¾ de milenio de la fiesta del Corpus Christi, gracias a una mujer
Hace 750 años, el 11 de agosto de 1264, el papa Urbano IV instituyó la fiesta del Corpus Christi para toda la Iglesia. Aunque no fue reconocida en todas las iglesias latinas hasta que Juan XXII, durante el Concilio de Vienne, renovó la Transiturus de hoc mundo. Santo Tomás de Aquino fue encargado de preparar los textos del Oficio y de la Misa. Desde entonces disfrutamos también de poder rezar el Pange Lingua, Lauda Sion, Panis angelicus, Adoro te devote o Verbum Supernum Prodiens.
La impulsora de la fiesta fue una mujer: Santa Juliana de Cornillon. Inevitablemente recordé las audiencias de Benedicto XVI que aprovechaba para hacer catequesis. El 17 de noviembre de 2010, se la dedicó a la Santa, y cuenta el origen de la fiesta (entresaco y recomiendo su lectura):
A los 16 años [Juliana] tuvo una primera visión, que después se repitió varias veces en sus adoraciones eucarísticas. La visión presentaba la luna en su pleno esplendor, con una franja oscura que la atravesaba diametralmente. El Señor le hizo comprender el significado de lo que se le había aparecido. La luna simbolizaba la vida de la Iglesia sobre la tierra; la línea opaca representaba, en cambio, la ausencia de una fiesta litúrgica, para la institución de la cual se pedía a Juliana que se comprometiera de modo eficaz: una fiesta en la que los creyentes pudieran adorar la Eucaristía para aumentar su fe, avanzar en la práctica de las virtudes y reparar las ofensas al Santísimo Sacramento.
Últimos comentarios