¿Caganer progresista?
El caganer es una entrañable figura del belén, ligada especialmente a Cataluña y Valencia. Aunque no se conoce con exactitud cual es el origen, se cree que el caganer con sus heces fertiliza la Tierra, por lo que se le considera un símbolo de prosperidad y buena suerte para el año siguiente (wikipedia dixit). Así anda la progresía eclesial: fertilizando, qué se le va a hacer. Están perdiendo hasta el decoro. Dos muestras de ayer:
La primera la Instrucción sobre los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas que acaba de publicar Congregación para la Educación Católica, con motivo de los veinte años de su definición y así poderlos adaptar mejor a los ciclos de enseñanza superior de muchos países. ¿Sabéis cómo ha titulado Religión Digital la noticia?: «Roma da una vuelta de tuerca más a los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas», con el aterrador argumento de que (las negritas son de J.M. Vidal):
[…] todos los docentes tienen que distinguirse siempre por la «idoneidad científico-pedagógica, la honestidad de vida y la integridad doctrinal»
Asimismo contempla que la enseñanza tiene que estar orientada «a la adhesión a la divina Revelación, a la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y al respeto de la verdad científica».
—Dios mío, hasta dónde vamos a llegar, pero qué se ha creído esta jerarquía católica, dónde vamos a colocar a los nuestros —debía pensar el redactor del panfleto.
La segunda con ocasión de la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal. Hace dos semanas Álex Navajas adelantaba que el Vaticano estudia declarar «no católica» a la editorial SM. El mismo medio ha reaccionado preventivamente, no se les vaya a ocurrir a los obispos ejercer de tales: hay un grupito de obispos (a los que se les conoce ya como los “talibanes“) en la [Comisión] Permanente que se la tienen jurada a la editorial. Con ese estilo cobardica de ir insultando y escondiendo la mano que tienen, es marca de la casa —ya lo hacían antes con Juan Pablo II, con Benedicto XVI o quien no piense como ellos: como se les conoce, como se les llama, como alguno dice—.
Desconozco el desenlace, pero puede ayudarnos a entender los por qués y cómos unas reflexiones de Nicola Bux, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el L’Osservatore Romano, que traduce La Buhardilla de Jerónimo —qué labor tan impresionantemente buena realizan en ese blog—.
Me apena tener que resumir el artículo, Los editores católicos y las tentaciones mundanas; estoy convencido que acudiréis a la fuente, así que os dejo mis impresiones personales.
Primero el enmarcado de la misión de la Iglesia, si no conociese a monseñor Bux creería que se lo había copiado a R. Amerio:
Jesús ha querido a la Iglesia para hablar de Dios al mundo y para que el hombre se convierta y viva. En cambio, siempre con más frecuencia nos encontramos con libros escritos por cristianos y con intervenciones públicas de los pastores que describen y llevan a entender a la Iglesia como un fenómeno geográfico y político hasta el punto de que se juzga su eficacia según se venza o no en ‘el desafío’, o más bien, en ‘los desafíos’ —palabra ahora preferida por laicos y eclesiásticos— que le son planteados, naturalmente y siempre, por el mundo. Así, se pone atención en asegurar que la Iglesia defienda los derechos humanos y no las dictaduras, que proteja a los pueblos en peligro de extinción en lugar de interesarse por la economía, y así sucesivamente. Pero, ¿está la Iglesia llamada precisamente a esto? ¿Es ésta su misión? ¿Es éste el motivo por el cual Jesucristo, su fundador, la ha instituido?
Recuerda las perennes enseñanzas evangélicas y continúa:
[…] Y esto explica por qué a la Iglesia no le importa y no le puede importar demasiado el éxito mundano o la respuesta e incluso la victoria sobre los ‘desafíos’ del mundo. Cristo ha dicho que ya ha vencido al mundo (cfr. Juan 16, 33): ¿en qué sentido? Basta que un solo hombre abandone el pecado y se convierta al amor de Dios: Deus caritas est.
A esto le llamo yo centrar la jugada. A partir de aquí todo consecuencias lógicas, que comienzan con un ejemplo muy ilustrativo:
Un ejemplo: no se puede continuar afirmando y escribiendo, por parte de exégetas y teólogos católicos, que la Resurrección no es un hecho histórico, que el sepulcro vacío sería una ‘leyenda etiológica’, mientras que sí sería histórica la fe en el Resucitado de los discípulos. Esto contradice explícitamente el magisterio del Papa, el cual incluso recientemente, ha reafirmado que «la Resurrección es un hecho histórico del que los Apóstoles son testigos y no ciertamente creadores».
Me entran dudas si «el ejemplo ha sido elegido al azar», vienen a mi memoria muchos nombres hoy en boca de todos —Masiá, Queiruga, ¿Pagola?…—. Después recuerda la responsabilidad del editor católico, editor en sentido amplio, recalca que es una obra apostólica de la Iglesia Católica, y alerta sobre el impacto del error primero en los seminarios y centros teológicos «que esto ocurra en la cultura es, teniendo en cuenta el pluralismo contemporáneo, prácticamente inevitable; pero no puede y no debe ocurrir en el interior de la Iglesia Católica»; y después el impacto en los fieles, perfectamente compatible con la libertad de pensamiento e investigación teológica
El derecho de los teólogos a comunicar su pensamiento debe combinarse con el derecho de los fieles a recibir el Evangelio íntegramente en pureza y verdad, como dice el documento en cuestión y como lo exige, por otro lado, la deontología de cualquier profesión.
La comparación con la deontología de cualquier profesión, es brillante, piénsese en un entorno sanitario o judicial. No hay contraposición de derechos, recuerda con extremada finezza que la herejía existe: «sin embargo, quedamos asombrados por la habilidad de algunos teólogos que llegan a escribir y sostener exactamente lo contrario a la doctrina de la Iglesia, presentándolo como el significado verdadero de este o aquel documento del magisterio», destacando la mutación vírica de nuestros días
Desde el post-Concilio se ha instaurado un nuevo modo de disentir: ya no más oponerse, sino más bien reducir a una opinión más entre otras aquello que dice el Papa y los obispos unidos a él; así, el magisterio no es considerado en la Iglesia el único intérprete de la Palabra de Dios (cfr. Dei Verbum, 10). Lamentablemente, a veces contribuyen a esto algunos pastores con la ambigüedad de sus intervenciones, incrementando el relativismo mediático que reduce todo a opinión y duda. Contribuyen también a esto algunos centros editoriales, donde la verdad católica es propuesta como complementaria a la de las otras confesiones.
Y la última parte de sus reflexiones las dedica a profundizar sobre el significado de la fe y la teología, el papel de los laicos y teólogos y la labor ineludible de los obispos en la vigilancia (es lo que significa obispo), pero todo ello con los pies en el suelo
Muchas veces se oye decir que algunos obispos, para vivir tranquilos o por negligencia, omiten la tarea de “vigilancia” sobre clérigos en la fase de formación o sobre laicos en la fase de preparación. No raramente es posible encontrar también un defecto de competencia teológica que pone al pastor en una inexplicable condición de inferioridad psicológica siendo que, por el contrario, él es el verdadero “magister” en su diócesis.
Y termina con mi admirado Newman
Entonces, favorezcamos también hoy el debate, como en el pasado: “Si un teólogo decía algo suyo —observa Newman—, otro le respondía. Si la controversia crecía, era llevada ante un obispo, en una facultad teológica o en alguna universidad extranjera. La Santa Sede no era sino el lugar del recurso último y definitivo…".
Vamos que los obispos ejerzan de tales y únicamente escalen a la Santa Sede lo estrictamente necesario. ¿Se entiende ahora los por qués y cómos?
Juanjo Romero, [email protected]
13 comentarios
Por eso se han de escalar tantos asuntos a la Santa Sede.
Mientras el número de obispos que no ejerce de tales no disminuya hasta lo anecdótico, por el bien de la Iglesia, es estrictamente necesario escalar todos esos asuntos a la Santa Sede.
No hacerlo es una falta grave contra la caridad, la prudencia y el deber de todo católico.
Estoy pensando en las misas oficiadas exclusivamente en euscaro con el cuerpo presente del policia nacional de badajoz aún caliente (cuyos restos son sacados por la puerta de atrás de la iglesia parroquial), en la negativa de la U. de Deusto a celebrar la misa de aniversario por la muerte de Gregorio Ordoñez, en el nihil obstat a Pagola, en la editorial SM, en los colegios de la FERE y EpC, en el caso Pousa del cardenal de Barcelona, en el latrocinio de los bienes de la Iglesia en "la franja" de Huesca por el obispado de Lérida, o en el enfrentamiento de monseñor Reig Pla con la UCAM entre otros asuntos.
¿Cuál ha sido el papel de nuestros obispos en todos esos asuntos? ¿De quién es la responsabilidad? Esta vez no es del PSOE, ni de Zapatero; ni del PP, ni de Mariano Rajoy.
Entonces ¿a quién acudir? Pues a la Santa Sede. ¿Es que hay alguna otra alternativa?
Durante mucho tiempo los obispos han estado más solos que la una. También tenemos culpa de haber descargado sobre ellos cosas que no debíamos.
Estoy convencido que poco a poco la situación se irá solucionando, tanto por los obispos jóvenes como por los mayores, ya verás. Eso sí, se acercan días de palos por todos lados.
Tengo también confianza en que este tipo de procesos son extremadamente garantistas, se conjugarán bien los derechos de los fieles a que no nos engañen con los de la "reflexión teológica".
Y si no siempre queda "Roma", pero tienes el ejemplo de Pagola en España o Ariel en Argentina.
1.- El lobo entre las ovejas no es de ahora, es de siempre. Lo que es más característico de nuestro tiempo es el tipo de respuesta que se ha dado.
2.- El proceso de corrección debe ser evangélico: primero a solas, luego en comunidad, con cariño siempre --aunque me cueste verlo la mayoría de las veces no hay mala intención--, eso sí si hay pertinacia: "más les valdría atarse una rueda de molino...."
Gracias. Lo tomo como ejemplo. Es que otros acusan sin piedad a los obispos pasandose de celo.
Recuerdo la transición y el concilio ¿qué pasó, qué está pasando, porqué así?
Más que nunca necesitamos a la roca de Pedro: por eso Ratzinger es Papa:
OREMOS para que el Pastor no tenga miedo del lobo.
Nos dejamos obnubilar por títulos, estudios, premios, lisonjerías...y tragamos y tragamos y tragamos y así durante décadas.
La prudencia que por ejemplo tenemos para con nuestra cartera la olvidamos cuando se trata de temas que competen para nuestra salvación (eso los que creen en ella, porque de aquí a un tiempo se ha impuesto la barra libre en materias de salvación, vamos que por condenar igual alguno condena a Rouco por eso de guardar las formas). Aunque sepamos que los ricos nunca entrarán en el Paraíso, vease al rico Epulón o lo del camello y la aguja.
¡Somos automátas! ese es nuestro problema, somos incapaces de desarrolar un sentido crítico en cuestiones de Fe, no sabemos formarnos un criterio firme preferimos tragar la porquería eso sí bien masticadita de esos gorrones que llevan el nombre de teólogos y lo único que han hecho durante los dos últimos milenios es hacer el trabajo al demonio.
Ya la Biblia nos advierte:
"el mismo Satanás se disfraza de ángel de la Luz. De manera que no es mucho que a su vez sus agentes se disfrazen de agentes de justicia". Segunda Carta a los Corintios.
OREMOS para que el Pastor no tenga miedo del lobo, es que a veces no le damos importancia. Si le dedicásemos algo más de atención al menos en las preces de la Misa, o el que tenga costumbre al final del Santo Rosario, ganaríamos mucho.
Y los pastores también necesitan de nuestro cariño, eso sí, también corregir es querer.
Y si nos parten la cara, pues que nos la partan. No dejemos a los pastores solos, oración, formación y acción. Gracias Josafat, podemos revertir el veneno, al menos para nuestros hijos.
Si bien es muy importante, es débil en ciertos momentos. No comprender pero sentir ¿no hace frágil, en cierto sentido, la firmeza de la creencia?
Pero sí, que nos partan la cara. A mí me da igual si es por defender lo justo. No espero apoyo ni consejo, creo que debo estar ahí. Como fiel a la Iglesia y al mensaje de Jesucristo. ¿Qué más hay?
He citado el mismo texto de Mons. Bux, también tomado de La Buhardilla, sin darme cuenta de que ya lo habías mencionado aquí. En fin, nunca está de más repetirlo.
Por cierto, no he participado el top 100, pero es probablemente uno de los post que más me ha gustado en mucho tiempo.
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