A modo de presentación
«Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en el Señor. Aquélla solicita de los hombres la gloria; la mayor gloria de ésta se cifra en tener a Dios como testigo de su conciencia. Aquélla se engríe en su gloria; ésta dice a su Dios: Gloria mía, Tú mantienes alta mi cabeza (Sal 3,4). La primera está dominada por la ambición de dominio en sus príncipes o en las naciones que somete; en la segunda se sirven mutuamente en la caridad los superiores mandando y los súbditos obedeciendo. Aquélla ama su propia fuerza en los potentados; ésta le dice a su Dios: Yo te amo, Señor; Tú eres mi fortaleza (Sal 17,2).» (San Agustín, La Ciudad de Dios, XIV, 28
Soy consciente que el título de este blog requiere una explicación. Y para presentarlo, como es costumbre hacer en este sitio que generosamente me acoge, parece oportuno empezar por ella.
Dos amores, dos temores, dos durezas
Quiero hablar de dos durezas distintas que se pueden dar, y se dan con frecuencia, en el cristiano. La primera es la dureza del corazón, que consiste en la resistencia a la Gracia, la obstinación suicida del hombre que se aparta de Dios, que es la vida, ganándose así la propia perdición. Todos nacemos con esa dureza de corazón, herencia del pecado de los primeros padres, para el que Cristo nos ha dado la salvación ofreciéndonos un corazón nuevo, su mismo Corazón.
Pero el hombre, obrando en contra del hermoso don de la libertad, destinado a servir a Dios, transforma esta dureza de corazón en un temor del mundo, que le lleva, por un proceso sorprendente, a un amor al mundo que coincide con ese «amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios» en el que se funda la ciudad terrena. Ese amor, que sólo por aproximación merece un nombre tan noble, no es fruto del ejercicio verdadero de la libertad, sino de una auténtica esclavitud.
Sin embargo, la Gracia de Dios en el hombre recorre un camino del todo distinto. A lo primero que mueve la Gracia es a amar a Dios, pues en esto consiste la justificación. Y este «amor de Dios hasta el desprecio de sí» produce una clase distinta de temor, el temor de Dios, que mueve a apartarse de las cosas malas por amor y reverencia a Dios. El hombre que vive así recibe de Dios otro tipo de dureza que, a diferencia de la de corazón, no viene de la confianza del hombre en sí mismo, sino del abandono en Dios Padre omnipotente.
Los profetas, los apóstoles, los santos, nosotros
A los profetas Dios les promete esa dureza, necesaria para enfrentar a un pueblo duro de cerviz. Así a Ezequiel le dice: «haré tu frente como el diamante, que es más duro que el pedernal» (Ez 3,9). A Jeremías le promete que hará de él «una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce» (Jr 1,18). Y todas estas profecías se cumplen en Cristo, Piedra angular, de la que él mismo dice que «el que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien ella caiga, será aplastado» (Lc 20,18).
Los apóstoles han heredado esta dureza, que les permite ser fundamentos de la muralla de la Ciudad Santa que baja del cielo y que representa a la Iglesia (Ap 21,14). Muchos santos también han destacado por esa cualidad, como San Atanasio, a quién recordábamos ayer, cuya insistencia (hoy se hablaría de rigidez fundamentalista) en defender la divinidad de Cristo permitió que la fe triunfara en uno de los periodos más oscuros de la historia de la Iglesia.
Y aunque hoy nuestro tiempo presente mire con recelo esta firmeza en la fe, así como la rectitud de principios en general, los cristianos, y más los que nos dedicamos por oficio al anuncio del Evangelio de Cristo, estamos llamados a dejarnos «endurecer» por Dios para enfrentarnos al mundo.
Destacar esta dimensión de la vida cristiana no conlleva la exclusión de otras cualidades menos «problemáticas» para nuestra generación y que se concilian dentro del Misterio. Así de la Iglesia, que es Madre, se puede decir que está fundada sobre Roca; del yugo con que nos ciñe Cristo, que es llevadero; y que precisamente en nuestra debilidad es donde se manifiesta la fortaleza, fruto de la Gracia. Por tanto, la firmeza del profeta, apóstol, predicador, no está contra la ternura, la comprensión, la paciencia. Pero en el auténtico cristiano éstas no se dan sin aquella.
El título
Me he decidido, pues, a llamar este blog «más duro que el pedernal», en referencia a las palabras antes citadas de Ez 3,9. Alguno podría decir que hubiera sido mejor insistir en esas otras cualidades, más fácilmente aceptables por el mundo, que en ésta de la dureza. Pero creo que precisamente esta elección, posiblemente fruto de mi temperamento, es indicativa de lo que pretende ser este blog. Bueno, eso y que en un sitio «cavernícola» como InfoCatólica parecía un título más que apropiado.
El blog
No tengo muy claro todavía qué caminos tomará esta aventura, pero desde el principio anticipo que no pretendo escribir un blog temático. Muy posiblemente las cuestiones que vaya abordando serán marcadas por la actualidad, mis lecturas, discusiones en la que me vea involucrado, alguna iluminación en la oración, preguntas, etc. Por el título que he elegido, se puede anticipar que el acercamiento a las cuestiones no pretende ser, precisamente, desde la perspectiva de la corrección política. Lamento decepcionar a los que les guste escuchar siempre que todo va estupendamente y que la vida es de color de rosa. No era ése el estilo de los profetas, ni de Jesucristo.
Evidentemente, lo que escriba será expresión de mi opinión personal, que como tal es discutible e incluso puede ser errada. Trataré de mantener la disciplina de advertir cuando lo que diga sea doctrina católica. En todo queda a la discreción del consejo de InfoCatólica el desaprobar cualquier cosa de las que diga. Los escritos podrán ser enlazados o reproducidos, siempre citando y vinculando la fuente.
Los comentarios se someterán a moderación, como es norma en este portal. Y el estilo de moderación será el acostumbrado. Si más adelante es necesario aplicar algunas reglas, se hará saber.
Agradecimiento
No puedo dejar de agradecer al consejo editorial de InfoCatólica la confianza que han brindado al ofrecerme esta oportunidad de colaborar con este medio de información, que realiza, según mi opinión, un servicio impagable a la Iglesia.
También agradezco de antemano a los que se tomen el tiempo de leer algo de lo que escriba, a los que además se tomen la molestia de comentarlo y a los que me ayuden con sus críticas y sugerencias.
El autor
Dejo para el final algunas palabras sobre mí, para quién puedan interesar. Me llamo Francisco José Delgado Martín. Soy natural de Madrid y criado en Ocaña (Toledo). Presbítero desde 2007, he desempeñado mi ministerio en la Parroquia de La Puebla de Almoradiel y como misionero fidei donum (enviado desde mi diócesis para colaborar en otra diócesis necesitada de clero) en Perú durante seis años. Actualmente estudio la Licenciatura en Filosofía Tomista en Roma, mientras termino la Licenciatura en Teología Dogmática en Lima.
Laus Deo Virginique Matri
26 comentarios
Te seguiré con interés. Es de agradecer tu generosidad y el impagable servicio de Infocatólica.
Gracia y paz.
Que el Señor te inspire artículos bien luminosos,
y te dé paciencia para aguantarnos, porque hay algunos que... En fin, mejor no digno nada.
Los más peligrosos el Editor y el Director.
Abrazo + JMI
Es estupendo que un buen lector y comentarista de InfoCatólica se convierta en bloguero de InfoCatólica.
Buen comienzo para lo que sin duda será un excelente blog. Otro versículo apropiado en uno de los cantos del siervo de Yahvé: "El Señor me ayuda y no me avergonzaré; por eso endurecí mi rostro como el pedernal y no quedaré avergonzado" (Is 50,7)
Aprovecho la ocasión para agradecerle especialmente la reseña del libro de Higinio que escribió en Amazon.
AUDIENCIA GENERAL, Santo Tomás de Aquino. Plaza de San Pedro
Miércoles 2 de junio de 2010 )
Laus Deo Virginique Matri
Estaremos atentos a sus publicaciones, para formarnos y para difundirlas.
Dios te bendiga Amigo.
Dios bendiga a Infocatólica
Me gustó mucho tu reflexión sobre la dureza de Dios. Es que cómo hace falta tener eso claro para perseverar en la fidelidad a Dios a pesar de que te tilden de "profeta de calamidades".
Que este blog sea un reflector más del esplendor de la Verdad, que tanto se quiere oscurecer falazmente en nombre del amor y la paz, olvidando la sabía advertencia del P. Garrigou-Lagrange: "La Iglesia es intolerante en los principios porque cree, pero es tolerante en la práctica porque ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en los principios porque no creen, pero son intolerantes en la práctica porque no aman."
Como dice Bruno: comentarista, lector, articulista...., bloguero. En serio, muchas gracias. Podremos "disfrutar" más a menudo de sus escritos.
Que Dios lo guíe y conduzca para que por su medio seamos fieles al Evangelio y a la doctrina Católica.
Que Santo Tomás de Aquino sea su fiel compañía.
Desde México mis oraciones por usted.
Muchas veces nos convencemos que el mundo necesita más ternura, más bondad, más corazón... pero no llegamos a comprender que si no tenemos claro qué es lo que realmente importa atrás de eso, y que el camino de Dios es absolutamente difícil, hasta los sentimientos más nobles podrían apartarnos de nuestros caminos.
Gracias, padre, porque con sus artículos, discusiones, puntos de vista y ahora, entradas en su nuevo blog, nos ayuda a los que no tenemos la suerte de conocer tan a fondo la doctrina de la Iglesia, a interesarnos un poco más en el tema y, Dios quiera, a tenerle al menos la mitad de la pasión que le tiene usted.
Muchas felicidades por su nuevo proyecto. Mis oraciones están con usted.
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