Salgo por fin de Matrix. Muchas noticias que comentar desde el 17 de noviembre pasado, mi último post. ¡Vamos!, que por temas no puedo quejarme. El mundo real es maravilloso.
Me pareció que la mejor vuelta 'al trabajo' era adherirme a la iniciativa de Andrés Marín: Pon un crucifijo
en tu blog. Y también me sumo a Embajador en el Infierno, tanto en el agradecimiento,
como en la crítica. No creo que la campaña contra la presencia pública del crucifijo sea exclusivamente una cuestión de libertad religiosa. Y desde el punto de vista meramente cultural —ni el más importante, ni el único—, me gustó la argumentación de Irich (quizá uno de los mejores blogs en lengua española):
El cristianismo, doblegado ante el progreso, capitula y acepta integrarse paulatinamente en un entorno plural de tolerancia. Es ésta una tesis odiosa, la de la maldad intrínseca del poder religioso y la bondad del secular, en virtud de la cual el uno debe subordinarse al otro. Creo justo
lo opuesto, a saber, que el poder político tiende a la tiranía y el sacerdotal es su único límite posible. El regalismo se ha mostrado inoperante a lo largo de la historia.
Tomada la decisión de poner el crucifijo el problema fue elegir la mejor representación. Me gustan los románicos y los bizantinos, y nada las pinturas. Al final, creo que mejor una ilustración que la fotografía de una escultura. Por suerte contamos con el blogger Daniel Mitsui, que profesionalmente se dedica a eso, se nota, un crucifijo y toda una catequesis alrededor. Disfrutadlo.
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