Pedro Trevijano marcha a la Casa del Padre. DEP
Pedro se ha ido a la Casa del Padre en la víspera de la solemnidad de la Inmaculada. Tenía ya 85 años. Llevaba ya un tiempo «malito». Primero fue una invalidez y después un cáncer.
Los últimos años hablábamos frecuentemente, la última vez la semana pasada. Siempre con buen humor, también cuando me comunicó que el pronóstico no era bueno. No puedo evitar sonreír ahora cuando escribo, la sonrisa que esa vez no correspondió a su modo bromista de contarme la noticia. Era un tipo alegre y esperanzador.
Los lectores de InfoCatólica le conocéis bien. Nos acompañó desde el primer día. Semana tras semana enviaba su artículo. Era una hormiguita. Cuando sabía que iba a estar fuera siempre encontraba el modo de «dejar el trabajo hecho». A veces incluso liaba sus sobrinos, de quienes estaba orgullosísimo y que en la última época más de una vez le hicieron incluso de escribano.
El acompañamiento también se extendió al apoyo y el consejo. Era una gozada charlar con él.
También escribía en Religión en Libertad, y también desde el principio. En 2021 recibió el merecido premio «Religión en Libertad 2021 Letras Breves» que ya no pudo acudir a recoger presencialmente.
A Pedro no le gustaban mucho los panegíricos en los funerales. Esto no lo es, solo unas breves líneas de agradecimiento al Señor por haberme concedido la gracia de haber puesto en mi camino esa amistad Creo que le puedo llamar así. Así que el primer deber en estos momentos es el que él reclamaba:
Recuerdo que en mis tiempos de bachiller, murió el padre de un compañero y otro le dijo: «rezo por tu padre para que no se pueda decir que si tu padre no está todavía en el cielo, es porque le han faltado las oraciones de tus amigos». Y ese es el sentido que tienen los funerales: con la ayuda de la Eucaristía y de la oración de los asistentes, para que el difunto, si está en el Purgatorio, vea suavizada su pena e incluso pueda ir al Paraíso. Y referente a nosotros, darnos consuelo y esperanza.
Porque por encima de todo Pedro era sacerdote. Nos lo recordaba recientemente con ocasión de su 60º aniversario de sacerdocio:
Hoy, desde luego, si pudiese echar marcha atrás y volver a plantearme del todo mi vida, sería de las cosas que tengo más claras: volvería a serlo, pues estoy encantado de haber sido sacerdote y continuar siéndolo. Sin duda alguna, creo ha merecido la pena apostar la vida por Cristo.
Apostó y ganó.
Su faceta intelectual y académica es conocida. Se ordenó en 1963. Tenía dos licenciaturas civiles (Derecho, cursado en Valladolid, y Filosofía, cursada en Comillas), dos eclesiásticas que estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana (Derecho Canónico y Teología) y era doctor en Teología Moral por la Academia Pontificia Alfonsiana.
En las últimas décadas se convirtió en una voz profética sobre la ideología de género. Pionero de estos temas en España. Además de numerosos artículos en varios medios de comunicación escribió libros como Relativismo e ideología de género o Lo que un católico debe saber sobre la ideología de género, que quiso difundir en descarga gratuita.
En su labor en este ámbito tuvo que sufrir el acoso, la intimidación y las denuncias de diversos lobbies. No era solo un teórico.
Pero todos sus talentos los quería poner al servicio de su labor sacerdotal. Creo que una anécdota ilustra mejor su pasión y que no le importará que la cuente. Es de hace un par de años, cuando estaba luchando animosamente para recuperar autonomía con la silla de ruedas después de distintos eventos que afectaron a su movilidad. Las fuerzas las sacaba de las ganas que tenía de poder acercarse a «su» confesionario y poder atender a las almas.
Me contó que le ofrecía al Señor todos los dolores e inconvenientes, y le daba gracias por le permitía ejercer las tres cosas que más le gustaban. Primero celebrar la Santa Misa. En el lugar en el que estaba residiendo le brindaban todas las facilidades. Y luego poder seguir confesando. Para ello «solo» tenía que esforzarse con la silla.
La tercera, en otro orden, era escribir. Me contó que le costaba mucho y le llevaba más tiempo cometía muchas faltas que tenía que corregir por la dificultad. No falló a ninguna de sus tres «ilusiones».
Podéis imaginaros lo que yo sentía cuando recibía puntualmente cada semana sus artículos.
El año pasado, justo por estas fechas escribió con motivo del fallecimiento de su hermana y contaba un recuerdo de lla.
Me contó mi hermana que en el Colegio les pusieron la siguiente redacción: «¿Qué esperáis de la vida?». Ella contestó brevísimamente en la redacción seguramente más corta de su vida: «Amar y ser amada». Años más tarde, una de sus compañeras, monja misionera, le comentó: «No tienes ni idea de lo que tu redacción influyó en mi vida».
Estoy convencido que Pedro, con sus escritos y su labor de almas ha provocado el mismo efecto.
Termino con el versículo de los Macabeos que a él le gustaba para estas ocasiones:
«Obra santa y piadosa es orar por los difuntos. Por eso hizo que fuesen expiados los muertos: para que fuesen absueltos de los pecados».
Don Pedro, DEP y muchas gracias por todo.
Para los que podáis. Su cuerpo será velado en el tanatorio San José de Logroño el viernes 8 de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 21.00 horas. La misa funeral por su eterno descanso se celebrará en la concatedral de Santa María de La Redonda (Logroño) el sábado día 9, a las 12.30 horas. A continuación se realizará el entierro en la intimidad.
6 comentarios
Virgen María, Inmaculada Madre de los sacerdotes, lleva a tu hijo a la presencia de Dios para que siga alabándole con los coros de los ángeles y los santos y pueda interceder por nosotros y todas las personas que fueron de su "parroquia" en la tierra.
Mis condolencias y un abrazo fuerte a todo el equipo de Infocatólica.
Descanse en paz.
Juanjo
Don Pedro me habría corrido a gorrazos si hubiese sugerido tal cosa quitándole "el regalo" de que mucha gente rezase por él. Si bien es cierto que puede haber confusión a veces, suele presentarse cuando se dice "está en el Cielo" o "está en la Casa del Padre". Marchar o ir no implica más que lo que se dice.
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