¡Para los hijos de Dios su victoria es la vida! | Sobre las elecciones en Costa Rica
“Mientras los verdugos de Jesús dormían plácidamente arrullados por el espejismo del poder, Él desalojaba el sepulcro e inauguraba la oleada de vida nueva que en el entramado de la historia de los sencillos se da en el modo martirio… ¡Claro, para el que se toma en serio el Evangelio!
El miedo y el odio apasionado reclaman y cobran lo suyo con la vida de los inocentes.
¡Cristo, Cordero degollado, en pie!”
Manuel Enrique Chavarría Estrada, presbítero
Lo que se lee en los medios de comunicación sobre lo que fue la campaña electoral en mi país contiene gran parte de la verdad pero, a la vez, está fragmentada debido a que pocos o ninguno de los periodistas estuvieron involucrados al grado o el modo en que pudieran haber ofrecido una visión completa e imparcial.
No me detendré en los detalles de la contienda electoral ya que son muchos y muy complicados, nada más diré que, para hallar sentido a los acontecimientos, hemos de remitirnos a la historia de Israel cuando, por sus infidelidades fue invadida, arrasada y deportada a tierras en donde se les impuso una nueva forma de vivir y de pensar.
La Palabra de Dios nos enriquece ya que ahora sabemos que aquello fue un mal necesario.
Es por eso que en este momento podemos decir que, literalmente, nos encontramos junto a los canales de Babilonia y, por primera vez, hemos contemplado vívidamente el sentido de la agonía en Los Olivos, previendo el futuro.
Sin embargo, en lo profundo de las tinieblas que nos circundan, percibimos claramente la luz radiante del sepulcro mientras va quedando vacío.
Cuaresma, Triduo Pascual y ahora la Pascua han sido camino de conversión que, con gran devoción, hemos seguido.
Sin embargo, bastantes quedaron rezagados, muchos siguen aún dispersos, confundidos, deslumbrados por el resplandor de la victoria de un poder que no es del Resucitado.
El presidente electo afirma ser católico, sin embargo, por ser candidato del oficialismo hereda y adquiere nuevos compromisos con quienes promueven el laicismo, tienen en su agenda la ideología de género y están de parte de la cultura de la muerte por lo que le a mi país le espera un camino no muy diferente al que han seguido muchos otros en la actualidad.
Los católicos que le dieron su voto a sabiendas o no del contenido de su plan de gobierno serán lo que más habrán de sufrir debido a su desidia o ignorancia. Difícilmente se habrán de enterar del por qué. No cabe duda de que ahí estaremos para para que ninguno se pierda.
El resto de nosotros, al lado de nuestros obispos, nos proponemos orar y colaborar con el presidente para que, con el auxilio de la gracia, llegue a destacarse como modelo de cristiano; pero si no, si su elección fuese diferente, la gracia nos confirma en la certeza acerca de que el camino de santidad que la situación supone no es nada despreciable y, por tanto, nos proponemos dar plena adhesión.
Sea Santa María, “virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta” quien “libre al pueblo que tropieza y se quiere levantar”
¡Para los hijos de Dios su victoria es la vida!
¡Caramba! ¡Que para algo que tenga sentido hemos de vivir!
¡Santidad o muerte!
Amen