Sínodo: ¿vencerá Cristo o ganarán los fariseos?
¿Vencerá la misericordia de Cristo o ganará la dureza de corazón de los fariseos? Ya sabemos la respuesta, Christus vincit!, pero eso es al final. En el entretanto las cosas no son tan claras, de ahí la virtud teologal de la Esperanza.
La Comisión para la elaboración de la Relación (Informe) final lleva trabajando a destajo desde ayer, el sábado se votará y entregará al Papa. Y aunque «sólo» sea un consejo al Papa tiene su trascendencia. Los actos de cada uno de los Padres sinodales la tiene, como en el «Pretorio». Allí todo importa, lo colectivo y lo individual. No vale lavarse las manos, ni dejar «el caso» en manos de otros, no es posible la vía intermedia. Tampoco recurrir a lo más popular, a «ver qué pasa», a mimetizarse con el ambiente, a «oír al pueblo», porque el resultado será el que conocemos: «Barrabás»
Hoy, como entonces, se confrontan dos modelos, el de la misericordia de Jesús y el de la dureza de corazones de los fariseos. La historia es bien conocida (Mt 19, 3-11). Se le acercan los fariseos con casuística («¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?», «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?»). Los fariseos estaban de acuerdo con el divorcio, eso sí, en «situaciones especiales» y «estudiando caso a caso».
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