El otro día miré un video en el que entrevistaron a Fray Nelson Medina en el que contó que, siendo joven y estando alejado de Dios, se despertó en el una enorme fascinación por la Virgen María la que, al fin y al cabo, fue lo quien lo atrajo a la fe y a su vocación como miembro de la Orden de Predicadores (OP) o dominicos.
A Fray Medina, de cuando lo veo en persona, le pongo mucha atención porque, por poco que diga, lo que dice es algo que debe ser dicho. Ni una letra más ni una menos.
En esta ocasión, haber conocido de su boca que María lo atrajo y que sea algo que tengo con el en común me pareció bellísimo. Estaba escrito que mirara yo ese video para conocer el hecho de su propia boca.
A mí María Santísima me atrajo hace poco y fue que, de repente, se me despertó una gran necesidad de consagrarme; así que tomé el primer curso que pude y que consistía en la lectura y meditación de Tratado de la Verdadera Devoción, algunas lecturas de varios otros santos y papas.
De las lecturas caí en la cuenta que consagrarme iba a ser un acto definitivo del que, no solo emanaría gracia sino también sufrimiento ya que, pertenecer a Jesús por María, es pertenecer a la obra de redención hasta en sus mínimos detalles sean o no agradables.
Sufrir a nadie le gusta por lo que, por supuesto que titubeé por un micro-instante; sin embargo, me tiré de consumida en la experiencia con una confianza que, ahora entiendo, no era mía sino un regalo de Dios.
El caso es que, desde entonces todo lo que prometió María se ha cumplido: llega sufrimiento hasta de las cosas más insignificantes pero también mucha gracia al punto que mi vida ya no parece mía aunque lo sigue siendo.
Ahora bien, qué tiene que ver con María, con fray Medina y conmigo?
Tiene que ver con que, así como con Fray Medina presto atención con el fin de no perderme detalle de su boca durante el poquitico tiempo en que nos encontramos, igual con María cuando con ella rezo el rosario ya que, de tenerla delante por tan solo minutos, no querrías perder detalle de su boca. .
Por eso rezarlo con devoción, modestia y atención es tan importante (aunque a veces requiera de una doble o triple invocación al Espíritu Santo) ya que siempre te dirá algo que debes saber como, por ejemplo, algo tan simple como su-pre-ma-men-te importante como que te conserves en la confianza y esperanza de que a su lado la gracia te moldeará en Amor.
Por eso y muchas otras cosas, presto atención a los instantes con fray Medina y pido la gracia que necesito para también ponerla durante el ratico chirrisquitico que paso a diario con Nuestra Señora, María Santísima, Madre de Dios, Madre Nuestra y Madre Mía.
“Tratad mucho a Santa María. No hay senda más segura para afinar en la vida interior. Saboread esos piropos que nos muestran su dignidad sin par: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo. Y utilizad el atajo: ir por María a Jesús “. Beato Álvaro del Portillo