Carta abierta a don Alejandro
Estimado don Alejandro, los pocos que me conocen —y usted no está entre ellos— saben que este no es un tema que me guste, todo reino contra sí dividido será desolado. Pero los seis párrafos que escribió en la revista Vida Nueva son de una indecencia nauseabunda, tanto por lo que dice, como por quien lo dice: el Presidente de la Confederación Española de Religiosos, ya que como tal firma. Creo que no es la opinión mayoritaria de los religiosos en España, pero no conozco a los 64.000 religiosos españoles, sólo a algunos. Esta carta abierta no va dirigida a ellos, va humildemente dirigida a Vd.
Es probable que tenga motivos para el hartazgo, no lo dudo. Es probable que haya cuestiones personales y destinatarios del artículo que por prudencia o cobardía no quiera explicitar; tampoco lo dudo, no estoy juzgando ni su persona ni sus intenciones. Yo seré el primero en amparar el derecho que tiene, no sólo de defenderse, si no también de hacer propuestas positivas. Aunque en alguna ocasión opine que no son las mejores. Tampoco soy quien para criticarle el tonillo de pellizco de monja, cada uno con sus cadaunadas; eso sí ningún laico podía pertenecer a los tribunales de la Inquisición, tenga cuidado con el lenguaje que asume.
Sí me ha causado perplejidad el fondo del artículo, que denota un profundo desprecio a los laicos y su encaje en el mundo actual y en la Iglesia, y el desfasado diagnóstico sesentayochista de la realidad, aunque estemos a las puertas de su aniversario.
Quien no piensa como usted sólo puede ser un integrista prehistórico —es revelador saber cuándo comienza la historia para Vd.—.
Quien tenga el atrevimiento de criticarle es un derechista radical —¿a quiénes ha glorificado usted con la categoría de bendito izquierdista o enviado al purgatorio de derechista no radical?, me gustaría saberlo—.
Lenguaje político aplicado a la Iglesia. Decepcionante. Inaceptable. Le animaría a despojarse del análisis marxista del mundo, le animaría a renunciar a esa castración intelectual de dividir a los fieles en dos clases políticas totalmente inmiscibles y en lucha.
La dolorosa preocupación por el abismo al que se enfrentan algunas congregaciones religiosas y la alarma ante los datos estadísticos, no son el problema, la queja es que lo diga un laico (no-consagrado), blogger y «derechista». ¿Bastaría que fuese religioso o marxista, o lo de blogger es conditio sine qua non?
Repite los tópicos de un examen inmovilista, empezando por el movimiento mismo. Cree que los únicos que se mueven son los que piensan como usted. Su argumentación está desfasada, superada, está anclada en otra época, una argumentación de tomavistas, psicodelia y patillas.
La vocación depende de Dios, el número de ellas también, pero también de factores humanos, en especial la fidelidad al espíritu fundacional y a la Iglesia; si no, habrá nuevas fundaciones, como ya las está habiendo, y un gran número de ellas fuera del estado religioso —los nuevos movimientos—. No se entrega la vida para ser animador sociocultural de una ONG; no se entrega la vida para avergonzarse después de ello; no se sale del siglo para acomplejadamente intentar parecerse a él.
Es miserable decir que lo importante es la calidad, ahora que la cantidad está en duda. Como si cuando había cantidad no hubiese calidad. ¿Por qué se cree mejor que los religiosos de hace sesenta años?
La esencia del estado consagrado es precisamente esa, ser un estado, un estado fuera del mundo. Y ese es el carisma diferencial, no lo de la profecía. Lo de creerse profetas en exclusiva —denunciantes en su reduccionista lenguaje— está muy visto, ya no cuela. La apropiación indebida del martirio suena más bien a victimismo barato. Los dones de profecía y martirio también pertenecen a los laicos, y no de modo secundario. También las virtudes de la pobreza, castidad y obediencia, aunque para nosotros no sean votos. El Vaticano II recuerda la llamada universal a la santidad, esas son las alforjas. Desde luego la misión de los laicos no es ser una longa manus de un cuerpo menguante, es una llamada específica, que en nada depende de usted. Que vamos por libre, ¿qué quiere? Que no tenemos que pasar por sus centros de formación, publicar en sus revistas y editoriales, ¿qué esperaba?, ¿son esas sus alforjas?
El papel de los laicos renovado por el Vaticano II es ser santos. Y si unos religiosos desisten de su empuje misionero y apostólico, allí habrá familias de laicos que dejándolo todo van a evangelizar a Japón. Cuando ciertos religiosos llevan a gala el disenso y la profecía contra la jerarquía, allí hay unos laicos que sin votos y con total libertad son religiosamente fieles, obedientes…y profetas. Y si desgraciadamente esas caricias del Espíritu Santo con su Esposa, que son los carismas, mueren, serán promovidas otras. Ya ocurrió antes, ocurrirá ahora.
Los laicos no somos unos lamer, lo siento don Alejandro, tenemos vida fuera de su radio de acción, para lo bueno y para lo malo. No construyamos trincheras. Sinceramente opino que no ha sido su mejor artículo, aunque se los he leído peores.
Atentamente, Juanjo, un laico padre de familia numerosa.
29 comentarios
¿Y qué más da lo que diga Don Alejandro? Allá él con sus truculencias!
Lo verdaderamente importante es lo que nos dijo el Señor: “No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.
Esto os mando: Que os améis los unos á los otros.
Si el mundo os aborrece, sabed que á mí me aborreció antes que á vosotros” (Jn 15,16-18)
1. ¿No tendréis una foto en que Alejandro quede un poco menos ridículo?
2. No son pocas las órdenes religiosas cuya pertenencia a la CONFER es meramente nominal, ojalá algunas hicieran pública su discrepancia de la "linea editorial" de Alejandro
3. Lo peor, para mí, de Alejandro es el desprecio que muestra hacia los laicos, lo que hace pensar que tampoco aprecia correctamente a los religiosos: o sea, que no se ha enterado del Concilio, ni de lo de antes ni de lo de después.
4. Lo mejor del post de Juanjo, para mí, la verdad: "Y si desgraciadamente esas caricias del Espíritu Santo con su Esposa que son los carismas mueren, serán promovidas otras. Ya ocurrió antes, ocurrirá ahora". Cristo no prometió a ninguna congregación religiosa -ni a ninguna diócesis concreta- la supervivencia hasta que Él vuelva. Si a la Iglesia. ¡Gracias Juanjo! ¡A seguir en la brecha que otros se dejaron sin cubrir!
Por otro lado, no ofende quien quiere si no quien puede, y don Alejandro por ser quien es sí puede.
1.- Es la foto que aparece en la Conferencia Episcopal. Me encataría una mejor. Lo intentaré.
2.- No he querido identificar a don Alejandro con las órdenes religiosas, a quienes quiero con toda el alma. No por su pasado, también por su presente, que como dice Reme están cuajadas de frutos. No de cantidad, de amor a Dios y por Él a los demás.
3.- Esa era la intención del post.
4.- Gracias a tí. Ese cuidado amoroso del Espíritu Santo es también parte de la Esperanza.
Ahora en serio, has dado en el centro de muchas dianas, Juanjo. Te felicito por ello.
¿Qué quieres que te diga? A mi, como a muchos otros, Don Alejandro no “puede” ofenderme aunque lo pretenda. Lo tengo muy claro.
Tan claro como que intento – aunque la mayoría de veces no lo consigo- cumplir las recomendaciones de la Iglesia recogidas en el Capitulo tercero, párrafo 4,LOS FIELES DE CRISTO: JERARQUÍA, LAICOS, VIDA CONSAGRADA de el Catecismo:
- Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo" (⇒ CIC can. 208; cf. LG 32)…. los laicos, partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios" (AA 2).
- La iniciativa de los cristianos laicos es particularmente necesaria cuando se trata de descubrir o de idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristianas impregnen las realidades sociales, políticas y económicas.
- Los fieles laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de los Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia (Pío XII, discurso 20 Febrero 1946; citado por Juan Pablo II, CL 9).
- Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes ... como a los fieles (AA 6; cf. AG 15).
……
Y lo que me aparte de mi camino, sinceramente,….más vale solo que mal acompañado.
Quien no piensa como usted sólo puede ser un marxista sesentayochista—es revelador saber cuándo comienza la historia para Vd.—.
Quien tenga el atrevimiento de criticarle es un izquierdista radical —¿a quiénes ha glorificado usted con la categoría de bendito derechista o enviado al purgatorio de izquierdista no radical?, me gustaría saberlo—.
Lenguaje político aplicado a la Iglesia. Decepcionante. Inaceptable. Le animaría a despojarse del análisis fascista del mundo, le animaría a renunciar a esa castración intelectual de dividir a los fieles en dos clases políticas totalmente inmiscibles y en lucha.
DE NADA
A mí me parece que el artículo no "denota un profundo desprecio a los laicos" ni que divida "a los fieles en dos clases políticas totalmente inmiscibles y en lucha", y tampoco que "algunas congregaciones religiosas se enfrenten a ningún abismo"; creo que hay preocupación -muy humana, por otra parte, ante "los datos estadísticos", que son "alarmantes", pero que los vivimos con serenidad, confianza y abandono, porque, efectivamente, creemos -y en esto coincido con usted, que "La vocación depende de Dios, el número de ellas también, pero también de factores humanos"; y en que uno de ellos es la "fidelidad al carisma", también lo comparto; pero de ahía aque "si no habrá nuevas fundaciones...", perdone, pero no: yo, contrariamente a lo que parece que hace usted, no me atrevo a interpretar las intenciones de Dios. Creo en la pluralidad de carismas y de ministerios, pero no creo que Dios haga una cosa... porque la otra le ha salido mal.
Tiene usted razón cuando dice, referido a nosotros, los religiosos, que "No se entrega la vida para ser animador sociocultural de una ONG; no se entrega la vida para avergonzarse después de ello; no se sale del siglo para acomplejadamente intentar parecerse a él", y se lo agradezco, porque sus palabras me obligan a un serio examen de conciencia -soy el secretario de una ongd, y estoy convencido de que estoy sirviendo a la causa del evangelio a través de este servicio-; lo que si sé es que no he salido deningún siglo, sino que, como muchos otros religiosos, trato de caminar al lado de la gente, como compañero de camino, tratando de ser signo de la presencia de Dios -y no crea usted que esto no me asusta o me cuestiona poco-. En una cosa se equivoca usted: la esencia de la vida religiosa no es "la esencia misma" y sí la profecía: tonto sería yo si por la esencia diera la vida y "saliera del siglo", usando su lenguaje; la esencia de la vida religiosas es el seguimiento de Cristo, pobre casto y obediente. Y eso si que vale la pena. Esta si que son nuestras alforjas, las de los 64.000 religiosos españoles, y desde ahí comparto y subscribo cuanto expresa Alejandro, como religioso y como presidente de confer.
Claro que nuestra meta es la santidad; a eso estamos llamados clero, religiosos y laicos: sólo que a mí no se me ocurre pensar que tengamos que hacer cosas porque los laicos desisten de su misión, sino que tenemos que hacer las cosas codo a codo con los laicos, porque la eclesiología de comunión es el gran descubrimiento del Vaticano II y lo que hoy enseña la Iglesia. Diversidad de carismas y ministerios, pero un único cuerpo, nos recordaba ayer la Palabra proclamada.
Una cosa más: ¿Usted cree que ha escrito esta carta abierta con verdadero espíritu cristiano de correccón, y según la máxima evangelica con la que la abre? ¿qué tal si la relee desde esa óptica?
"por sus frutos los conoceréis"... fíjese en las reacciones que ha provocado. ¿cree que ha contribuidos a que el reino no se divida? (me refiero a los "sentimientos" que se traslucen de las intervenciones.
Gracias.
Los frutos tardan un tiempo en madurar.
Por eso Jesús usa la palabra frutos.
Si yo regaño a mi hijo, la reacción inmediata es un lloriqueo. Pero cuando días después veo que ya no repite ese comportamiento que yo le regañé, entonces veo que ha aprendido: he tardado un tiempo en ver los frutos.
Los laicos estamos empezando ahora -gracias a Internet, en parte- a pedir al clero y a los religiosos que rindan cuentas. Es algo novedoso.
Les decimos: ¿cómo es que nuestros hijos van a vuestros colegios y allí pierden la fe? ¿Cómo es que mantenemos vuestras ONGs que no logran conversiones? ¿Cómo es que os damos donaciones y vuestro clero torpedea los derechos de los padres?
La primera reacción de los regañados es lloriquear. Pero ese lloriqueo no es un fruto de la crítica de los fieles laicos.
El fruto llegará con el tiempo: clero disidente y perezoso apartado de los sitios donde ni come ni deja comer, hombres y mujeres con auténtica vocación, contagiando de Espíritu Santo al mundo. "Como desearía que ya ardiese el mundo", decía Jesús. Y arderá, cuando quitemos la arena estéril, los clérigos estériles, que ocupan tantas parroquias, colegios y órdenes.
En primer lugar, tengo que decir que si Gaspar Llamazares critíca lo que dice, estoy seguro que está bien lo que dices. No me cabe ninguna duda pues ya sabemos quién es Gaspar Llamazares (a quien por excesiva cortesía llamas don) y nada de lo que, sobre este tema, pueda decir, interesa lo más mínimo. Es más, siempre sobra.
Pero, por otra parte, te adelanto el principio de un artículo que, si Dios quiere, publicaré mañana en www.debate21.com. Se titula "Barrajón o la división del Reino de Dios". Dice tal que así:
"Siempre es de esperar que, cuando una persona pertenece, en lo profundo (y no en la mera pertenencia) a la Iglesia católica, tiene una especial responsabilidad en que lo que hace, dice y muestra a la sociedad tenga esté tocado, sobre todo, por el aliento de la unidad y de la comunidad cristiana de la que forma parte.
Por eso extraña (o no tanto) que don Alejandro Fernández Barrajón, a la sazón Presidente de la Confederación Española de Religiosos (CONFER) haya escrito lo que ha escrito en la revista Vida Nueva.
El artículo publicado en tal medio de comunicación (y que puede leerse en www.vidanueva.es) se titula “¿Un nuevo integrismo? y muestra, de una forma meridianamente clara que, en algunas ocasiones, no se pueden decir más cosas en tan pocos párrafos y que esas cosas no son nada acertadas. Y son, sólo, seis, los párrafos."
Continuará... mañana.
Señoras, señores…un poco de calma, por favor. ¿Qué les parece si en vez de echarnos los trastos a la cabeza escucháramos las palabras que dirigió Benedicto XVI en el Yankee Stadium de Nueva York?
Las lecturas de la Misa de hoy nos muestran "el poder de la Palabra de Dios, proclamada autorizadamente por los apóstoles y acogida en la fe para crear una unidad capaz de ir más allá de las divisiones que provienen de los límites y debilidades humanas".
"Se nos recuerda aquí una verdad fundamental: que la unidad de la Iglesia no tiene más fundamento que la Palabra de Dios, hecha carne en Cristo Jesús, Nuestro Señor. Todos los signos externos de identidad, todas las estructuras, asociaciones o programas, por válidos o incluso esenciales que sean, existen en último término únicamente para sostener y favorecer una unidad más profunda que, en Cristo, es un don indefectible de Dios a su Iglesia. (...) La unidad de la Iglesia es "apostólica", es decir, una unidad visible fundada sobre los Apóstoles (...) y nacida de lo que la Escritura denomina "la obediencia de la fe".
Mi papel de laico en la Iglesia de Jesucristo, lo tengo muy claro.Por mi bautismo me hago partícipe de la función sacerdotal, profética y real de Cristo.
Y además, por el Sacramento del Matrimonio,tengo junto con mi esposa (pués somos una sola carne) un sacerdocio compartido, pués ambos somos ministros (saderdotes) de nuestro propio matrimonio.
Este señor, no sabe en verdad lo que es un laico y su importancia en la sociedad.
Catecismo de la Iglesia Católica:"Los laicos participan de las funciones de Cristo, que es Sacerdote, Profeta y Rey".
Y además, este señor, no es quién para hablar de esta manera, en nombre de los religiosos de toda España.Seguro que muchisimos, no piensan en absoluto como él.
"El que se pica, es que ajos come" y cuando se molesta por las criticas que se le hacen a algunas ordenes religiosas, es que con toda seguridad porque,NO ESTÁN HACIENDO LAS COSAS BIÉN.
Yo soy luiberal y respeto a todo el mundo y el tiene la obligación de respetar a los demás, sean de la ideología que sean.
Cordiales saludos.
No se, no se...
Si usted es quien creo que es, ¿no sería mejor que antes de dar "consejos" a los demás se dedicara a "arreglar" SU casa?
Vamos, es un consejo.
Eso de play boy de Parla o de Fuente el Fresno es de un mal gusto y una mala educación, mira que lo pone clarito ahí arriba: evite insultos, blasfemias, palabras groseras, alusiones sexuales y comentarios racistas... no pone nada de políticos, ¿será por eso por lo que te llaman play boy?... lo digo por el cigueña de la torre y su ea, ea, ea Barrajón se nos cabrea, (entiendo que no le tengas ninguna simpatía, todo cuanto escribe sabe a rancio), pero hay quien no da para más, porque, aquí entre nosotros, tú de play boy na de na... con diez centímetros más de hombros y de altura tal vez. Pero estimado Alejandro, tu voz no la callará ningún mequetrefe... derechón o radical izquierdista, me es indiferente, laico o consagrado desde antes de que le salieran los dientes de leche. Eres, y aquí lo dejo escrito ante tanto comentario absurdo, el grito de la renovación y del cambio de una Iglesia (pueblo) que languidece en su propia carencia, el de la verdadera caridad y el amor a Cristo y a los hombres. Ladran, Alejandro, luego presienten el miedo de lo nuevo, de lo inmediato, de lo necesario, DEL CAMBIO.
Con la otra "iglesia" hemos topado, amigo Sancho, ahora urge más que nunca seguir caminando. Tú y religiosos como tú sois el principio de la Esperanza de la Iglesia. Benditos seais.
Te recomiento Ensayo sobre la cegura, de Saramago... ¿o tal vez está en vuestra lista de libros y autores que quemar en la hoguera?, tal vez eso os abra definitivamente los ojos, la mente y el corazoncito, ese tan fiel a el poder fáctico de la Iglesia, que no a Jesucristo.
Así que reclamaciones al maestro armero, don Alejandro, que opina lo contrario que tú y que yo.
El resto de tu comentario creo o que estaba alterada tu percepción sensorial o que lo has copiado de otro blog y lo has pegado aquí. Como tal lo dejo, te califica personal e intelectualmente. Vamos es de lectura recomendada para observar cómo desentona en las formas un comentario en medio de opiniones discordantes.
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