20.04.08

Carta abierta a don Alejandro

Alejandro Fernández Barrajón

Estimado don Alejandro, los pocos que me conocen —y usted no está entre ellos— saben que este no es un tema que me guste, todo reino contra sí dividido será desolado. Pero los seis párrafos que escribió en la revista Vida Nueva son de una indecencia nauseabunda, tanto por lo que dice, como por quien lo dice: el Presidente de la Confederación Española de Religiosos, ya que como tal firma. Creo que no es la opinión mayoritaria de los religiosos en España, pero no conozco a los 64.000 religiosos españoles, sólo a algunos. Esta carta abierta no va dirigida a ellos, va humildemente dirigida a Vd.

Es probable que tenga motivos para el hartazgo, no lo dudo. Es probable que haya cuestiones personales y destinatarios del artículo que por prudencia o cobardía no quiera explicitar; tampoco lo dudo, no estoy juzgando ni su persona ni sus intenciones. Yo seré el primero en amparar el derecho que tiene, no sólo de defenderse, si no también de hacer propuestas positivas. Aunque en alguna ocasión opine que no son las mejores. Tampoco soy quien para criticarle el tonillo de pellizco de monja, cada uno con sus cadaunadas; eso sí ningún laico podía pertenecer a los tribunales de la Inquisición, tenga cuidado con el lenguaje que asume.

Sí me ha causado perplejidad el fondo del artículo, que denota un profundo desprecio a los laicos y su encaje en el mundo actual y en la Iglesia, y el desfasado diagnóstico sesentayochista de la realidad, aunque estemos a las puertas de su aniversario.

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18.04.08

Suicidios y eutanasia

Suicidio de Marat

La hipocresía (o incoherencia) de los medios progres españoles es tremenda. Todos prestan atención a la resolución recién aprobada de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en la que expresa su inquietud, porque la sociedad subestime el número de suicidios de adolescentes, de entre 11 y 24 años, que afecta anualmente a decenas de miles de jóvenes.

En principio la noticia no da mucho de sí, se limitan a transcribir párrafos de nota de agencia con algo de cosecha propia: que si está entre las cinco causas más numerosas de muertes, que no se sabe qué es lo que pasa en los países ricos, que si se debe dar la noticia o no, que si aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid se anima a luchar contra la homofobia (no sé como lo han colado, pero es cierto lo dicen).

La prensa es bastante unísona: el suicidio es malo y el suicida necesita tratamiento, ya que en la mayoría de los casos (suelen cifrarlo entorno al 90%) se debe a trastornos psíquicos —me pregunto a qué se deberá el porcentaje restante—. Y sin embargo, hace una semana, el catecismo progre (a.k.a. El País) nos intentaba convencer de que esta era la legislatura de la eutanasia, así que intenté —sin ningún éxito— averiguar cómo conseguían hilar un discurso en el que cupiesen el desprecio al suicidio y el aprecio a la eutanasia.

Machaconamente se nos predica que la eutanasia es el derecho a una «muerte digna», cuando, visto lo visto, no es más que la desaprobación de la «vida indigna».

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14.04.08

Ave, Bibi, morituri te salutamus

El gran hermano de Orwell

Se dice que el Ministerio de la Verdad tenía tres mil habitaciones sobre el nivel del suelo y las correspondientes ramificaciones en el subsuelo. En Londres sólo había otros tres edificios del mismo aspecto y tamaño. Éstos aplastaban de tal manera la arquitectura de los alrededores que desde el techo de las Casas de la Victoria se podían distinguir, a la vez, los cuatro edificios. En ellos estaban instalados los cuatro Ministerios entre los cuales se dividía todo el sistema gubernamental. El Ministerio de la Verdad, que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz, para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden. Y el Ministerio de la Abundancia, al que correspondían los asuntos económicos. Sus nombres, en neolengua: Miniser, Minipax, Minimor y Minindancia.

14 de abril de 2008, los ministros y ministras del gobierno de España juran prometen sus cargos. ¿A que es fácil cerrar los ojos e imaginarse esta terrorífica escena inicial de 1984 de Orwell con rostros bien definidos? Y sin embargo ni el profeta inglés pudo imaginar la existencia de un Minigual, en veterolengua Ministerio de la Igualdad. Ayer cuando supe de la noticia sentí pánico, un cierto terror por el futuro de mis hijos.

El espanto no se disparó por el aspecto folclórico —que hayan nombrado como perpetradora a la directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Bibiana Aido, creo que es lo suyo, el perfil más adecuado—, lo disparó más bien la justificación de su existencia: hacer «pedagogía social» (tiene gracia, lo mismo que arrejuntar los Ministerios de Educación con Asuntos Sociales).

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11.04.08

Médicos pro-vida, ¿un oxímoron?

La mano de la esperanza

El diario El País está en racha. El viernes pasado la moral laica; el lunes el pope de EpC, Goyo para sus amigos, acusaba de prevaricadoras a las comunidades autónomas que protegen el derecho de objeción de conciencia. Dicen las buenas lenguas que los espumarajos que vierte por la boca no se parecen a los de la niña del exorcista, que son más bien una sobredosis de Almax, no se esperaba que dos días después el cardenal Rouco animara a la padres a objetar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ya que «cuanto mayor sea el número de padres que lo hagan, más fácil resulta resolver el problema», y hoy mismo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía falla de nuevo a favor del derecho de objeción de otra familia.

A lo que íbamos, nuestra querida hoja parroquial laica está escandalizada de que no puedan realizarse abortos en la Sanidad Pública —no, no tiene nada que ver con el diario de Zapatero—, que hay una serie de gente que decidió dedicarse profesionalmente a cuidar la vida de los demás, y los muy canallas, acogiéndose espuriamente a su conciencia reconocen que la vida humana comienza al principio —si, ya sé que es una tontería, una obviedad, si comienza es que es al principio; pues no me lo pregunten a mí, que hay quien dice lo contrario—.

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9.04.08

B16 en USA (y no es un título de Tintín)

Portadas de Time sobre B16

Hace sólo una semana que dio el primer paso ReL . La maduración ha sido precoz, maduración no simple crecimiento. En tan poco tiempo la concentración de sucesos ha sido extraordinaria, espero que L.F. esté llevando un pequeño diario y nos los cuente algún día.

En lo personal, que es lo único que os puedo contar, también; todo a ritmo de internet, y eso que no soy novato. Entre los mensajes recibidos estos días los que más me han llamado la atención son los que he categorizado como «incomprensión de los buenos», del tipo «qué hace un chico como tú en un lugar como este», liberales malos, Libertad Digital caca, niño.

Nueve días después estoy orgulloso de que ReL exista. Motivos muchos, pero para muestra un botón: el viaje pastoral de B16 a USA.

Todavía nos queda una corta semana para que el avión del Santo Padre aterrice en Washington, y son escasitos los medios generalistas que han prestado atención al acontecimiento. ReL lleva ya tres días facilitándonos noticias, qué gozada, y qué contraste con otras páginas.

El fenómeno es extraño, porque los medios de comunicación useños, no sólo informan a sus ciudadanos, si no que son generadores de contenidos para el resto del mundo: ¿cuántas estúpidas persecuciones de cacos hemos visto en el telediario?; y sin embargo de esto nada. Y mira que ocupan espacio allá, robando incluso protagonismo a las primarias, y cuando no, mezclándolas con ellas. Quizá se deba a que no hay muchas noticias negativas: la típica manifa de católicas (sic) pro choice, o del lobby de las manzanas, o de las multinacionales farmacéuticas acusando al Papa de propagar el SIDA como hace casi un siglo se acusaba aquí a los frailes de envenenar las fuentes.

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7.04.08

Una respuesta a Bruno

Dinero

Hace un par de días Bruno nos pedía opinión sobre una interesante iniciativa:

…cuando a algún colectivo, homosexuales, mujeres, conductores de taxis, les molesta un programa, lo que suelen hacer es ponerse en con contacto con los anunciantes para expresarles su malestar y desacuerdo con los productos que se anuncian en esos programas.

Es razonable pensar que yo como católico desaconsejaría adquirir los productos que se anuncian en esos programas. Pues bien ¿por que no se hace? ¿Por qué colectivos como las uniones de telespectadores y radioyentes no denuncian esos casos? ¿Por qué desde los responsables de comunicación de las distintas diócesis no se hacen gestiones de ese tipo?

Mi opinión era un poco larga, y como tengo la oportunidad, la dejo en este post (algo así como la variante blogera de ir a rebufo o chupar rueda).

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