Vivir al día
Este Año de la Fe ha sido grandioso. Espectacular.
No se cómo ha sido para ustedes pero supongo que no muy diferente al mío ya que desde abril a todos se nos ha “movido el piso”.
Para mí, la enfermedad de papá, la cual se desenvolvió paralelamente a la renuncia de Benedicto y el cónclave cerrando con su muerte, no fue otra cosa que la más grande lección de desasimiento que me haya presentado el Señor jamás.
Verme sin papá, de la belleza, del amor gratuito, absoluto e incondicional, de la seguridad que en todo aspecto su persona ofrecía y a la vez desprenderme de mi amado Benedicto ha sido una especie de caída en el vacío de donde surjo solo por gracia de Dios.
Y, para qué? Para caer en una nueva situación de desvalimiento debido a la insolvencia en la que he caído pero a la vez en el desconcierto que me produjo el acomodo al papa Francisco.
Ya nada parece ofrecerme la seguridad a la que estaba acostumbrada. Ya no hay fuente de ingresos. No hay belleza ni amor que me daba papá de gratis. Tampoco papa Francisco, con lo maravilloso que es, me ofrece lo que considero necesitar.
Qué significa esto?
Puede significar solo una cosa. Significa que debo estar necesitando otra cosa. Significa que, para que me entere, el Señor se me está mostrando de una manera novedosa desafiándome para que tome conciencia de mi pobreza.
Me ha arrebatado todo para que mi libertad encuentre en El su único sostén; por lo que, si mi deseo es hacer su voluntad, tendré que aprender a vivir al día, atenta a cada mínima cosa que me la revele.
Así, de manera simple, sin darle mayores vueltas ya que la realidad no espera. Ante ella se actúa viviendo en el “ahora” ya que pasa el tiempo y con ello la oportunidad de prenderme de su mirada para saber qué debo hacer o sentir, decir o pensar.
Un ejemplo bastante claro de lo que estoy tratando de decir lo encuentro en lo que sucede cuando rezo la liturgia de las horas.
Sucede que, si desde la invocación inicial, rezo zambullida en el “ahora” me encuentro con el Señor quien me acompaña en la oración y a quien puedo, a cada segundo y con todo mi ser, amar, alabar, agradecer y dar mayor gloria.
Sucede en cambio que, cuando el “ahora” no es una prioridad sino que la cabeza se me va o viene de otros asuntos, no consigo ver al Señor por ninguna parte por lo que el rezo se me vuelve una tortura.
Llevemos este ejemplo a mayor escala y notemos que sucede lo mismo en lo cotidiano: dejas de vivir el “ahora” cuando trabajas o estudias y la jornada parece inacabable. Ni siquiera el tiempo de ocio parece tener provecho. Terminas el día –incluso- descorazonado.
Pues bien, a eso voy, este Año de la Fe (no en vano justo el Año de la Fe) nos ha presentado desafíos que nos están complicando la vida y es únicamente porque nos está exigiendo vivir al día para que consigamos encontrarnos con el Señor presente a cada instante.
Tiene sentido lo que digo por lo que, podría ser que la ofuscación de María Magdalena por los mil pensamientos y sentimientos que están ocupando su cabeza, es lo que le impide darse cuenta que aquél que le habla en el sepulcro es el Maestro bañado en gloria. No será posible que, por estar más pendientes de las mil reflexiones provocadas por el desconcierto, es lo que evita que los que van para Emaús lo reconozcan?
5 comentarios
Lo primero, rezaremos por ti para que superes todo lo que comentas y si esa situación de insolvencia no se arregla, entre todos sabremos encontrar alguna forma de ayudarte.
Lo de Benedicto y Francisco lo llevo casi peor que tú. Yo dejé la Iglesia en tiempos de Juan Pablo II reclamando un Papa tipo Card. Martini (como mínimo), regresé con Benedicto XVI (no sin altibajos) y cuando había regresado definitivamente llega el Papa Francisco diciendo cosas que ahora me generan desazón.
20 o 25 años lejos y cuando regreso es como si se moviera la tierra bajos los pies. No sé si ahora sufro el síndrome de la "fe del converso": ¿quién soy yo para escandalizarme por las entrevistas del Papa si yo era cien veces más escandaloso hasta hace dos días? Luego le veo hablando de los que sufren, de los pobres, de los inmigrantes, de los que necesitan misericordia y me reconcilio con él hasta la siguiente entrevista, y así vamos...
Ahora rezo el Rosario y alguna otra oración a diario. Para no "despistarme" me levanto pronto. Rezo cuando la gente todavía duerme, a las 6 de la mañana. Es cuando tengo la cabeza más lejos de los ajetreos de la jornada y cuando me concentro mejor en la oración. Cuando la primera de las entrevistas, me asaltaban las palabras de Francisco y estuve varios días rezando fatal, ametrallando avemarías mientras mi cabeza le replicaba y no estaba a lo que tenía que estar.
Supongo que hemos de acostumbrarnos, valorar lo bueno de cada momento, más que lo malo. Si Francisco es pobre en la liturgia, yo disfruto de rezar ya el Rosario en latín e intento familiarizarme con el misal de S. Pío V porque algún día iré a misa Vetus Ordo (siempre con sacerdote diocesano o de Ecclesia Dei). Y mientras tanto, disfrutemos de la sensibilidad del Papa con los necesitados. No exijamos que tenga todos los carismas a la vez!
Bueno, eso me lo digo, pero no sé si me lo creo: temo a una nueva entrevista, no vaya a ser un terremoto y de qué grado en la escala vaticana...
Bueno, voy a prepararme algo de cena. Un saludo.
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Me gusta tanto tu camino de fe, Iker. Y tanto el que seas tan sincero y transparente.
Así, como tu, vamos todos y quisiera que tambien como tu lleváramos un camino semejante, el que, sin ser una experta, me parece que es simple y derecho.
Te dejo el título que deberás buscar en el enlace a continuación. Es una lectura que he estado ojeando la que quizá conozcas y si no, pues -creo- te hará bien.
El abandono en la divina Providencia
Una y otra vez comenzar de nuevo. Los pies en la tierra y la mirada en el Cielo, con el anhelo de santidad constante.
Unidos en el Altar.
Dios te bendiga.
Ami me parece que Dios es tan grande , que a duras penas le ponemos nombre y lo entendemos en la medida de nuestras fuerzas.
Y luego está el miedo a confundir el mensaje de Jesus por otros sucedaneos .
Yo , me pongo en manos del Señor y El ilumina mis pensamientos, ( que no es facil en los tiempos que corren)
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