Ilustradores geniales (VII). En pos de la belleza. Maestros españoles de la fantasía
Cubierta ilustrada por Emilio Freixas (1899-1976).
«La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas».
Francisco de Goya
«Dime donde se cría la fantasía,
¿En el corazón o en la cabeza?»William Shakespeare. El Mercader de Venecia
Los cuentos de hadas y las historias de fantasía son raíz y fuente de emociones y recuerdos. No necesitarían nada más que lo que relatan para dar aquello que prometen; emoción, imaginación y satisfacción a raudales.
Sin embargo, cuando somos niños las imágenes de las ilustraciones que contemplamos nos impactan de tal forma que nos acompañan como una suerte de sombra ––las más de las veces colorida––, siguiendo fiel e inseparablemente a las historias que leímos en su compañía iluminadora. Por eso voy a hablarles de algunos ilustradores que se prodigaron en estos lares de la imaginación y la fantasía y que algunos recordamos con cariño, en la esperanza de que también acompañen y sean memoria viva de la infancia y juventud de nuestros hijos. Y lo cierto es que en España los ha habido magníficos. Así que, a ellos voy.
Emilio Freixas (1899-1976).
Algunos de los trabajos de Emilio Freixas.
Emilio Freixas no fue solo un magnífico ilustrador, sino que también fue un pionero y un maestro de la ilustración. Tenía el pleno conocimiento de su arte (¿realmente había algo que él no pudiese dibujar?) y, a un tiempo, la voluntad de compartirlo, habiendo dedicado gran parte de su vida a esa labor didáctica ¿Cuántos hemos aprendido a dibujar con ayuda de su infinidad de manuales y carpetas de láminas? Mis hijas y yo, desde luego, tenemos que reconocerle esta deuda, al igual que muchos reconocidos ilustradores y dibujantes de hoy. No obstante, su labor pedagógica ––al igual que la artística–– no ha sido debidamente reconocida hasta hace relativamente poco tiempo.
Como he dicho, Freixas fue artista total, un todoterreno que dibujó e ilustró una enorme variedad de medios, formas y temáticas: portadas de revistas, manuales escolares, carátulas de clásicos y de novelitas baratas y, como no, cubiertas e ilustraciones de cuentos y libros infantiles y juveniles. Es en la ilustración de estos relatos fantásticos y maravillosos donde el artista dejó profunda huella y dónde plasmó lo más autentico de sí mismo. Así nos dice: «a pesar de ser más conocido como dibujante de historietas, creo que mi verdadera personalidad está en las ilustraciones de los cuentos de Hadas». Aunque Freixas poseía un estilo propio, estilizado y colorido, no dejan de notarse en él las influencias de los grandes maestros de la edad de oro, especialmente de Arthur Rackham, del que, sin embargo, se diferenciaba por un uso de colores planos e intensos frente a los tonos deletéreos y desvaídos del maestro inglés. Por otro lado, su dominio de las formas y los volúmenes era magistral y sus estilizadas figuras humanas y animales, de una hermosa plasticidad, ponían de manifiesto un conocimiento anatómico notable.
Una muestra de su pericia artística y su talento puede verse en su trabajo con la editorial Juventud y la editorial Meseguer, ilustrando portadas e interiores de sus colecciones de cuentos de hadas de prácticamente todos los países del mundo, lo mismo que su labor de ilustrador de carátulas de otras colecciones en las citadas editoriales y en muchas otras, como Bruguera o Molino.
Alguno de los títulos ilustrados por Emilio Freixas.
José Segrelles (1885-1969).
Ilustración de Segrelles para Las mil y una noches.
José Segrelles mostró, desde muy pronto, un extraordinario talento artístico, tanto es así que la editorial Araluce le contrató muy joven para ilustrar alguno de los tomitos de su conocida y mítica colección de Obras de la Literatura Universal adaptada para los niños, entre los que destacan títulos como La Ilíada, La divina comedia o El paraíso perdido. Sin duda su categoría profesional excede del ámbito de la ilustración de la literatura infantil y juvenil o el de la fantasía y la aventura; así, por ejemplo, ilustró una magnifica versión de Las Florecillas de San Francisco, ante cuya esplendidez Verdager exclamó: «artistas como Segrelles pastan de la luz del sol en su paleta». También son de destacar sus ilustraciones de El Quijote, de los cuentos de Las mil y una noches y de La Guerra de los mundos, de H. G. Wells. El pintor Ricardo Marín, en el año 1926 en el semanario El Diluvio de Barcelona, decía sobre él lo siguiente: «Su gran dominio del dibujo le permite infinidad de veces, con solo dos colores, modelar y dar sensación de ambiente como nadie». En la creación pictórica de ese ambiente, en ocasiones fantasmagórico (lo que le valió la oportunidad de ilustrar de forma excelente los cuentos de Edgar Allan Poe), destaca su preferencia, muy característica, por el color azul en todos sus tonos.
Algunas ilustraciones de José Segrelles.
Al igual que Freixas, Segrelles ha tenido que esperar hasta hace relativamente poco tiempo para comenzar a ser justamente valorado, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. El crítico Patrick Wilshire nos dice: «Hasta hace poco, Segrelles ha sido el secreto mejor guardado en la ilustración de la edad de oro. Aunque a lo largo de toda su vida mantuvo siempre abierta alguna exposición en Nueva York, la gran mayoría de su trabajo lo hizo para publicaciones españolas. De composición y riqueza conceptual excepcional, su técnica de acuarela le permitió exprimir ese talento al máximo».
Alguno de los títulos comentados.
A finales de los 90 Anaya reeditó, en un formato más grande, varios de los tomitos de la colección Araluce, incluyendo algunos ilustrados por Segrelles, como Historias de Shakespeare, La Ilíada o el sitio de Troya, La Eneida, Fausto, Tradiciones iberas, Historias de Dante o Los caballeros de la Tabla Redonda. De todas formas, los títulos de Araluce son todavía accesibles con cierta facilidad en librerías de viejo. También por esa misma época, Espasa-Calpe ––con el patrocinio del BBVA–, publicó un económico Quijote con ilustrado por él.
4 comentarios
Muy querido D. Miguel:
¡Cristo, reflejo de la gloria del Padre y Luz del mundo para nosotros, los ciegos! ¡Aleluya!
Mi alegría y agradecimiento, D. Miguel, por la profunda gratitud y admiración con que usted se presenta, como un discípulo, ante D. Emilio Freixas y D. José Segrelles.
Muchas gracias también por acercarnos a su maravilloso arte.
Servidor, además de ser profano en la materia, nunca o casi nunca se ha detenido a admirar sus ilustraciones.
¡Qué alegría añadida el hecho de que ambos sean españoles!
Gracias de nuevo, D. Miguel.
Un fuerte abrazo:
José Mari, franciscano
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