Queda la Gratitud y con ella, la Esperanza
Anoche estaba pensando en lo agradecida que estoy con Rafael Moran, un terciario lefebvrista. quien tuvo el cariño, la paciencia y generosidad para invertir largas horas en fortísimas discusiones conmigo vía teléfonica, skype y facebook, porque de no ser por el no habría conocido a Andrés y no habría abierto nuestro grupo para la promoción de la misa antigua.
De no ser por Moran, tampoco habría conocido a José Pablo Arias, de quien estoy agradecida por haber conocido ya que por su persistencia y generosidad conocí a Daniel Vargas, Daniel Mora, David Mora, Abel y Alberto Campos quienes -de no ser por la amistad entre José Pablo y yo- no se habrían conocido y ni habrían conocido a muchas otras personas que ahora los apoyan en la fundación de Una Voce Costa Rica.
Agradecida estoy porque de no ser por José Pablo no habríamos conocido tampoco al funcionario de Ecclesia Dei junto a quien concluimos acerca del beneficio de fundar Una Voce Costa Rica así como la idea de obtener cuidado pastoral del Arzobispo.
Gratitud le debo a este sacerdote de Ecclesia Dei por haber tenido la paciencia y generosidad para invertir tiempo de sus vacaciones en el enterarse de nuestras gestiones.
Mi gratitud está también con todas las personas que han confiado en mi, pero también por las que, por desconfiadas, han puesto su granito de arena en la construcción de este camino.
Agradecida estoy porque a raíz de todo esto he conocido a un funcionario de la FIUV (Federación Internacional Una Voce) quien ha sido invaluable compañía por largos años, así como lo ha sido el padre Sixto y, recientemente, sacerdotes que han tenido la paciencia y generosidad de escucharme hablar sobre la misa antigua.
Toda esta gratitud ha brotado de las largas discusiones con un terciario lefebvrista quien, a pesar de nuestra diferencias, continua demostrándome el mismo cariño, paciencia y generosidad con las que quizá -sin sospecharlo- ha labrado todas y cada una de estas relaciones.
Pero, por sobre todo, agradecida estoy con el Señor porque, a pesar de lo intrincadas y dolorosas que estas relaciones han podido ser, se determina a sacar de todo un bien.
De mi parte resta decir que, ha sido tan dolorosa esta situación, la cual es, a pequeña escala, el reflejo de la situación global alrededor de los lefebvristas que -como dije en algún lugar- me he quedado sin ánimo y sin palabras; nada más me quedan, y no como poca cosa, la Gratitud y con ella, la Esperanza.
¡Demos por ellas, al Señor, toda la gloria!
PD. Me parece que con esta entrada cierro el capítulo de mi vida con los lefebvristas, filo-lefebvristas y Una Voce Costa Rica.
Dios los bendiga a todos.
Bien, para quitarle el tono dramático a este asunto me gustaría que, sin tener nada que ver con el tema, se dirigieran a este enlace porque lo que narro ahí es tan gracioso que vale la pena que pasen un buen rato.
Abrazo a todos y feliz y santo domingo.
3 comentarios
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Miki, no será cierre con la Liturgia, definitivamente.
Gracias, un abrazo.
Supongo que es obra de la Divina Providencia (o de la retorcida mente maquiavélica de Maricruz) haber emparejado un evento tan cotidiano como regar las lechugas con dar fin a un proceso de vida.
Porque así es la vida. No son grandes cambios, enormes acuerdos firmados con gran pompa y multitudes arrastradas por el fervor religioso, sino apenas mañanas dedicadas a regar lechugas y agradecer por los amigos. Soltar un par de tacos por la llave cerrada y dar gracias a Dios por conocerle un poquito más.
El Señor predicaba en pueblitos de gente corriente. Y aunque llore porque Mons. Fellay no haya querido aceptar el preámbulo, estará muy contento que Rafael y Maricruz sigan siendo amigos.
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Rafael y yo seguiremos siendo amigos que se aman entrañablemente por siempre, creo yo. Rezaré porque así sea. Pondré de mi parte todo lo que sea.
Oye, por cierto, Rafael es tu paisano. De cierto, que me gusta la gente de Guatemala. Vaya que si.
Gracias, Gaby.
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