Los sacerdotes son como las mesas
Las mesas son un gran invento ya que no solo sirven para congregarnos sino para alejar del suelo el alimento con el beneficio que implica para la salud.
La mesa de un joven será diferente a la de un adulto. El joven, lejos de casa, hará de mesa hasta una caja de cartón, más cuando llegue a la edad adulta, buscará una mesa sólida y estable.
De hecho, la mesa dice mucho del usuario.
He visitado hogares en los que la mesa es de las fabricadas en China sobre la que duda uno en apoyarse ya que al menor peso parece caerán desbaratadas; por otro lado, he conocido mesas rústicas construidas por manos habilidosas que no han escatimado en ingenio, conocimiento y belleza en su elaboración.
Estas son mesas hechas con buen material a las que se les han colocado patas del tamaño y peso adecuados las que podrían hacerse cargo del peso de toda la familia.
Da gusto reunirse y comer sobre una mesa que invita a hacer uso de ella.
Una mesa así es como una puerta abierta o como el hogar. Uno, llega y se va, reconociéndose acogido, apreciado, valorado, listo para la batalla y para el encuentro.
Uno desea tener una mesa así para disfrutarla junto a los que amamos.
Los sacerdotes son formados por largos años para que, con el paso del tiempo, lleguen a ser una mesa de este tipo.
Es una realidad que la calidad de la mesa no dependerá del artesano sino del material que la constituye; es decir, cuán maleable sea al pasar por las manos del ebanista y de su disposición al uso al que ha sido llamada.
Habrá sacerdotes que se permitirán ser formados como ingeniosas, sólidas y eficientes mesas para camping diseñadas por ingenieros italianos.
Otros serán chiquitas mesas de madera elaboradas artesanalmente para espacios reducidos.
Los habrá que son como mesas plegables que se adaptan fácilmente a todo tipo de espacios, usos y comensales.
Otros habrá que arriban al seminario como llega un bruto tronco de cedro al taller del artesano por lo que con el paso del tiempo se dejan formar como mesas seguras firmes y acogedoras.
Aunque, seamos realistas, también los habrá de material que, tarde o temprano, manifiesta alguna deficiencia o carencia por lo que nunca se sabe lo que será de su destino.
El caso es que, con el amplio conocimiento alcanzado, a lo largo de la vida habremos de encontrarnos con muy diferentes tipos de mesa y sacerdotes quienes, bien que mal, cumplen su función; muchas veces, más mal que bien pero… este sería un tema aparte ya que de tal cosa se encarga la gracia del artesano.
De mi parte, bástame una mesa de madera sólida que no cojeé.
5 comentarios
Dios te bendiga siempre
30 años después (de lo que yo pensaba o intuía), la Iglesia (después de muchos siglos) se avino a darme la razón.
; )
Por otro lado, si los comensales acostumbran a poner cargas muy pesadas y a sentarse SOBRE en vez de alrededor de la mesa, es más fácil que ceda. Me refiero a sacerdotes expuestos a realidades pastorales difíciles y/o comunidades poco colaboradoras.
Bendiciones.
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