Vivir haciendo memoria de Su presencia
Es cosa rara. Cuando observo mis sueños incumplidos noto que el que siempre ha sido mi mayor deseo, que es el de viajar, es el que –cada vez que lo intento o se me ofrece la oportunidad de hacerlo- resulta que la realidad me pone por delante el hecho de que no estoy en posibilidad de alcanzarlo, se me cierra la oportunidad o sencillamente, si viajo, lo hago por corto tiempo (cuando mi deseo es hacerlo por largo tiempo) y, además, con recursos limitados (cuando en realidad lo que quisiera es tenerlos ilimitados)
Es cosa rara, la verdad. Se me hace aún más raro cuando escucho a la secretaria del médico de mi padre contar su viaje en crucero por el Mediterráneo. Caray, digo yo, cómo lo hacen? Y así con todo aquél viajero con el que me encuentro. La gente viaja mucho pero yo no y todavía no encuentro la razón.
De joven viajé bastante, no digamos una exageración pero al menos conocí varios países en mi continente y otros que he conocido de pasadita en los últimos años.
La cosa es esa: sueños incumplidos que palpitan en el corazón como especie de suspiro que no termina y que hacen pensar que si no los realizas eres un fracasado lleno de infelicidad.
Sin embargo, sucede otra cosa rara: por mi vida pasan desde hace años muchísimas personas que viajan y muchas más ahora que estoy en Comunión y Liberación y recibimos continuamente viajeros que por trabajo o por diversión nos visitan en la Escuela de Comunidad.
Tal ha sido el caso de Gloria y Pablo pero también el de Chiara quien partió para Italia recientemente luego de pasar tres meses entre nosotros como parte del trabajo de tesis que realizó en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) con sede en mi país.
Chiara es una viajera insigne y como cielina cuyos padres y ella desde joven pertenecen al movimiento, resulta ser para mi – a pesar de su juventud- no solo alguien que ha viajado mucho más que yo sino alguien que ha andado muchísimo más camino que yo en el método del carisma de don Giuss, lo mismo que Gloria y Pablo.
Tener a estos viajeros cerca de mi, no solo me hace caer en la cuenta de cuán poco he viajado sino de cuán poco he andado en CL, más su proximidad no es que destaque únicamente lo que no he hecho sino que justamente me ha servido para confirmar que la libertad de los hijos de Dios existe y es efectiva aunque no muevas un pie del lugar en donde has nacido pero también y sobre todo, que se puede vivir así.
De tal manera que si viajar es uno de mis sueños incumplidos no tiene por qué serlo para siempre, en primer lugar; en segundo lugar, que vale la pena viajar solo si –como para ellos- la libertad ha sido puesta en juego, pero sobre todo que –si viajamos o no- lo más importante es que allí donde el Señor nos haya puesto tengamos la disposición para vivir haciendo memoria de su Presencia para que la Suya sea la medida de todas las personas y las cosas.
Esto lo dejó Chiara espléndidamente expresado en la carta que escribió a su amiga reportera de la cual ésta le pidió autorización para publicarla en la Revista Huellas.
Si quieren conocer a Chiara y el por qué he dicho lo que he dicho, ingresen al siguiente enlace:
“Tenía que venir aquí para aprender a amar”
De Chiara lo que aprendí es que como viajera ella tenía que venir aquí para que yo pudiera comprender que se puede amar sin mover un pie del lugar en donde has nacido :))) Y, de paso, reconocerse siendo una persona feliz!
¡Gracias, querida Chiara, la mujer feliz!
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