El Cardenal Osoro se hace un poco de lío con el «cierre» de parroquias en su diócesis
Las últimas declaraciones del arzobispo de Madrid, el Cardenal Osoro, me parecen que son una buena muestra de lo que intentaba explicar hace unos días sobre la importancia de los matices y de ser transparentes y delicados.
Acaba de publicar una carta pastoral a las puertas del desconfinamiento «Un camino de sentido» y me parece que se ha vuelto a liar él mismo, y con él a todos. El penúltimo párrafo empieza:
Vamos a comenzar la desescalada. Aunque se suspendió el culto, respetando absolutamente la normativa que dio el Gobierno de España, las puertas de nuestras Iglesias han estado abiertas.
No. Eso no es la verdad completa. No voy a opinar sobre si deberían o no cerrarse algunas, seguramente las que cerraron tenían motivo. Pero, ¿qué sentido tiene afirmar algo que muchos fieles han sufrido estos días? Es que es un dato. No entiendo qué persigue el cardenal. ¿No es capaz de comprender la desconfianza que genera esto?
Más bien, buenos sacerdotes han tenido sus parroquias abiertas en Madrid, incluso se han ido a colaborar en otras, han hecho el pino puente. Es impresionante. Otros lo han hecho con horario reducido y otros han cerrado a cal y canto o simplemente desaparecido.
El mismo Mons. Osoro se jactaba de chapar los templos hace un mes, algo sobre lo que tampoco voy a opinar, en entrevista a La Razón:
–El decreto del estado de alarma dejaba un estrecho margen para celebrar misas sin aglomeraciones. En la Comunidad de Madrid, usted y el obispo de Getafe suspendieron los actos y cerraron los templos. Sin embargo, el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, se resiste…
–Como arzobispo metropolitano hablé con los dos obispos. El de Alcalá ya había tomado la decisión de tener abiertas las iglesias y el de Getafe y yo decidimos cerrar. Hemos hecho objetivamente bien para impedir el contagio.
«Decidimos cerrar». Releo: «Decidimos cerrar».
Gracias a Dios aquello tampoco era verdad del todo, esas declaraciones tenían «otro objetivo» que es fácil de intuir. Pero la realidad es que muchos sacerdotes han tenido sus parroquias abiertas. Otros lo han hecho con horario reducido y otros han cerrado a cal y canto.
Y aquello ha sido posible porque los sacerdotes tienen que obedecer en este asunto, y así lo establecía el punto 5 del decreto del 14 de marzo del Cardenal que dice:
Siguiendo la tradición de la Iglesia es bueno tener abiertos los templos en la medida de lo posible para que todos los fieles puedan orar y para que se atienda a las personas que sufren. Solicito la disponibilidad de los despachos parroquiales para atender telefónicamente todas las demandas que puedan existir.
El desconfinamiento no sabemos cómo va a discurrir, pero no me parece una insensatez por mi parte volver a pedir mesura y evitar grandilocuencias. Es un buen momento para evaluar la situación y examinar las decisiones tomadas. ¿Todas buenas? Qué gran aprendizaje se puede sacar de las experiencias de estos días.
Nadie descarta que antes o después nos vuelvan a arrestar domiciliariamente y habrá que decretar de nuevo. Intentar quedar bien con todo el mundo no es un bien supremo, y desde luego no es compatible con decir la verdad.
Coda para hiperventilados: todo esto se refiere a templos abiertos, no a misas con/sin público. Aunque en el párrafo que cito el Cardenal diga, también extrañamente, que “se suspendió el culto…", de otros párrafos se puede interpretar que no es más que otra frase poco pensada.
1 comentario
Para evitar tentaciones dejo los comentarios cerrados esta vez.
Mañana comienza el "Mes de Mayo", qué buen momento para rezar por los sacerdotes y los obispos
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