El Motu proprio Summorum pontificum en Costa Rica y el cumplimiento de una promesa
De vez en cuando viene bien hacer un recuento, no solo para alabar, suplicar y dar gracias a Dios sino para ofrecer a quienes los desconocen, hechos puntuales con los que se puedan formar un juicio ya que los prejuicios impiden elaborar juicios veraces por lo que, sin estar en posesión de la verdad, pues – ¡nada!- imposible acertar, ser justos, ni nada.
Sobre la celebración de la misa Tridentina en Costa Rica
Tal como lo he narrado anteriormente, en Costa Rica, la misa tridentina se llegó a celebrar debido a que, con un joven, primero y, con otro, después, nos dimos a la tarea de solicitar la celebración de la forma extraordinaria a los sacerdotes de algunas diócesis y de la arquidiócesis de San José tal como el motu proprio Summorum Pontìficum lo indica para, de ese modo, también ofrecer la oportunidad de aprender a los sacerdotes que lo desearan.
Durante varios años nuestra labor fue totalmente infructuosa dentro de ese ámbito, sin embargo, habíamos establecido contacto con el padre Sixto Varela Santamaría quien, para ese entonces, estudiaba en Roma.
Nuestra relación tuvo sus altos y bajos debido a que el padre tenía su forma de pensar y yo la mía; sin embargo, debido a que la gracia nos capacita cuando se trata de la consecución del Bien, llegamos a entendernos al punto que, poco tiempo antes de su regreso, prometió que una vez le asignaran parroquia facilitaría la celebración.
Cumplió su promesa pero no solo eso, sino que nos tomó bajo su cuidado pastoral y así fue como a la vez quedamos bajo el cuidado pastoral de su obispo, Monseñor Ángel Sancasimiro.
Durante el tiempo que la gracia construía y fortalecía la relación con el padre Sixto sucedieron muchas cosas entre los fieles que solicitábamos la misa tridentina, sin embargo, el Señor tuvo piedad preservàndonos de caer en extremos, no sin antes exigirnos fidelidad a la Santa Iglesia para, de ese modo, dar cumplimiento a su voluntad respecto a la celebración de la Santa Misa según la forma extraordinaria.
Es de suponer que, por la “novedad”, la relación con algunos fieles la cosa no fue fácil por lo que tampoco lo fue con algunos presbíteros ya que desconocían el motu proprio Summorum pontificum así como lo que el papa Benedicto XVI ha escrito sobre la riqueza teológico-doctrinal contenida en la forma extraordinaria. La mayoría solo había escuchado hablar de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X (FSSPX) o lefebvristas, hacia los que guardan recelo y con quienes todavìa nos confunden.
No es imprudencia reconocer abiertamente que, desde entonces y hasta el momento, muchos fieles y presbíteros, rechazan la necesidad pastoral de dicha celebración; en secreto unos pocos la reciben agradecidos pero los que así piensan constituyen una minoría, comparada con quienes de plano la rechazan o, la rechazan, aunque admitiendo el valor de su forma.
Estando así las cosas, sencillamente, decidimos colocarnos bajo el cuidado pastoral del padre Sixto de quien habíamos obtenido su confianza para, con toda sencillez, dedicarnos a fomentar el conocimiento de ambas formas del rito romano y procurar la visita de sacerdotes que conocieran la celebración y asì ofrecerla a los fieles y sacerdotes que desearan aprenderla.
Para maravillarse de la obra de Dios falta que conozcan que el grupito cercano al padre Sixto está constituido por tan solo cuatro personas que, con ayuda de Dios, han conservado una magnífica relación entre ellos como con el padre Sixto quien los cuida como verdadero padre.
Junto a ellos varios más colaboran intensamente cada vez que nos visita un sacerdote.
Me gustaría nombrar a estas personas pero no les he consultado, aunque -de todas formas y conociéndolos- sospecho que preferirán mantenerse en el anonimato.
Pues bien, a partir del interés suscitado por la celebración, jóvenes profesionales se organizaron para conformar la asociación “Summorum Pontificum” en apoyo al Instituto del Buen Pastor y, catedráticos y extranjeros, conformaron el apostolado (*) de San Lázaro que, aparte de su actividad, solicita y apoya la celebración de la santa misa.
De tal efervescencia nació un grupo de mujeres jòvenes que fomenta la virtud, el pudor y la castidad en hombres y mujeres.
Existe sólidamente conformado un grupo de jóvenes acólitos que se reúne y recibe formación permanente.
Existen dos conocedores de música sacra que, sin reparo, nos asisten con lo necesario. Esperamos que, con el tiempo, otros se unan.
Asimismo, los sacerdotes que nos visitan, ofrecen conferencias, confesiones y la oportunidad de aprender a celebrar la forma extraordinaria; aunque, esto último, sin mayor resultado.
De dichos sacerdotes, es admirable la dedicación del padre Agustín quien se traslada en promedio una vez al mes desde su lugar de misión en Nicaragua para celebrar la santa misa.
Hace falta mencionar que con el mismo cariño se movilizan desde Mèxico y Colombia el padre Fryar, Heenan y Grégory-Lutz.
Y, como si en relación a los sacerdotes ésto fuera poco, el padre Sixto aprendió a celebrar según el misal de Pablo VI por lo que los fieles han podido conocer la santa misa celebrada ad orientem la que han llegado a apreciar asì como a familiarizarse con la comunión de rodillas y en la boca.
Sin duda alguna, dentro del ámbito litúrgico de nuestro paìs es admirable hallar tal expresión de continuidad en la Liturgia y fidelidad al Concilio Vaticano II.
Es necesario destacar que, de nuestro grupo, ha nacido una vocación al sacerdocio que da sus primeros pasos en el camino de discernimiento en la persona que fomentó la creación del grupo de acólitos.
Como parte del apostolado, hemos creado la página en Facebook llamada “Santa Misa en Latín en Costa Rica”, con casi tres mil seguidores, desde la cual promovemos tanto el aprecio por ambas formas del rito romano como la obediencia a nuestros pastores; a la vez defendemos la vida, el matrimonio, la familia, la libertad de expresión y religiosa. ¡Cómo no hacerlo!
La página ha resultado de incomparable valor como medio para invitar a participar de la misa tridentina a nuestros compatriotas; incluso, fieles de países centroamericanos no solo preguntan sobre cómo solicitarla en sus países sino que realizan consultas relacionadas las que, con todo esmero, respondemos.
En dicha página, hemos empezado a promover el que, con la certeza de ser algo bueno, demos los primeros pasos hacia que la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) tanto como el Instituto del Buen Pastor obtengan lo necesario para radicar en nuestro país.
De muy poco de lo que el Señor hace dentro de su Iglesia, yo, Maricruz Tasies, puedo dar testimonio de primera mano, ésta es una de ellas.
Han de existir muchas otras cosas que desconozco que suceden a partir de la celebraciòn de la forma extraordinaria pero, al menos, dejo aquí constancia de los frutos que la gracia han rendido mediante el motu proprio Summorum Pontificum y del cumplimiento de la promesa de un buen hombre de Dios.
¡Deo omnis gloria!
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NOTA: Deben saber que, de un par de años para acá, me dedico solamente a servir como apoyo moral a los que realmente trabajan.
A veces, tambièn, solo sirvo para dar guerra. jeje
7 comentarios
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Gracias por tu comentario, Alejandro.
Espero poder saludarte para la pròxima.
Y un comentario: el término "Misa tridentina" es inexacto, además de un poco "cosificador". Lo primero, porque el rito romano no se creó en Trento. Allí fue finalmente hecho canon litúrgico y uniformado en la mayoría de la Europa latina, pero existía desde hacía siglos. Lo segundo, porque es mejor decir "Misa tradicional", o su nombre oficial "forma extraordinaria del rito romano". Ambos términos son más amables y descriptivos que "Misa tridentina". Pero sólo es una sugerencia personal!
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Gracias, Jero, por la correcciòn. Entiendo que estàs en lo correcto.
El caso es que utilizo ese tèrmino porque para mis coterràneos es màs comprensible.
La forma Extraordinaria sujeta a Roma es la mejor opción para Defender y Promover la Fe Cristiana Católica, el Matrimonio Legítimo UNA+1 Canónico e Indisoluble y abiertos a la Vida Humana.
La mayoría de Católicos no sabe que el divorcio civil, la unión civil entre pre divorciados, la unión de hecho, la unión entre gente del mismo sexo, el uso y consumo de anticipación impeditivo abortiva, la FIV, el aborto, la eutanasia y similares, ninguno fue o será legalizado para Católicos.
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Don Didier, cuàntas cosas verdaderas ha dicho usted con tan pocas palabras.
Estoy admirada, sobre todo, que le he entendido todo.
Muchas gracias.
Costa-Rica - 1er août 2021
Paris, le 15 août 1982
NOTRE CONSTANTE REVENDICATION LÉGITIME
Depuis la parution dans NOTITIAE n°185 de décembre 1981 du « rapport sur l’enquête du Cardinal James KNOX, ancien Préfet de la Congrégation Sacrée pour les Sacrements et le Culte Divin, concernant l’usage du latin et la Messe tridentine », la question liturgique rebondit. Ne convient-il pas de rappeler brièvement ce qu’en pensaient les Cardinaux OTTAVIANI et BACCI dans leur « bref examen critique de la nouvelle Messe » présenté à Paul VI le 3 septembre 1969?
Les deux prélats déplorent notamment que « le nouvel Ordo Missae, si l’on considère les éléments nouveaux, susceptibles d’appréciations fort diverses, qui y paraissent sous-entendus ou impliqués, s’éloigne de façon impressionnante, dans l’ensemble comme dans le détail, de la théologie catholique de la Sainte Messe, telle qu’elle a été formulée à la XXIIème session du Concile de Trente ».
Citant « un périodique connu, destiné aux évêques et exprimant leur enseignement », les Cardinaux OTTAVIANI et BACCI estiment que « l’on veut faire table rase de toute la théologie de la Messe. En substance, on se rapproche de la théologie protestante qui a détruit le sacrifice de la Messe ». Or, ces critiques déterminent parfaitement le motif essentiel de notre attachement à l’ancienne liturgie. Il est donc vain d’évoquer, pour l’expliquer, la nostalgie, ou des considérations d’ordre politique, si tant est qu’elles puissent être objectivement établies. De plus, nous trouvons, à l’instar de nos amis britanniques, que « l’ancien rite consacre plus de temps que le nouveau au recueillement pendant la Messe, que le latin n’a jamais été un obstacle à la compréhension… » et nous ressentons également « le nouveau rite comme étant moins fastueux, moins propice au recueillement et, par dessus tout, au respect dû au Saint Sacrement… » (THE UNIVERSE du 31 octobre 1980). Nous partageons donc entièrement leurs conclusions.
D’autre part, la Congrégation nous prête le sentiment que « ceux qui célèbrent la Messe de Paul VI ne croient pas à la présence réelle du Christ dans l’Eucharistie » (sic). Cette question revêt une extrême gravité. Elle rejoint l’objet principal de notre motivation, la théologie de la Sainte Messe. « La « cène » est caractérisée, comme étant celle de l’assemblée présidée par le prêtre ; celle de l’assemblée réunie afin de réaliser « le mémorial du Seigneur », qui rappelle ce qu’Il fit le Jeudi saint » écrivent en substance les Cardinaux OTTAVIANI et BACCI, poursuivant : « tout cela n’implique ni la Présence réelle, ni la réalité du Sacrifice, ni le caractère sacramentel du prêtre qui consacre, ni la valeur intrinsèque du Sacrifice eucharistique indépendamment de la présence de l’assemblée. En un mot, la nouvelle définition de la Messe (Institutio generalis, chapitre 2, n°7) ne contient aucune des données dogmatiques qui sont essentielles à la Messe et qui en constituent la véritable définition. L’omission, en un tel endroit, de ces données dogmatiques, ne peut être que volontaire ». Or, nos amis d’outre-Manche jugent « la traduction anglaise de la Messe laide, inexacte et doctrinalement défectueuse… » Certains même souhaitent que « l’on traduise l’ancien rite en anglais » (THE UNIVERSE du 31 octobre 1980). Ce sont précisément les « traductions inexactes et doctrinalement défectueuses », la façon dont elles sont ressenties et interprétées, les comportements, qui nous incitent à penser que certains « catholiques » ne croient pas ou plus à la Présence réelle dans la Sainte Eucharistie. Nous nous indignons que des évêques, au lieu d’observer l’évidence, se plaignent des personnes qui ne font que la constater. Nous réclamons un retour à l’orthodoxie.
Non, nous ne sommes pas de perpétuels mécontents, des aigris nostalgiques et politisés qui, sans motifs sérieux, pour se mettre inconsidérément en évidence, entretiendraient la querelle liturgique. Nous aimons l’Église à laquelle nous avons choisi d’appartenir. Nous avons seulement retenu que « la foi procure la vie éternelle ».
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