Crónica de un zarandeo (III)
Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo.
Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean.
Sábado 03 de febrero de 2017
2pm Una vez tuve un párroco quien durante seis años, a la vez que favorecía a aquellos colaboradores que fortalecían su idea de una parroquia, desprotegía, expulsaba y hasta acosaba a aquellos de quienes no le interesaba su participación.
Cargaba sus homilías de reproches, descuidaba lo innombrable la liturgia, no daba informes económicos, corrían rumores de todo tipo… en fin, una joya de ser humano.
Al principio me llené de espanto, más tarde le tuve miedo, luego llegué a odiarlo, después me alejé de la parroquia y no fue sino hasta mucho tiempo después que conseguí perdonarlo, amarlo y rezar por él.
Al día de hoy lo sigo haciendo y rezo también por mi comunidad ya que el daño que provocó no será fácil de remediar. Rezo también por quienes tienen autoridad sobre el y no hacen nada al respecto.
Pues bien, esta experiencia la comparto porque tengo claro que es la experiencia de muchos católicos respecto a aquél sacerdote de quién este sábado amaneció Roma empapelada con carteles de protesta en su contra.
Sepan, apreciados hermanos, que Dios permite el dolor que imprimen en nuestras vidas algunos sacerdotes para obtener la salud de nuestras almas, nuestra confianza en sus promesas y abrir espacio en nuestro corazón para llegar a ser todo lo nuestro.
Además, recuerden que no hay mal que dure cien años por lo que, mientras tanto, con san Columbano digamos:
“No pedimos que nos des cosa distinta de ti. Porque tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. Infunde en nuestros corazones, Jesús querido, el soplo de tu Espíritu e inflama nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con verdad: Muéstrame al amado de mi alma, porque estoy herido de amor”
NOTA: Si desconocen la noticia sobre el sacerdote de Roma en cuestión búsquenla en diarios italianos. No deseo añadir enlaces ni fotografías porque el hecho me resultó despreciable. Con lo que dijeron en los carteles no faltaron totalmente a la verdad pero lo hicieron en la medida en que faltaron a la caridad.
8 comentarios
21.06.1988 AQUELLOS QUE SE OPONEN A PEDRO SE ESTÁN OPONIENDO A MI IGLESIA DOBLÉGUENSE PARA UNIRSE
tlig.org/spmsg/spm297.
"Aquellos que se oponen a Pedro se están oponiendo a Mi Iglesia, se están oponiendo a Mi Ley, se están oponiendo a Mí, su Señor y Dios. Ellos están condenando al Pedro de Mis ovejas, condenando así Mi Ley. Cegados por la Vanidad misma no ven claramente que al condenar a Pedro no siguen la Ley, sino que, más bien ¡se vuelven jueces de Mi propia Ley!
Usted es una buena persona Maricruz pero en cuanto al Papa erra y muy mal. Que Dios la ilumine. Y la Virgen la cuide.
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Inés,
Y usted erra y muy mal con su juicio sobre mi.
Y, por favor, no se apoye en profecías de una vidente cismática. Le hará mal a su alma.
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Inés,
Esté tranquila porque aquí no hay rebelión ni la habrá.
Yo pienso como tú. El verdadero amor de Dios me lleva a no querer ser tibia.
Pero veo con tristeza que muchos católicos prefieren ocultar la verdad, para que no se declare cisma. Son respetos humanos. Saben cómo está la Iglesia y no la ayudan, o más bien creen ayudarla ocultando la verdad.
Pero si no hablamos, hablarán las piedras.
Me disculpan pero no deseo conservar comentarios en los que se acuse directamente a nadie de asuntos de los que no tenemos pruebas.
Lo que no entiendo es porqué dices que que faltan a la caridad. Si me lo explicas, agradecido.
He leído que los carteles son una costumbre secular en Roma, y que eran una constante en la capital de lo que fueran los Estados Pontificios, en contra las políticas de los papas de entonces. Luego, como éstos perdieron su poder secular y se limitaron a su jurisdicción religiosas, la costumbre siguió y sigue contra las medidas de los políticos.
A mí no me extraña que hayan resurgido en contra de ciertas medidas papales que parecen más políticas que religiosas. Porque religiosamente hablando, es inexplicable que se sancione a buenos católicos, mientras que los disolutos, los subversivos y los demoledores campan a sus anchas.
Eso, a mí, se me hace más política que religión.
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María A:
El papa no es mi padre, ni podría serlo y, aunque lo fuera, de mi sería el primero en escucharía sobre sus fallos pero, además, se que escucharía, pediría perdón y enmendaría; es decir, mi padre sabría ser padre y yo, su hija.
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María A,
Si, el 4to mandamiento obliga pero hacia los padres, yo rezo por los míos.
El papa no es mi padre y no entiendo por qué insistes en que lo vea como a uno.
El papa es el Vicario de Cristo y como tal rezo por el. Siempre lo hecho y siempre lo haré.
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