Por ahí va la cosa...
Mil veces me lo han dicho pero ni aún así he querido prestar atención porque yo sabía que en ello había algo importante que debía descubrir. No me he permitido dejarme amedrentar por las críticas negativas de ninguna forma. Soy bastante terca como habrán podido darse cuenta.
Me refiero a todas esas entradas al blog en las que reflexionaba sobre textos de don Giussani y Julián Carrón; y es que, parece mentira, pero es dificilísimo entenderlos y, por supuesto, el tratar de entenderme habrá sido para ustedes más difícil ya que solo balbuceo el método de su carisma. Y, creo que ni eso!
En fin, que yo sabía que había algo ahí que debía descubrir y creo que hoy me he empezado a enterar de, por ejemplo, cuando hablan de “ponerse en juego ante la realidad” o de aquello de que “es posible vivir así” y fue cuando la querida señora A me ha dicho hace un momento que me quiere mucho.
La señora A es un mujer quien en su pubertad fue el regalo que le hizo su madre al hombre que la ha cuidado durante años, con el que ha tenido a sus hijos y a quien ahora cuida diligentemente.
A la señora A la conocí cuando prestaba mi servicio como catequista y, para hacerles la historia breve, les diré nada más que me vincula a ella algo más que el vecindario.
La historia de sus vidas es abundante en drama, en soledad, en desamparo por lo que desde Adviento, en que su situación se agravó por diferentes motivos y yo ya estaba lista para dejar de mirar de reojo a la realidad, me he venido tomando sus vidas en serio.
Esto no solo me ha colocado en una situación algo comprometida en el aspecto de mi propia seguridad sino que me he dejado abrazar por la circunstancia ya que no era para mi posible seguir viviendo de otra manera.
No se si me voy dando a entender y es que, por prudencia no debería dar mayores detalles, pero el caso es que la vida no es vida si uno no se pone en juego.
Hoy, desde que la señora A me ha dicho que me quiere mucho me he dado cuenta que, sencillamente, ya no necesito de la vida nada más.
Creo que por ahí va la cosa con don Giuss y Julián Carrón; por ahí va la cosa con Juan, Pedro, Andrés, Pablo, Clemente, Agustín, Francisco, Teresa y todos los demás. Por ahí va aquello de que Cristo sigue vivo entre nosotros. Por ahí va…
4 comentarios
De ahí la fotografía de las hermanitas con sus vestidos blancos.
A Carrión apenas le he leído, así que no puedo pronunciarme.
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Pues no creas, LF, ando parecido; aunque no dejan de despertar mi interés.
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Roberto,
En algún lugar mencioné que por prudencia no puedo ni debo dar mayores detalles. Lo siento.
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