento lo que he dicho yo) que el Santo Padre está aplicando una estrategia neomarxista para "llevar a cabo sus reformas", creo que estoy en la libertad de decir que eso a mí no me gusta un pelo. Y a lo mejor a otros muchos (no seré tan pedante como para decir al "pueblo cristiano"), quizá tampoco.
Reitero que digo lo que digo en respuesta a la acusación que usted hace de que el Santo Padre utilice un concepto de misericordia como el descrito en mi artículo, acusación que, hasta ahora, únicamente ha hecho usted.
El mal debe ser odiado. Más aún, Santo Tomás dice que el malo, en tanto que malo, debe ser odiado, y amado en tanto que ser humano, persona, etc.
El odio se dirige a algo que se ve contrario a lo que uno ama. Así que el que no odia nada, no ama nada tampoco.
Saludos cordiales.
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FJD: Tienes mucha razón. En realidad el problema del neomarxismo (como lo era el de su progenitor, el marxismo clásico) es el uso de la dialéctica revolucionaria. Para que se dé la revolución por medio de la praxis, que es el objetivo del marxismo, debe plantearse un escenario de lucha. En el contexto protoindustrial en el que nace el marxismo, la lucha se da entre los empresarios y los proletarios. Al variar el contexto económico y mejorarse las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas (aunque algunos, que no son precisamente pobres, no terminen de enterarse), parece que el desorden económico no supone una motivación suficiente para la subversión, por lo que hay que plantear otras "clases" que se presentan como victimizadas. Estas clases no son victimizadas en el sentido que planteas en tu comentario, sino que al darse la desigualdad que es normal dentro del género humano (y en algunos casos, hasta querida por Dios, aunque de este tema habrá que hablar en otro momento), se pretende justificar un derecho a la igualdad como causa de victimación. Aquí vienen en ayuda otras filosofías como el existencialismo, nihilismo, etc. para reforzar esta presunta victimación.
Lo que me queda claro es que el tema es suficientemente interesante como para dedicarle un post exclusivamente, cosa que haré más adelante. Tal vez sea entonces el momento de discutir de esas cosas y no ahora.
Y desde esos centros de poder ¿adónde no puede llegar la influencia de estos ideólogos?
Saludos cordiales.
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FJD: Otros temas más para la reflexión. Yo avanzaría que precisamente por la condición cultural del neomarxismo y por la tendencia curiosamente antiliberal de lo que llamas "supercapitalismo", esa alianza no sólo no es extraña, sino que es lógica. Pero, una vez más, creo que el debate habría que afrontarlo desde una base común y una definición de términos previa.
FJD: Creo que discutir sobre si tengo hombría o no es absurdo y no le interesa a nadie. Publicar su comentario únicamente dejaría en evidencia su mala educación.
Solo una aclaración semántica, porque seguramente queremos decir lo mismo, el odio según la RAE es "Antipatía y aversión hacia alguien o hacia algo cuyo mal se desea", mientras que aborrecer significa "Tener aversión hacia alguien o algo".
Podemos amar a algo y aborrecer a su contrario sin necesidad de odiarlo. Por ejemplo, podemos aborrecer la injusticia y desear que desaparezca, pero ésto no es desearle el mal sino el bien y, por lo tanto, no es odio.
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FJD: Gracias por seguir sacando temas. Me apunto otro sobre el odio. Pero ya te anticipo que en lenguaje tomista, Nestor lleva razón.
La izquierda avanza, haciendo el trabajo sucio de la innovación repelente, a veces cauta, otras veces de manera descaradamente inmoral.
La derecha la critica (y los bobos católicos la aplauden:"¡Qué bien que habla, qué moderado!") a fin de desplazarla del poder. Y cuando lo consigue, ¡oh sorpresa!, consolida lo esencial de los "avances" zurdos y por la galería, da un paso atrás en cuestiones cosméticas.
¡Este es el esquema básico de la democracia!. En los EEUU, en GB, en Argentina, en España. En Francia también, donde le han dado una última oportunidad a las doctrinas clásicas, pero se están preparando para echarse en brazos de la derecha nacionalista, como ya lo han hecho los EEUU y GB.
Pero atenti, todo ello sin renegar un ápice del liberalismo que in-forma a la democracia: Dios no existe, estamos abandonados en el universo, hagamos lo que mejor nos parezca y pasémosla bien.
Todos estos monstruos, desde Marcuse en la teoría hasta el coleta Iglesias en la práctica política, son los demonios que se crían en el caldo de cultivo de la apostasía reinante.
Y ojo que ese pozo termina en el infierno, adonde hay demonios peores.
Creer o reventar, la alternativa es "Reforma o Apostasía", como tan bien lo dice el P. Iraburu. No hay otra.
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FJD: Me alegro de que tu expresión haya sido: "el liberalismo condenado por los papas decimonónicos" y no: "el liberalismo, condenado por los papas decimonónicos".
EEUU: Un juez da la razón a una Universidad Jesuita que despidió a un profesor que defendió la familia.
EEUU: Nueve Universidades Católicas premian y dan la palabra a defensores del aborto y lobby gay.
¡Muy misericordiosos, si señor, y muy tolerantes!
El gramcismo cultural ha hecho un desastre tan grande en el campo de la semántica, que cuesta entendernos aún entre hermanos en la fe. Y cuando hablamos de "liberalismo" a secas entramos casi siempre en una comedia de enredos, que si no los aclaramos termina en tragedia.
Por eso cuando me refiero al liberalismo como matriz común de izquierdas y derechas, heredero de primer grado de la Francesada, lo califico como el que han condenado tan lúcidamente esos grandes papas.
Y no falla: en caso de duda, consulte a la encíclica.
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FJD: Muchas gracias. Desde luego el libro me parece una lectura muy recomendable.
"Tienen derecho a no estar de acuerdo. Tienen derecho a pensar que el camino es peligroso, que puede dar malos resultados, que… tienen derecho. Pero siempre que lo dialoguen, no que tiren la piedra y escondan la mano, eso no. A eso no tiene derecho ninguna persona humana."
Papa Francisco.
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FJD: Parece que eres durillo de entendederas. A ver si te enteras que el único que habla del Santo Padre aquí eres tú. Y si al hablar del Santo Padre defiendes que haga un uso parcial de la misericordia en el que sí debe haber misericordia para unos y para otros no, flaco servicio le haces.
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FJD: Y gracias a Néstor.
Reforma que ser Antisistema, un Subversivo de los sistemas reinantes con la luz de Cristo a la Mano, pues como dije más arriba, Liberalismo, Comunismo y Centros.... hijos de la misma mamá y el mismo papá.
Y no hay nada más de apostasía, que ver uno de estos sistemas como compatibles con la Verdad Católica, la Verdad de Cristo, cuando todos estos, tienen EL MISMO ADN DEL MAL.
Por eso, como dice el Padre JMI:
REFORMA O APOSTASÍA.
Sobre el libro (ya que ha salido al tema) decir que tiene cosas rescatables (como las que han dado origen a este post) y elementos valiosos en aras de la lucha contra la Ideologia de Género, pero no me parece un libro erudito y lo más importante, la inspiración filosófica con la que ha sido escrito, es Liberal no Católica, por lo que en todo momento, primero relaciona a la IDG con la Izquierda y recién a partir de ahí ataca a la IDG. Con lo que deja en todo momento claro, que el valor que defiende es la libertad, no la Familia. (SI OLVIDAMOS QUE EL LIBERALISMO SE LLAMA LIBERALISMO PORQUE SU FIN SUPREMO ES LA LIBERTAD, no podremos advertir su doble filo)
Particularmente, un libro contra la Ideologia de Género que no hable del NOM, de la Masonería, etc.... no me resulta completo.
Además, cuando estuvieron en Lima, al ser consultados al respecto, dijeron que ellos no creían en Teoría Conspirativas, con lo que no permitieron hablar de otra cosa que no fuera la relación IDG con la Izquierda.
Es un libro exclusivamente sociopolítico, que deja de lado la antropologia y la bioética. Por lo que a mi entender, NO ES UN LIBRO REFERENTE EN LA LUCHA CONTRA LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO.
Siendo temerario, creo que el Marketing y la simpatía a este libro, es en gran medida a que destruye a la Izquierda, y habiendo hecho esta tanto daño patente, pues como que "celebramos que le den su merecido". Pero con objetividady sin la animosidad que nubla juicios, el libro no pasa de ser decente.
NOTA: Leer lo que el gran Castellani escribió sobre el liberalismo, es muy aclaratorio creo yo.
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FJD: ¡Un libro sensato que habla de la ideología de género sin hacer referencias a conspiraciones judeomasónicas! Dan ganas de leérselo ya mismo.
Pero puestos a sutilezas, te diré que no me parece esencial mencionar a las conspiraciones judeomasónicas -a las cuales no niego existencia ni influencia, que la tendrán, como tantas otras conspiraciones- a efectos de denunciar la aberración de la IdG. Porque en ese caso, fuerza sería criticar a la línea editorial de este portal, que jamás las menciona, y sin embargo combate a la IdG con una contundencia irrefutable.
En cuanto a los autores del libro, es verdad lo que dices: su objetivo no es la mayor gloria de Dios sino aniquilar a la izquierda apoyándose en la derecha. Son del sistema, son demócratas, son "conservadores". Pero ojo, como bien dice el P. Delgado, son sensatos cuando utilizan argumentos de orden natural. Que no sé si por convencimiento o por estrategia, vaya uno a saber, pero los utilizan.
Pero vuelvo a lo de arriba: el enemigo avanza en orden de batalla, por lo cual no es el momento de ponerse a considerar si nuestro compañero de trinchera huele mal.
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FJD: No quiero censurar el debate, pero me gustaría que guardáramos el tema para cuando se aborde de manera ordenada, que prometo será pronto. En cualquier caso, gracias por comentar a todos. Me da bastantes ideas para nuevas publicaciones.
FJD: Lo siento. Me niego a permitir que siga ofendiendo al Santo Padre.
Más de un post en Infocatólica ha mencionado al Club Bildenberg. Así que eso de denunciar a Este portal por no haberme hablado del tema, es solo desconocimiento de la Variedad de
Publicaciones en esta Web.
Por otro las, doy por cerrado el tema del libro, que no se metió por mi y que distrae demasiado de la centraludsd que debe haber en el fin del Post.
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