Asociación Demográfica Costarricense. Ahora si, ¡a echarle el cuerpo a lo que venga!
Me las tengo medidas…
Me tengo medidas las consecuencias que la ineficiencia de instancias gubernamentales y de los mismos gobiernos provoca en nuestros países latinoamericanos.
Fíjense bien: Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia… la misma Argentina, por décadas y décadas bajo regímenes distraidos por egoísmo de lo verdaderamente importante.
Miren nada más cómo están! Pues como tienen que estar, naciones enteras conducidas a quién sabe dónde por gobernantes que ni idea tienen de dónde vienen, muchos menos saber para dónde van.
En ciertos aspectos los ticos nos hemos “salvado” pero en otros estamos a “un pelito” de quedar completamente expuestos y además indefensos ante la embestida de todas estas ideologías que ya tanto daño han hecho en otros lugares del mundo.
Y, claro que, si estamos a “un pelito” es por haber permanecido por demasiado tiempo pereceando sobre ciertos temas con lo que hemos abierto espacios para que organizaciones como la Asociación Demográfica Costarricense se nos eche encima para, ojalá, decapitarnos de un sablazo con financiamiento y estrategias muy claras.
Hace unos días, transitando por los alrededores del Parque de La Sabana, miré de lejos una publicidad colocada en las paradas de autobuses que me dejó espantada.
Al día siguiente empecé a hacer mis indagaciones y finalmente el padre Carlos desde Roma me envió el enlace a la página de la Asociación Demográfica Costarricense la que estuve hoy revisando y cuya información me confirma lo más temido: esta asociación es miembro de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF) o como sus siglas lo indican International Planned Parenthood Foundation.
Pues bien, esto nos pasa por distraidos e ineficientes.
Nos queda empezar a aprender a convivir con la misión y las estrategias de la Asociación Demográfica (y de quienes están detrás de ella) la cual se presenta imparable y, antes que meternos en polémicas interminables, entrar como gente seria y responsable en la batalla por la defensa de la vida.
Gobiernos ineficaces dieron al traste con un camino político que podría haber conducido por una ruta más saludable a pueblos como Venezuela, Ecuador y Bolivia; gobiernos e instituciones civiles y religiosas ineficaces en Costa Rica han permitido que nos veamos a estas alturas del partido en la necesidad de argumentar ante ante la opinión pública de manera realista y razonable para contrarrestar de alguna forma el daño que inevitablemente infligirán estas organizaciones a nuestros valores y costumbres.
Ahora, a echarle el cuerpo –como mansos pero astutos defensores de la vida- a lo que venga.
3 comentarios
hoy en día tienen el poder de amedrentarnos cómo país y tratarnos peor de lo que se trata a los países que albergan terroristas o donde crucifican gente o hacen genocidios por no ceder ante ellos. Así está la cosa, o aprobamos la in vitrio o somos peor que Irán o que varios países de África, allá sólo crucifican y apedrean gente y hacen genocidio pero nosotros, nosotros queremos negarle a las lesbianas el derecho de ser madres sin que un hombre las penetre porque creemos que los fetos tienen derechos y negar la posibilidad de eliminar a los indeseables de la sociedad de tajo cuando son fetos!!!! ¡somos una monstruosidad!
En EUA había una crisis de criminalidad incluso peor a la que vivimos en Costa Rica hoy, sobre todo en ciudades cómo NY y LA... luego de que las clínicas de aborto se volvieron cosa común, un tiempo suficiente después, empezaron a disminuir... esa es la forma de "ellos" de tratar con las niñas teniendo niños sin ningún apoyo familiar, económico, social ni moral: darles "el derecho" de que maten el feto que llevan dentro tantas veces cómo sea necesario para no lidiar con los indeseables. Quieren relativizar la vida, más aún en los países tercermundistas, donde siempre han querido poder experimentar lo que luego les puede servir en su primer mundo (lo hicieron con los métodos anticonceptivos y les encantaría tener muchas células madre de fetos tercermundistas con las que jugar).
Es la cultura de la muerte disfrazada de "la libertad de elegir".
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