Fuera de los límites de la “Netiquette” y del Decálogo
Así como el Decálogo de Moisés es la mejor referencia para emprender un buen examen de conciencia, así el Netiquette será la mejor referencia para cuando como usuarios católicos de la red nos veamos en la necesidad de enmendar nuestra conducta.
Y es que, parece mentira, pero ni una sola de las normas de Netiquette, queda fuera de las consideraciones del Decálogo, de tal manera que si traspasas los límites de la primera lo haces con los del segundo.
Como usuarios católicos pero también y, sobre todo como blogeros, le pese este oficio a quien le pese, somos además figuras públicas “católicas”, por lo que la exigencia va un poco más allá.
Ambas normativas nos exigen “coherencia” entre lo que predicamos y lo que hacemos. Eso es a lo que apunta el sentido común, no es verdad? Pero no es verdad también que es imposible conseguirlo al 100% en cada ocasión, todos los días y durante todo el año?
Ahora bien, esto en cuanto a lo que corresponde a los blogeros, pero y qué, en lo que corresponde a los comentaristas? Acaso no están regidos también por el Netiquette y por el Decálogo, sobre todo aquellos que se consideran católicos como nosotros? Así es, se espera que cumplan con ambas normativas pero también para ellos es imposible hacerlo al 100% en cada ocasión, todos los días y durante todo el año.
De tal manera que, por lo menos en lo que concierne al papel de esta blogera católica, no existe duda de que, lo que menos espero de mis comentaristas es coherencia porque ni siquiera soy capaz, sin la ayuda de Dios, de ofrecerla al 100%.
Claro, pero siempre queda el asunto de que los blogeros somos “figuras públicas católicas”. Caray! Y miembro de un portal católico, además. Lo que implica que aquello que haga en mi blog y allende los límites de este portal tiene repersuciones tanto en el portal como en el Cuerpo de Cristo.
Me he venido planteando estas cuestiones, ya que recientemente he reaccionado con violencia no solo ante el acoso de algunos comentaristas sino ante aquellos que en otros sitios se acercan a mi llegados de diversos lugares atraídos por lo que digo.
Está bien, lo concedo, la defensa propia podría ser un atenuante pero es que, por qué razón –entonces- me siento peor y no mejor?
Pues, porque, ante la libertad y la voluntad arrasadas por el egoísmo no existen protocolos ni decálogos capaces de ponerme freno, porque sigo siendo tan humana como cualquiera quien únicamente por Gracia será capaz de cumplir en cada ocasión, un día a la vez y a lo largo de todo el año con el Netiquette pero también con el Decálogo de Moisés.
De tal forma que, entiéndase, soy humana a quien se le pide paciencia pero quien también la espera de los demás. Esa paciencia de Dios que solo Dios puede dar.
Esto vale para mí pero también para cualquier usuario católico por lo que, nos quede claro, el rastro de Verdad, de Belleza y de Bondad que dejemos en la red no será el nuestro, sino el del Señor.
De mi parte –me queda claro también- de solo estropicio, soy capaz.
7 comentarios
Saludos.
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No le comprendo, Martín.
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Gracias, José Luis.
Dios no nos exige ser perfectos hoy -ni siquiera a los blogueros- sino nos dice "vete y no peques más".
Si eso es válido para asesinos y fornicarios, ¿por qué no habría de serlo para blogueros?
No hay que juzgarse tan duramente, y menos, juzgarse sin arrepentimiento y enmienda. Si hay las tres, ni siquiera Dios se acordará de tus pecados.
• Levítico 11, 44: Porque yo soy Yahveh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo Soy Santo.
• Lev 20, 7: Santificaos y sed santos; porque yo soy Yahveh, vuestro Dios.
• Mt 5, 48: Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.
• 2 Corintios 13, 11: Por lo demás, hermanos, alegraos; sed perfectos; animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros.
• 1 Pedro 1, 14-16: Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiempo de vuestra ignorancia, más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo Soy Yo.
• Heb,12, 14, Sin la santidad nadie puede ver a Dios,
hemos de renunciar a todos los obstáculos que nos impiden el camino de la santidad. El mundo con todos sus entretenimientos y diversiones, es como una gran puerta que impide que el Señor entre en el corazón, y si no tenemos a Cristo, seremos vencidos con facilidad.
Y todavía hay otros textos con relación a la santidad.
• Recomiendo que se lea desde el primer capítulo y en esta web: Infocatólica los trabajos del P. José María Iraburu «De Cristo o del mundo», y se medite con profundidad lo que enseña para nuestro bien. Encontraremos muchas cosas que necesitamos para ver a Dios.
Mateo 23, 4
"Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo"
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Gracias, Camino, gracias por estar ahí.
Un abrazo,
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