Al igual que yo sin el salbutamol
En una de mis últimas citas con el médico (y conociendo ahí que es asmático como yo) le comenté sobre lo agradecida que estoy porque existan los inhaladores de salbutamol ya que sin ellos probablemente hubiera muerto joven.
Aparentemente el médico jamás lo había considerado de esa forma ya que me miró con los ojos cuadrados confirmando con su respuesta mi afirmación.
Por lo regular, son cosas muy pequeñas las que nos sostienen, tan chiquitas que las damos por un hecho; tal es el caso del inhalador o como cuando un desconocido advierte que vas caminando por un barrio inseguro y te acompaña hasta que te pone a salvo u otro que se incomoda en la carretera para que puedas salir en reversa sin mayor contratiempo.
De la vida de cada día podrías recoger cantidad de gestos que provocarían que llegaras a la noche reconociéndote entrañablemente amado, tanto como -si de la nada- un desconocido se hubiese puesto a correr la maratón contigo.
Debido a que desde niña he venido observando estos detalles es por lo que me interesa que muchos y cada vez más los noten, para que puedan corresponder con la misma o mayor gratitud que ofrezco -por ejemplo- a tantos de mis amigos que me han llegado a querer sin poner reparo a lo insufrible de mi temperamento.
Porque es verdad, ninguno (solo por sentido común) merecería que nadie se fijara en nuestra persona, somos (en términos generales) unos verdaderos adefesios colmados de miserias, sin embargo, otros seres humanos llegan a amarnos hasta sin que nos enteremos.
Esta es una de las razones por las que muchas veces siento que se me resquebraja el corazón cuando veo a tantos quienes, igual o más distraídos que yo, transcurren por su vida sin advertir los infinitos detalles dejados como evidencia a su alrededor.
Se me parte el corazón cuando descubro que no he llegado a advertirlos en su momento y es que esto (si te sucede seguido o te ha venido sucediendo de toda la vida) esto -por experiencia- se que endurece el corazón, lo pone duro, durísimo, como de piedra.
Y es que, date cuenta, tú no quieres un corazón impenetrable, lo que quieres (y siempre has anhelado) es sencillamente amar y ser amado.
Pues nada, que lo eres.
Lo eres y bien se que por esa razón (al igual que yo sin el salbutamol) no hubieses sobrevivido hasta el día de hoy.
Bien que lo se porque desde niña he notado que Alguien me sostiene y llevará hasta la meta ya que viene corriendo la maratón conmigo.
5 comentarios
Dios no sólo nos ama inmensamente, también es cariñoso con nosotros y tiene multitud de pequeños detalles de cariño con nosotros constantemente.
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Y no por mera coincidencia es que los detalles divinos más dolorosos son al fin y al cabo de los cuales más amor recibes.
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He observado que la gratitud trae como consecuencia una mayor apertura al amor. Es como una espiral en ascenso: entre más amor, mayor gratitud, luego más amor y tras el, mayor gratitud aún.
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jeje, ñata, pero si esta entrada es como cuando hablamos! Debe ser eso por lo que te gusta. A mi también me gusta cuando hablamos. Gracias,
Viendo de nuevo el vídeo (ya lo conocía, pero siempre me emociona) pensaba: ¿quién hace más, el padre o el hijo?. Si le preguntáramos al padre, creo que nos diría que él ha recibido mucho más de su hijo que al revés. Que tiene más motivos para estar agradecido. Que él es lo que es y hace lo que hace por su hijo. Gracias a su hijo. Cuando Dios quiso salvarnos, se hizo pequeño, en un pueblo pequeño de un país pequeño. Y se dejó clavar a una cruz. Y así, sin poder mover siquiera los brazos, como el chico de la foto, nos abrió las puertas del cielo.
¡Qué importantes son los pequeños, los débiles, los sufrientes! Porque nos muestran que, en el fondo, todos somos pequeños, débiles, sufrientes.
Cuando la sociedad descubre esto, cuando pone a los pobres,a los enfermos, a los débiles en el mejor lugar (en vez de etiquetarlos como "inútiles"), es cuando comienza a ser humana.
De nuevo, gracias.
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Tiene razón. Me he quedado sin palabras. Gracias,
Con respecto al video es muy impresionante y me hizo pensar en la incontable cantidad de madres que diariamente hacen el Ironman de llevar y traer sus niños especiales a nuestro hospital, cargando equipos y maletas ademas de sus hijos que con sus cuidados se llegan a hacer grandes y corpulentos, es algo que hace sentir el amor de Dios a través de estas personas, de quien reciben la gracia y fuerza de sacar esta faena adelante si no del Padre Celestial!
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No, pero Judith -eso- con lo de tu dentista y qué me decís -estimada amiga- de lo agradecidos que algunos podríamos estar con los médicos desde niños?
De no se por profesionales como vos no se qué hubiera sido de mi mamá.
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