¡Echémonos a andar!
“¡Opa! ¿Qué es esto? ¡Tengo vida! Soy barro pero ahora me siento viva. En efecto, ahora tengo conciencia de mi existencia y siento la vida fluir dentro de esta forma con la que he sido creada. ¿Qué forma es? Vamos a ver”, me decía, mientras miraba mis manos, mi barriga y piernas. “Vaya, qué interesante, soy barro capaz de mantenerse erguido”.
Con estos pensamientos desperté el día de hoy Miércoles de Ceniza.
“Soy barro con mente racional y un alma que busca a su Creador. De ahí en adelante todo será ganancia”, me decía. “¡Busquémoslo, pues! ¡Tengo tantas preguntas que hacerle!” concluí diciendo hacia el momento en que estuve completamente despierta.
Qué cosa tan interesante el venir a figurarme que soy barro que, de la nada, cobra vida justo hoy que inicia la Cuaresma.
Me parece una magnífica forma de iniciarla ya que, siendo vida sacada literalmente de la nada, podré poco a poco ir descubriendo lo que, con este aliento de vida que me han regalado, puedo y debo hacer; por ejemplo, la conveniente forma de alimentarme, moverme y ejercitarme, mirar, tocar, escuchar y utilizar estos pensamientos que escucho en mi cabeza.
Todo lo que me habla de ponerme tras las huellas de mi Hacedor.
“¡Echémonos, pues, a andar!”
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