Mártires, no psicólogos ni psiquiatras
Cuando vivía con papá acostumbraba colocar ordenadamente sobre el fregadero la vajilla antes de lavarla para poder hacerlo eficientemente y sin peligro. Así lo he hecho toda mi vida. Lo considero el orden mínimo necesario. Ahora que vivo con mi hermana intento hacerlo de la misma forma pero a mis sobrinos les parece obsesivo.
A veces parece que el cerco que nos va tendiendo el relativismo se va estrechando.
Resulta que ahora, ser ordenado, implica ser obsesivo. De ahí concluyo que también implica obsesión el ser obediente, respetuoso, amable, caballeroso, gentil porque dichas cosas sirven para poner orden en las relaciones humanas y en nuestra vida diaria.
Y, ya sabemos que, donde hay orden, está Dios.
Ese es el punto: no se quiere a Dios interviniendo en las relaciones humanas ni en la vida diaria. Ni siquiera a la hora de lavar la vajilla. Puf!
El otro día, el nuevo párroco, quien a diferencia del anterior es hombre ordenado, nos ofreció una formación que impartió una mujer de su anterior parroquia quien es una verdadera experta en liturgia. Entre otras cosas nos instruyó para que los monaguillos no bailen en el presbiterio ya que, con el anterior párroco, bailaban.
Pues resulta que, durante la Vigilia Pascual, a la hora del Gloria, los monaguillos irrumpieron con sus bailes. Como su formadora estaba a dos pasos de mí, me le acerqué para preguntarle si había instruido a los niños para que no bailaran. Me respondió que les había dicho que bailaran el Gloria por “lo de la alegría”; es decir, la mujer, fue incapaz de obedecer una sencilla instrucción.
No es que me moleste el desorden en la cocina o la alegría de los niños pero es que si no nos damos cuenta de que en el fondo, tanto el desorden como la desobediencia, son consecuencias de la herida del pecado original se nos dificultará entrar en el cauce de la reconciliación con Dios y con nuestros semejantes. En el cauce de la unidad y la fraternidad.
Es que, seamos honrados, ni siquiera ante las normas de una asociación o club nos comportamos tan irrespetuosos como lo hacemos ante las enseñanzas de Cristo en su Iglesia cuando de la persona del Papa, de Obispos y sacerdotes se trata. Qué locura! No es cierto?
Eso es lo grave del relativismo, nos impide ver nuestras faltas ya que, en principio, parece afectar nuestra psique provocando que nos consideremos ultra-poderosos para tomar decisiones independientemente del orden y las normas establecidas por Cristo en su Iglesia.
Para muestra, un botón, observen nada más los extremos de locura a los que llegan algunos personajes públicos “católicos” progresistas y conservadores. Su conducta es de terror.
No existe forma de ayudar ofreciéndoles razones que es con lo que uno esperaría cayeran en razón. No. Son incapaces de adherirse a lo razonable. Lo que implica algún grado de locura.
Es muy probable que el cerco del relativismo se vaya cerrando a nuestro alrededor al punto de que, en nuestro propio hogar, no podamos movernos libremente.
Cómo vivir la libertad de los hijos de Dios en un ambiente para el que nuestra existencia es una amenaza? Sencillo, rindiéndonos ante la incomprensión, ante la purificación que implica, ante la posibilidad del martirio. Amando.
No es eso, acaso, un aspecto de la Evangelización, quizá, el aspecto más convincente? Claro que lo es, por lo mismo, no confundamos el ser testigos del amor con la tarea de reparar lo que de la psique humana está dañado.
Ser amantes es nuestro destino, mártires, no psicólogos ni psiquiatras; por eso es que para lo mismo entreno lavando la vajilla cuando me corresponde.
8 comentarios
En serio, explíqueme, ¿cómo hace para extrapolar unos platos sucios con el pecado mortal?
¿Relativismo? ¿Fue relativista María por sentarse a escuchar al Señor mientras Marta se afanaba con los platos sucios? ¿Fue relativista Jesús por decir que no importaban tanto las manos sin lavar como tener el corazón limpio? ¿Era relativista san Pablo por decir que se podía comer lo inmolado a los dioses sin escrúpulo? ¿Fueron relativistas los apóstoles por predicar que habían diferentes carismas y que lo que a uno le sale bien a otro quizás no se le da con soltura?
Me recordé de una compañera de trabajo que tuve que decía que uno tenía OBLIGACIÓN de dar los buenos días y saludar de besito al entrar a la oficina, y por supuesto que lo cumplía a rajatabla. No importaba que ella llegara tarde y lo encontrara a uno afanado en otra labor, hablando por teléfono o tirado en el suelo reparando una instalación, porque ella EXIGÍA SIN FALTA que se le dieran los buenos días y su besito en la mejilla y los daba y recibía con una cara de limón avinagrado y tono de "te detesto, humano asqueroso".
Así como yo jamás invitaría a semejante mujer a mi casa, entiendo muy bien que haya gente que no quiere ir a la casa del Señor a encontrarse con gente avinagrada que no soporta que un niño se salte las nuevas normas un día, cuando lo han tenido acostumbrado a otra cosa durante años.
Y yo sé que no me está invitando, pero a su casa, no gracias. No sea que ensucie un plato y no sepa EXACTAMENTE dónde hay que ponerlo.
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DavidQ,
Lamento haberle recordado a un mujer semejante.
Supongo que de ahí su enfado.
Saludos,
¿Y aquel que desobedece la ley para no realizar un aborto? ¿Y el que obedeciendo la ley llevaba a los judíos a los hornos crematorios? ¿Y el que desobedece la ley y frena un desahucio, como los que ayer condenaba el Obispo Munilla en televisión? ¿Y el que fomentado el orden y obedeciendo la ley expulsaba a los negros de Sudáfrica? ¿Y si obedecemos la ley y aceptamos la unión entre dos hombres como un matrimonio?
Mucho mejor nos habría ido a la humanidad si hubíese habido mucha más deobediencia y rebeldía, y menos obediencia ante las injusticias. Lo que está claro, es que si todavía el mundo tiene esperanza es porque hay gente que prefiere desobedecer las injusticas que obedecerlas y porque hay gente que se niega a aceptar el orden injusto en el que vivimos, porque prefiere el desorden.
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Santi, como te ha dicho Kinxo, creo que estás haciéndome decir cosas que no he dicho. Lo mismo DavidQ.
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Es curiosísimo, Kinxo, cada vez que hablo en persona o por mi blog sobre obediencia parecen saltársele los resortes a más de uno.
Incomprensible!
Nomás respóndame: ¿Fue relativista María por quedarse oyendo a Jesús mientras Marta se afanaba con los platos sucios?
Sólo eso respóndame y le perdono las demás respuestas.
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DavidQ,
Usted se pasa.
En primer lugar, lo fácil o difícil que se le haga interpretar lo que digo no es mi problema.
En segundo lugar, a nadie, ni en mi casa ni en mi blog, le permito que me hable de ese modo.
Tenga usted la gentileza de devolverse por donde vino.
Gracias,
Perdonen el mal rato que puedan pasar leyendo estos comentarios.
Con respecto al artículo, puede que la idea en parte sea que si no somos capaces de poner orden en algo tan simple como lavar los platos, cómo vamos a ordenar niestra vida según Cristo.
Usted dice que "tanto el desorden como la desobediencia, son consecuencias de la herida del pecado original se nos dificultará entrar en el cauce de la reconciliación con Dios y con nuestros semejantes."
Yo en cambio creo que es mejor el desorden que un orden injusto, y que la desobediencia no es consecuencia de la herida del pecado original, sino que muchas veces desobedecer es un camino hacia la Santidad.
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Santi,
No, pues no me enfado, lo único es que me pregunto con el hígado en la mano en qué catecismo de cuál religión es en el que ha usted estudiado.
Por favor, Santi, mejor estudie el catecismo de la Iglesia católica para después, sin acritud, seguir conversando.
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