Lo que la gracia ayuda a tratar con las propias "chocheras"
A lo largo de mi vida, con culpa o sin ella, he sufrido por ciertos aspectos de mi conducta que nunca me han parecido “normales” por lo que, tras prestar mucha atención he aprendido a conocerme y a estar en paz; cosa que no hubiese sucedido si el Señor no me hubiese dado su gracia.
Con su auxilio, es como con el paso de los años he mejorado en algunos aspectos aunque con otros, debido al natural deterioro del cuerpo, he debido hacer algunos ajustes.
Para qué tanta complicación con respecto uno mismo?
Para aprovechar la capacitación que da el Espíritu Santo y así amar al prójimo y a uno mismo por amor a Dios; aunque no solo por eso, sino también para tener la paz que solo da la gracia.
Y, vaya, si es necesaria esa paz cuando se tiene una alta sensibilidad; ya que, por ejemplo, ahora de vieja y como nunca antes, los ruidos fuertes me abruman asombrosamente rápido.
Me refiero al fuerte ruido que, por ejemplo, produce una comparsa o los parlantes de algunos coros durante la misa. Ese tipo de ruido, sencillamente, me hace sufrir enormemente no solo porque llegan a mi toda clase de pensamientos negativos sino porque mi cuerpo padece al punto que me sube la presión arterial, transpiro, respiro con dificultad, me mareo, siento náuseas y ganas de salir corriendo como una loca.
Algunos se han de estar preguntando que, para qué me llego hasta ustedes con semejantes tonterías?
Pues bien, primero que todo, porque no son tonterías! Sentirse físicamente enfermo no lo es! Tampoco es cosa de “estar loco”! y, segundo, porque algunos podrían estar en la misma situación que yo por lo que, sería recomendable, para adelantar en el camino de fe y, por tanto, en nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y nuestros semejantes, tener en cuenta que los psicólogos han dado con que existe un tipo de personas a las que han llamado PAS (Personas Altamente Sensibles) de lo cual puede uno darse cuenta con un simple test; sin embargo, les adelanto que, como afirman los expertos, no existe un solo test que arroje un resultado definitivo ya que la propia vida es la mejor prueba de aquellos aspectos de nuestro ser que merecen nuestro cuidado.
Pues bien, el famoso test que sirvió para (partida de risa) darme cuenta de lo que ya sabía, ofrece afirmaciones a las se responde SI o NO.
Les confieso que respondí afirmativamente al 99% por lo que no necesito ser un genio para conocer el resultado, sobre todo, cuando yo misma soy la prueba.
Todo lo anterior con la intención de ofrecerles la idea de que dar en el clavo respecto a nuestras “chocheras” lo único que indica es que hemos de seguir cuidando de nuestro cuerpo y alma lo que involucra el ejercicio, las distracciones, los hobbies pero también prestar atención a lo que sucede en lo más profundo, orar, recurrir a los sacramentos y pedir a todas horas y a grandes voces la gracia de Dios.
De tal forma que, revisa las afirmaciones que coloco de seguido y, si lo deseas, responde. Recomiendo hacerlo rápidamente, antes de que tengas oportunidad para justificarte o mentir.
Test
- Me afecta el comportamiento de los demás.
- Tengo la sensación de ser consciente de cosas muy sutiles en mi entorno.
- Suelo ser muy sensible al dolor.
- En los días ajetreados, suelo tener necesidad de retirarme, de echarme en la cama, buscar una habitación en penumbra o cualquier otro lugar donde pueda encontrar algo de tranquilidad y alivio frente a la estimulación.
- Soy particularmente sensible a los efectos de la cafeína.
- Me abruman fácilmente las cosas como las luces brillantes, los olores fuertes, los tejidos bastos o las sirenas de policía o ambulancias.
- Los ruidos fuertes me hacen sentir incómodo/a.
- Tengo una vida interior rica y compleja.
- Me conmueven profundamente las artes o la música.
- Soy muy concienzudo/a.
- Me asusto con facilidad.
- Me agobio cuando tengo muchas cosas que hacer en poco tiempo.
- Cuando alguien se siente a disgusto en un entorno físico, suelo saber lo que hay que hacer para hacerle sentir más cómodo (como cambiar la luz o lo asientos).
- Me molesta que los demás pretendan que haga demasiadas cosas a la vez.
- Me esfuerzo mucho por no cometer errores u olvidarme de algo.
- Suelo evitar las películas violentas y las series en la televisión.
- Me resulta desagradable la activación que me provoca el ajetreo a mí alrededor.
- Los cambios en la vida me conmocionan.
- Suelo percibir y disfrutar de las buenas esencias, sabores, sonidos y obras de arte.
- Para mí tiene mucha importancia disponer mi vida de modo que pueda evitarme situaciones perturbadoras o abrumadoras.
- Cuando tengo que competir o ser observado/a en la ejecución de una tarea, me pongo tan nervioso/a e inseguro/a que termino haciéndolo peor de lo que podría hacerlo.
- Cuando era niño/a, mis padres o mis profesores me solían ver como una persona sensible o tímido/a.
Una última cosa he de añadir y es que, descubrir que eres una persona con alta sensilidad no cambiará el hecho de que los demás son incomprensivos, lo único que cambiará con ayuda de Dios, es la manera que eliges para reaccionar ante la incomprensión.