La Navidad. Otra vez, y siempre, la Navidad

                                       «Navidad». Obra de Jan Pienkowski (1936-2022).

               

     

          

          

«Por tanto el Señor mismo os dará una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

Isaias, 7, 14

 

     

          

               

Hay un poema de Charles Péguy que, muy en su estilo, pone en boca de Dios el siguiente reproche:

O bien celebrar la Navidad y recibir
a mi Hijo, obedecer a mi Hijo,
o bien no recibir a mi Hijo,
y entonces no celebrar la Navidad,
Es necesario ser razonable, dice Dios.

Lo que Péguy atribuye al Creador es, sin duda, lo coherente y razonable. Se supone —aunque a veces sea mucho suponer— que nosotros, los seres humanos, somos criaturas sensatas que nos regimos por la razón. Esto lo afirman incluso quienes no creen en nada; incluso los materialistas y mecanicistas que dejan todo bajo la égida del caótico azar.

Sin embargo, nada acontece así. Aquellos que «no reciben al Hijo» celebran igualmente la Navidad, aunque de forma puramente nominal. Una Navidad en minúsculas, vacía de todo contenido original y trascendencia; utilizada como excusa para el placer y el consumo materialista, como una mera apropiación usurpadora, como quien toma sin permiso aquello que no le pertenece. Como señalaba el vizconde de Chateaubriand en sus días post-revolucionarios, es sabido que los hombres no religiosos se apropian de las fiestas religiosas:

«¡Cosa extraña! ¡Los hombres poderosos que hablaban en nombre de la igualdad y de las pasiones, no han podido fundar jamás una fiesta! (…). No basta decir a los hombres “regocijaos”, para que se regocijen, porque no se establecen días de placer como de luto, ni es tan fácil mandar reír como hacer llorar».

El filósofo Josef Pieper escribió todo un libro sobre ello, titulado Una teoría de la fiesta (1963), en el que aborda la importancia de la celebración y del tiempo festivo en la vida humana. En él, desarrolla la idea de que la fiesta, siendo humana en su realización, se apoya en lo divino y trascendente. Sin ese elemento trascendente, afirma sin medias tintas el filósofo alemán, el hombre no es capaz de disfrutar la fiesta. Pieper sostiene que la fiesta, como pausa del trabajo que es, como «pérdida de ganancia útil» o «renuncia al sueldo de un día de trabajo», significa no solo que no se trabaja, sino que se consuma una ofrenda».

La Navidad de nuestros días se encuentra en la tesitura de perder su trascendencia y su verdadero sentido. A este respecto, Pieper nos dice:

«Los cientos de miles de luminarias de la publicidad navideña no pasan de ser, en el fondo, un lujo miserable, sin capacidad real de irradiación. Puede recordarse aquí la atinada observación de G. K. Chesterton sobre los anuncios luminosos del nocturno Times Square en Nueva York: “¡Qué cosa tan extraordinaria para quien tenga la suerte de no saber leer!”».

Este es el estado de la cuestión. Siendo así, incluso muchos de aquellos que dicen recibir, o deberían intentar recibir al Hijo, no celebran lo que hay que celebrar, sino que se han entregado a un sucedáneo descafeinado, una mezcla de pompa, confeti y sonrisas heladas de tolerancias y solidaridades huecas.

Chesterton, en un artículo titulado Manteniendo el espíritu navideño, publicado en The Illustrated London News el día de San Esteban de 1925, plasmó sus ideas sobre los esfuerzos comerciales para crear una Navidad sin cristianismo, vislumbrando ya entonces este estado decadente:

«En realidad, han conservado algunas de las palabras y la terminología, como Paz, Justicia y Amor, pero hacen que estas palabras representen una atmósfera completamente ajena a la cristiandad; conservan la letra y pierden el espíritu. Y lo que sucede con la cristiandad, sucede con la Navidad. Si los hombres supieran exactamente lo que quieren decir con Navidad y luego comenzaran a crear nuevos símbolos, nuevas ceremonias o nuevas celebraciones, podría ser algo muy bueno. Algo parecido puede suceder todavía, muy probablemente, en ese mundo de hombres modernos que sí saben lo que significa la Navidad. Pero la mayoría de las modificaciones modernas que se han analizado en la revista y en otros lugares fueron todo lo contrario de esto.

No eran otra cosa que formas a través de las cuales los hombres podían conservar el nombre de Navidad y algunos símbolos navideños descoloridos, mientras hacían algo totalmente diferente. Lo que quieren decir quienes escriben en la revista es simplemente esto: que unas cuantas ramitas de acebo y muérdago deberían colocarse en grandes hoteles norteamericanos, recalentados y acondicionados para personas sin hogar, donde la gente se olvidaría por completo de la Navidad, se aburriría al solo pensar en ella y blasfemaría contra la esencia sagrada de la Navidad con su sofisticación, saciedad y desesperación. Están demasiado cansados para sentir el espíritu; demasiado cansados para mejorar el simbolismo; y, lo que es más, están demasiado cansados para alterar el nombre».

Lamentablemente, en múltiples ámbitos de nuestro civilizado mundo, la Navidad sufre este desdén y abandono; esta deconstrucción agnóstica y secular. 

Esto se manifiesta también en la literatura, y especialmente en la literatura infantil y juvenil. Con honrosas excepciones, las editoriales no parecen interesadas en publicar libros hermosos y de calidad que, en época navideña, hablen de la verdadera Navidad y no del, extraño para nosotros, Papá Noel, del reno de la nariz roja o, peor aún, de una fraternidad mundial impregnada de diversidad y tolerancia excesiva. No parece mucho pedir, pero esta es la realidad. No obstante, aún hay esperanza. A continuación, les presento algunos libros que, en mi opinión, alcanzan esos estándares de calidad y belleza y que capturan el verdadero espíritu navideño.



DIEZ ANGELITOS, de Else Wenz-Viëtor.

 

Con un diseño original (los angelitos del título sobresalen de las tapas como un marcapáginas) y unas ilustraciones encantadoras, la autora e ilustradora Else Wenz-Viëtor, probablemente la ilustradora de libros infantiles más conocida y prolífica de la Alemania de los años veinte y treinta, nos presenta el día de Navidad a través de unos querubines que no cesan de trabajar por el bien de los más necesitados, guiados por la virtud de la caridad. ¿Qué mejor día que el del nacimiento del Señor para enseñar a los niños lo que Él vino a regalarnos: la salvación a través del amor?



LA NATIVIDAD, de Géraldine Elschner.

 

Este libro de Géraldine Elschner, en formato álbum ilustrado y recientemente publicado por Kokinos, lleva un título inconfundible: La Natividad. Presenta la historia del nacimiento de Jesús a través de las imágenes intemporales del maestro italiano Giotto, que destacan por su brillo y expresividad conmovedora. El breve texto de la autora, basado en los evangelios de San Lucas y San Mateo, narra la historia del nacimiento de Cristo de manera accesible para los niños.

    

ADVIENTO EN FAMILIA: Con el Árbol de Jesé, de Paloma Estorch.

 

Paloma es madre de familia numerosa y se dedica plenamente a la educación de sus hijos. Cuando digo “plenamente", me refiero a que es una pionera en nuestro país en la educación en casa (homeschooling), y es una referencia y guía sobre el tema, habiendo publicado varios libros estimables. Además, es una buena amiga. Con la publicación de esta obra imprescindible, Paloma comparte su experiencia utilizando el Árbol de Jesé como guía para una preparación significativa de la Navidad. En este libro encontrarán lecturas, actividades y material para compartir en familia y vivir con plenitud el Adviento.
Como ella misma señala, este libro puede ser también una tabla de salvación para quienes se sientan desencantados con la Navidad y deseen reconciliarse con estos días, recuperando su verdadero y santo sentido. Es un libro muy necesario que pronto se convertirá en imprescindible.

 

     
LA HISTORIA DE LA NAVIDAD, de Katharine Bamfield (autora) y Margaret Tarrant (ilustradora).

 

El relato de la primera y siempre viva Natividad se representa, paso a paso, en este hermoso libro. Las acuarelas expresivas de Margaret Tarrant y los breves y claros párrafos de Katherine Bamfield nos muestran los distintos episodios de la Navidad: desde la Anunciación y el nacimiento de Jesús, hasta la visita de los pastores, los Reyes Magos y, más tarde, la huida a Egipto. Se trata de un clásico atemporal que al fin ha merecido una bonita edición en castellano. ¡No se lo pierdan!
¡Qué tengan una feliz y santa Navidad!

  

P. D.
Por último, les comparto no solo las entradas anteriores de este blog relacionadas con la Navidad, sino también, como es costumbre, una recopilación de relatos y poemas navideños.

Entradas:

LECTURA PARA NAVIDAD

DE LA NAVIDAD Y DE LOS LIBROS COMO REGALO NAVIDEÑO

NAVIDAD

NAVIDAD: LIBROS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS

LA NAVIDAD,LOS MONJES Y UN PEQUEÑO Y HERMOSO LIBRO

TIEMPO DE NAVIDAD, INFANCIA Y POESÍA

NAVIDAD Y REGALOS: ALGUNAS RECOMENDACIONES

POESÍA Y NAVIDAD

LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS DE ORIENTE

LA NATIVIDAD: REALISMO, ILUSTRACIÓN Y SÍMBOLO

    

Compilaciones de relatos y poemas navideños:

POEMAS PARA EPIFANÍA Y REYES

POEMAS PARA NAVIDAD I

POEMAS PARA NAVIDAD II

MÁS POEMAS PARA NAVIDAD, ADVIENTO Y REYES

SEIS PEQUEÑOS CUENTOS PARA NAVIDAD Y EPIFANÍA

CUENTOS Y POEMAS PARA NAVIDAD Y EPIFANÍA

1 comentario

  
Haddock.
Creo que quien desvirtúa el significado real de la Navidad, traiciona una parte sustancial de su niñez.

12/12/24 10:13 AM

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