Conocer y amar el pasado de la propia Madre
Yo digo que debe ser un error teológico ofrecer formación heterodoxa a los seminaristas porque da como resultado sacerdotes que desconocen mucho de lo que, por siglos, ha servido de cimiento a la Iglesia.
Párrocos poco ortodoxos celebran misas ligeras, rezan rápido, consagran mecánicamente, permiten improvisaciones, descuidan la formación litúrgica de los fieles, desprecian la piedad popular, cierran los templos, apenas confiesan, buscan agradar a todos; esto, cuando no terminan manifestando incredulidad acerca de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.
El caso es que, cada día la experiencia demuestra de manera contundente que, cuando el párroco es un sacerdote con formación ortodoxa, ya sea por elección o por la formación recibida en determinados seminarios, sobreabundan los jóvenes que muestran signos de vocación sacerdotal.
Uno esos casos es el que observo en mi país ahora que se celebra cada dos o tres meses la misa tridentina en la parroquia San Joaquín de Flores bajo el cuidado del padre Sixto Varela y de su Obispo Ángel Sancasimiro.
Resulta que, el grupo que la promueve a través de una página en Facebook, da a conocer la grandeza de la liturgia tanto en el novus o como en el vetus ordo. Muchos de los jóvenes que participan en esa página, no obstante conocen bien y aprecian el novus ordo, la misa tridentina despierta su curiosidad y, tras conocerla, también su inclinación por ella.
Son todo tipo de jóvenes (no solo jóvenes conservadores) quienes, una vez tienen la experiencia de su primera misa tridentina, demuestran haber descubierto un tesoro.
Un tesoro que, aparte de consolidar el profundo sentido sacrificial de la santa misa, consiste en lo que mencionó el padre Daniel Heenan (FSSP) en la homilía del pasado domingo 6 de marzo en la misa que celebrara en San Joaquín de Flores, Diócesis de Alajuela, Costa Rica.
El padre indicó que es natural sentirse sobrecogido y atraído por la forma extraordinaria debido a que contiene signos ancestrales, algunos procedentes del Antiguo Testamento; es decir, quien asiste a misa tridentina estará en contacto con el pasado remoto así como con diversos signos, palabras y gestos adquiridos a través de la historia de la Iglesia.
En ese sentido, la forma extraordinaria es un medio insustituible para conocer acerca de la solidez de los cimientos que la gracia ha inspirado conservar a los Padres de la Iglesia, a todos los sucesores de Pedro y a cada teólogo que ha dedicado su vida a custodiarlos en las rúbricas.
De ahí que yo, por ejemplo, haya terminado enamorada de la forma extraordinaria, que mi hermano lo esté después de haber asistido por primera vez ese día, que a cada misa tridentina a la que asisto observe cada vez más jóvenes, que haya cada vez más sacerdotes interesados en conocerla así como laicos dispuestos a asistir y colaborar en darla a conocer.
Uno, cuando encuentra un tesoro, va y vende todo lo que tiene para comprarlo…
Así es como dice la Palabra de Dios que funciona…
La misa tridentina, de todos, es uno de los mayores tesoros litúrgicos que posee la Iglesia católica en Occidente.
El Señor, por los méritos de su Hijo Jesucristo y la intercesión de María Santísima, libere de ideas preconcebidas a quienes del clero y los laicos se petrifican de pavor de solo mencionar la misa tridentina.
Que el Señor les permita tener amor por el pasado de su Madre.
De su Madre, la Iglesia.
Amen
2 comentarios
Y cob respecto a la verdadera Misa: más bien parece el futuro de la Iglesia.
El Novus Ordo lleva varias décadas caducado, y huele como eso caducado de la nevera. Pasado del mundo, no de la Iglesia.
-------------
Tulkas,
Esa es su opinión, no la mía y me parece que tampoco la de la Iglesia.
Siempre que sale la misa tradicional a relucir, es inevitable ser conscientes de las carencias del nuevo rito (Novus Ordo).
Esa es mi experiencia, y cuando voy entre semana (Novus Ordo) es un pequeño "choc" la verdad, pero es lo que hay.
Saludos en Xto et María
Dejar un comentario