Ante la Misericordia somos todos iguales
«Si el hombre no graba en su corazón que es pecador, Dios no le escucha», sentenciaba un Padre del Desierto. Un hermano suyo le preguntó: «¿Por qué es tan importante sentirse pecador?». Y el anciano contestó: «Si uno tiene presentes sus pecados, no ve los pecados de su prójimo».
La semana pasada un funcionario del gobierno dijo en Twitter algunas cuestiones un tanto graves en contra del clero costarricense que resultó en una trifulca en las redes sociales que derivó en su renuncia.
Como la más aguerrida, fui de las primeras en responder procurando hacerle ver que, debido a su función como responsable de redes sociales de Casa Presidencial, era irresponsable expresarse de del modo en que lo hizo respecto de cualquier grupo humano.
Cuando supe de su renuncia, verdaderamente, pesó en mi alma y así lo manifesté ya que, responsabilizarse por sus palabras siendo funcionario le habría permitido crecer en estatura humana.
Su agresión no me la habría tomado con tanta calma de no haber sido porque una conocida me advirtió que Julia es un alma atribulada. Bastó con eso para que la gracia me ayudara a comprender que quizá la suya es un alma tan inconsolable como la mía.
Ayer domingo, Fiesta de la Misericordia, la funcionaria publicó en Facebook una reflexión que tituló “Las misas, los curas, las religiones, mi idea de Dios” sobre el que espero eviten sacar conclusiones antes de terminar de leerme.
Mientras leía supe que Julia, en varios aspectos, es como una niña sobre quien nos abalanzamos como fieras sin siquiera considerar que nuestros pecados bien podrían ser mayores que los suyos.
Ahora bien, por qué, según el anciano Padre del Desierto, es tan importante no ver los pecados del prójimo?
Porque de esa manera, por gracia, lo amarás por ser quien es.
Y, quién es el prójimo? Uno que, al igual que tú, es amado.
Por esa razón fue que anoche le escribí a Julia para agradecer su articulito.
En la Fiesta de la Misericordia fue el día en que, por gracia, su corazón se instaló en el mío.
Una verdadera gracia. Como lo fue el que, durante la Fiesta de la Misericordia del año pasado, llorando junto a mi padre en su lecho de muerte, clamamos por Misericordia la última vez.
Una verdadera gracia.
Es cierto que hay mucho en juego si permitimos a funcionarios públicos agredir a los cristianos debido a que ponen en grave peligro nuestra condición de igualdad ante la Ley por lo que es justo presentar el debido reclamo; sin embargo, por gracia, bien sabemos que, ante la Misericordia, el que somos todos iguales, es ineludible.
10 comentarios
¡Raza de víboras!... ¿quién os ha enseñado a escapar de la ira de DIOS? ¡Producir frutos de SINCERA CONVERSIÓN!
¿De qué habla JUAN EL BAUTISTA?
Del arrepentimiento... paso previo a esa Misericordia Divina e 'igualitaria' sobre la que usted escribe, y que, por lo visto, puso en práctica, equivocadamente, con su amiga.
¿Porqué equivocadamente? Pues porque la MISERICORDIA la entiendo como un Perdón Divino (hablando del mal o del pecado). A los humanos nos es suficiente con la virtud de perdón (a secas), que no es olvidar ni borrar ni eliminar las culpas de otro (lo que nadie puede hacer -sólo DIOS-), sino renunciar a castigar u odiar al prójimo por el mal que hayamos podido recibir de él.
; )
Primero.
Digo que la virtud del perdón no es OLVIDAR (eliminar de la memoria el mal recibido) porque, entiendo, sería una imprudencia.
Segundo.
Sí pueden los representantes de DIOS en la tierra borrar o eliminar las culpas o pecados humanos (no sólo Él). Pero sólo ellos (para un creyente).
: )
Todo eso al mismo tiempo que embolsan los dólares que les pagan los poderosos de este mundo para que los ayuden a llevar adelante el genocidio.
Habría que aprovechar el recién declarado jubileo para promover la misericordia hacia los no nacidos, por ejemplo.
Idealmente, eso pasaría por poder aplicarle la justicia a los que los asesinan y a los que ayudan a asesinarlos.
Saludos cordiales.
Cuando he dicho que ante la misericordia somos todos iguales y, si es que comprendo bien el término, quiero decir que no existe forma de presentarse ante la Misericordia de Dios sin el debido reconocimiento de los pecados, confesión y enmienda. Es lo justo.
Ahora bien, nadie que falte a la caridad con el hermano, sea descreído o creyente, podrá eludir ese momento al final de sus días.
En ese sentido es que todos somos iguales o estamos bajo las mismas condiciones.
Usted, yo y la señora Ardón.
Desde luego, Maricruz, quién dice no necesitar misericordia. Todos somos pecadores, todos cometemos pecado, todos somos hijos de Adán y todos estamos necesitamos de la gracia. Esto lo tenemos todos en común.
¿Me estáis tomando el pelo...?
; )
(aunque sea guapo, con poder y con dinero, el que te lo diga)
: )
Cuanto mas habra que olvidar al perdonar, que es tan gran don. El que perdona verdaderamente,al instante ya no se acuerdad en su corazon por la ofensa recibida. Quizas la tenga en la memoria por un tiempo,pero el Espiritu Santo se encarga de la renovacion interior hasta el punto de no tener el minimo interes en acordarse de ella.
El que quiere perdonar,tambien quiere olvidar; no tiene la mas minima intencion de guardar para echarlo despues en cara. Eso no lo hace el Amor de Dios ,sino el amor propio humano.
La Paz de Cristo.
Efectivamente, este Don o Gracia de Dios esta muy por encima de nuestra naturaleza , es sobrenatural. La madre ,por gracia del Espiritu de Dios,puede perdonar y olvidar en su corazon tan indecible crimen y criminal ,pero,obviamente, no a su hijo,ni de la mente,ni del corazon.
Si,con absoluta certeza, sabemos que Dios nos capacita para semejantes actos sobrenaturales.
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