¡Me tiro al monte esperando todo de Ti!
Entre lo que me sucede, lo que sucede en la Iglesia y en el mundo no he venido siendo yo en los últimos meses; en ocasiones hasta pensé que jamás volvería a escribir. He pedido al cielo que me diera la gracia de tomármelo con calma y, ¡glorificado sea el nombre del Señor!, ha sido así.
Se puede decir que la experiencia de poco más de un año (en la que el nivel de mis ingresos ha llegado al mínimo imaginable) ha sido venturosa en cuanto que, debido a ello, ahora no existe forma que nadie me haga decir lo contrario: Tengo Padre.
Lo tenemos. Un padre que ama entrañablemente y educa con máxima delicadeza y, dado que nos capacita con su gracia, espera de nosotros lo mejor.
Al principio, esa “capacitación” es desconcertante ya que, dentro del desvalimiento, nos damos cuenta que no es que nos auto-educamos, ni nos educa el mundo sino nuestro Padre a cuya pedagogía –por gracia- responderemos con amor o, simplemente, huyendo.
No he huido, me he quedado para ver de qué se trata esta nueva experiencia ya que nunca había debido dinero ni me lo han debido.
Como le decía a Alonso Gracián: tras el desconcierto, el temor y la furia río con sabrosura no solo por lo absurdo de la situación sino porque detrás de cada preocupación (de la que por gracia me despreocupo) el Padre me presenta algún hecho difícil de describir como lo es cada cada plato de comida que con insignificantes recursos preparo e ingiero con gratitud, satisfacción y gozo hasta ahora desconocidos. “Es como un milagro!”, me digo, “un verdadero milagro este bendito plato de comida tan sabrosa”.
Bajo el influjo de tanta bondad, verdad y belleza, de lo último que me ha inspirado el Señor ha sido tirarme al monte en busca de sustento. Hace unos días regresé de un paseo por los alrededores con una cesta conteniendo zanahorias, chayotes, romero, orégano, bananos, limones agrios y dulces, naranjas y elotes. ¡Cuánta abundancia!
Reflexionando en ello comprendí que ese “tirarme al monte” siguiendo su inspiración fue haberle dicho: - “Padre: con mis propios ojos observo que provees a las flores y las ardillitas del bosque. ¡Me proveerás de lo necesario!”
Ese fue el total abandono que el Padre había estado esperando de mí.
Aquella cesta colmada fue contundente certeza.
Estoy muy agradecida ya que, desde aquél día, ese ha sido el movimiento de mi alma en cada nueva situación de carencia:
¡Me tiro al monte esperando todo de Ti!
¡Opa!
Como les decía, no he venido siendo yo pero, tal parece, ha sido una situación temporal; volví a escribir y, definitivamente, sigo siendo yo.
NOTA: Cierto, muchas cosas que suceden en la Iglesia y en el mundo también capturan mi interés y aunque podría manifestar mi punto de vista en este blog la inspiración que sigo es la de compartir con ustedes mi experiencia con la gracia. ¡Sabrá el Señor para qué!
11 comentarios
«Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel. Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras.» (Hb 10,23-24)
Muy buena la frase de Alonso Gracián que compartes al comienzo, el tipo es todo un poeta de Cristo. Que Dios te guarde.
Gracias por tanta sencillez y frescura en cada post.
:)
Toda la vida he afirmado que no existe riqueza más grande en el mundo que tener el pan de cada día*. Hoy estoy -estamos- a punto de demostrarlo prácticamente. Espero que no nos equivoquemos. Confío en que no nos estamos equivocando.
--------------
*Si a usted le dieran a elegir dos opciones: Una, tener asegurado el pan de cada día para el resto de su vida y la otra, poseer todos los pozos petrolíferos del mundo, ¿cuál debería elegir? ¿Cuál es mayor riqueza?
La lógica del mundo dice que los pozos petrolíferos son infinitamente más valiosos que todo el pan que te puedas comer en la vida. Pero eso no es cierto. Mañana el precio del petróleo puede desplomarse y todo el petróleo de Venezuela no le alcanza para comprar un pan, un pollo o un rollo de papel higiénico (a los hechos me remito). Pero al que tiene pan no le falta nada, sin importar el precio del petróleo, del oro o de las acciones de Microsoft.
Y dicen que al que tiene a Cristo no le faltará pan. DICEN. Espero que sea cierto.
--------------
DavidQ, lo más difícil es dejar a la gracia que nos auxilie superando la duda.
Será, como el pan, la lucha de cada día y a cada momento pero, cuando mire atrás, se partirá de risa como yo al darse cuenta que ni un solo día le ha faltado el sustento. Dará gracias y glorificará a Dios!
Ya me di cuenta. Solo que todavía no me río. :)
------------
DavidQ, llegará ese momento!
-----------------------
Si. Gracias. Esto es temporal.
Qué gracioso! Significan cosas totalmente diferentes!
Gracias por la información.
Por dicha aquí se puede uno tirar al monte por bananos, papayas, guayabas, jocotes, yuca y cuanto fruta y verdura crecen sin que nadie las cuide sino la mismísima mano de Dios
Dejar un comentario