Las miradas que afirman
“Se ha estudiado con profundidad la experiencia humana del despertar de la subjetividad, como respuesta a la mirada amorosa maternal-paternal. El niño reconoce esa mirada de aprobación y responde con la sonrisa. Lo primero que conoce es la otra persona, la mirada que le afirma, y es en ese reconocimiento como despierta a la vida consciente”
Natalia López Moratalla
Docente, investigadora y divulgadora científica.
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular
Es perturbador que la mirada amorosa maternal-paternal sea tan determinante para la vida de una persona.
Quiere decir que, en alguna medida, la magnitud de la aprobación, afirmación, reconocimiento que mendigamos de los demás a lo largo de nuestra existencia depende de la magnitud e intensidad de esa primera mirada.
De la misma forma, no deja de ser perturbador que la mirada con la que nos reconocemos mirados por Cristo sea igualmente determinante.
Con la mirada de un padre y madre amorosos entramos a la vida consciente y con la mirada con la que Cristo nos afirma entramos al ámbito en el que la razón -desde la conciencia- le reconoce y en el cual el corazón -desde la fe- le devuelve la mirada sonriendo.
Si con la mirada de un padre y madre amorosos quedamos habilitados para entrar en el mundo sin considerarlo un enemigo, con la mirada con la que Cristo nos mira quedamos habilitados no solo para mirar el mundo como amigo sino también la muerte.
Esta mañana he estado reflexionando sobre ello ya que la madre de Walter, nuestro querido jardinero y amigo, ha fallecido.
Quienes experimentamos la ausencia de la madre sabemos que esta ausencia es a la vez la experiencia de vernos privados del contenido de esa primera mirada.
Con la madre ida, la seguridad y confianza que su mirada ofrecía se esfuma, con lo cual –literalmente- se abre en medio del pecho un abismo semejante a un agujero negro el cual algunos hemos tenido la dicha de saber que únicamente con Dios se puede llenar.
Eso sucede con aquellos que hemos sido mirados con mirada de aprobación pero, y qué de aquellos que jamás la recibieron y que andan por el mundo desconcertados buscándola? La hallarán algún día? Podrán reconocerla en quienes los lleguen a amar y, finalmente, podrán llenar ese agujero con el Único que está en capacidad de colmarlo?
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