La verdad de los hechos...
“Él ejerce su oficio de Maestro en el centro de nuestra alma y todas sus enseñanzas se encaminan a hacernos ver en qué consiste la santidad verdadera, y por qué caminos hay que ir para adquirirla y, una vez adquirida, no perderla". Francisca Javiera del Valle.
La verdad de los hechos es que el mensaje que el Cap. VIII de AL (Amoris Laetitia) ha dejado impreso en los sentidos es que una unión irregular podría no ser pecado en ciertas circunstancias.
Tan es así que a los párrocos les están llegando parejas en adulterio a pedir la comunión y también a pedir el matrimonio.
Si, como podemos fácilmente verificar, tal es el mensaje que ha quedado impreso, sería de necios negarlo ya que no servirá para ayudar a las personas que nos pregunten sobre la verdad de su situación.
A ellos, no les diremos que pueden comulgar (ya que no lo dice explícitamente el documento) sino que están en pecado (ya que es lo que enseña Cristo) y que, por lo mismo, deben buscar a un sacerdote para que los oriente en la vida sacramental y los introduzca en la vida comunitaria.
Decir la verdad es el mayor acto de misericordia que se pueda tener con ellos aún cuando parezca que estamos en contra de lo que dice el papa.
En este sentido, el mayor desafío que nos presenta el Cap. VIII es que nos obliga a tomar posición ante “algo que parece haber sido dicho” y lo que, efectivamente, enseña Cristo.
Lejos de mi está la intención de agregar nada más a lo que he dicho en este comentario.
Quien quiera comprender, comprenda y quien no, pos no.
NOTA: Ha sido por algo que leí en facebook a Alonso Gracián que he llegado por mi cuenta a esta conclusión, sin embargo, quien desee profundizar en las razones de lo expuesto, recurra al artículo que recién ha publicado el autor en cuestión.
9 comentarios
Y un hecho que no carece de importancia, precisamente por eso.
Saludos cordiales.
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Néstor, de acuerdo, aunque prefiero que las personas lleguen a esa conclusión por su cuenta ya que el desafío de tomar posición al respecto no será fácil para muchos así que, vamos paso a paso.
Gracias,
¡Saludos!
Está claro que dentro de la Iglesia hay quienes abogan por permitir que se administre la Eucaristía, que es Sacramento de Vivos, a quienes están muertos por el pecado. En cuyo caso puede ser útil recordar este versículo:
"Os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas." Mateo 10,16
Lo siento, creo que es demasiado flojito y, tal como están las cosas, no basta. Se le debe decir que están objetivamente en pecado y además mortal («grave» se dice ahora, que es más «pastoral»), advertirles sobre las consecuencias para sí mismos de un sacrilegio (p. ej. 1Cor 11:29) y que, si además es pública su situación, lo agravarán aún más con pecado de escándalo. Después de informados, que decidan y allá ellos, más no se puede hacer. La última parte, sugerencias por cierto de Kasper y Schönborn, ni se la mencionaría, que se busquen la vida: puede ser, en la práctica, recomendarles caer en las fauces de un lobo que lo único que haga es reírles las gracias: no me gusta nada decir esto, pero es lo que hay.
La eufemística eclesial a uso, empleada incluso por los últimos papas, ha reemplazado "venial" por "leve" y "mortal" por "grave", induciendo a la confusión entre una categoría cualitativa (venial / mortal) y una cuantitativa ( leve / grave), la cual no se compadece con las consecuencias cualitativas de los pecados: el mortal lleva a la condenación eterna, mientras que el venial al Purgatorio y luego al Cielo.
También me parece necesario advertirles que en caso de comulgar, sumarán sacrilegio y escándalo a su pecado mortal habitual.
Y jamás recomendarles "un sacerdote" sino "tal o cual" sacerdote, al que sabremos de probada ortodoxia.
Pero es que Dios nos ha dado dos cosas: su Palabra -transmitida y explicada según el Magisterio bimilenario- y nuestra razón.
Entonces acatamos a la una y utilizamos a la otra para confrontar realidades.
Del resto, olvidaros. Ese párrafo anula completamente todos los anteriores... asentados, establecidos o fundamentados en la comprensión (misericordia) de los vicios, defectos, degeneraciones o desviaciones antinaturales del ser humano.
: )
Todavia no entiendo que haya quienes no puedan aceptar la evidencia de los hechos. Un cordial saludo.
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